martes, 30 de junio de 2009

... Uno más uno igual a tres o cuatro ...

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No soy ingeniero yo, pero algo sé de matemáticas. Cuando era un imberbe ñoño secundarioso, en el remoto año de 1996, fui a la Olimpiada de Matemáticas. Sólo para sufrir una estrepitosa derrota contra un amarillo de ojos rasgados y piel cetrina que medía la mitad que yo y usaba un peinado de casco prusiano. Bueno, en realidad no fue así. En México las Olimpiadas de Matemáticas no son como en gringolandia, al menos las organizadas por la Universidad Nacional Autónoma de México (Premio Príncipe de Asturias de Humanidades - Patrimonio de la Humanidad - Hogar de los PUMAS). Simplemente consiste en un examen dificilísimo aplicado en un salón atiborrado con decenas de ñoños pubertos, divididos en categorías tan simples como la edad fisiológica. Por lo tanto no fui derrotado por un futuro genio de Singapur llamado Sang Nang, sino por cientos de futuros desempleados o subempleados o vaya la madre a saber en qué se convertirían esos prodigios de catorce años. (Si de algo estoy seguro, y eso sin necesidad de hacer cálculos sobresalientes, sino a ojo de buen cubero, que ni el diez por ciento de los ahí presentes dejarían de ser vírgenes al año siguiente, como yo, ja). Fue la primera vez que pisé el ITAM. Y fue increíble.

Cuando regresé a mi casa y mi mama vio la luz que salía de mis ojitos (verdes, hermosos), namás me dijo: "Es muy caro, necesitas estudiar más para que te den una beca". Pots, no es por nada, pero a pesar de que no soy ingeniero yo, pocas, muy pocas veces he estudiado para algo. Normalmente, poner atención en clase, hacer los trabajos y leer los reportes son suficiente fuente de aprendizaje. No es ñoñez (bueno, quizá sí un poco), pero de que hay gente a la que le cuesta trabajo aprender, hay. ¡Pobres!

Bueno, ya he dicho miles de veces que de poder cambiar una cosa de mi vida habría cambiado la universidad en la que estudié. Nada en contra de mi Alma Mater, pero siempre la sentí como un premio de consolación, o más bien un castigo por mi prisa, por mis ganas de no quedarme esperando un año sin hacer nada. La estúpida huelga de la UNAM fue la que dio al traste con todo. Pude haberme esperado y entrar a actuaría en la máxima casa de estudios, pude en realidad esforzarme para tener la beca del ITAM, pude seguir todo el camino para entrar a Diseño de la Comunicación Gráfica en la UAM o pude conseguir la beca para Comunicación en la Universidad Panamericana. Todas opciones reales y realistas. Pero terminé yendo al cadalso de mis habilidades y al patíbulo de mis ganas de aprender.

Poco a poco fui olvidando todos los números y poniendo mucho más atención a las letras. Mea culpa, lo sé, en un mundo ideal no tienen porqué ser excluyentes, pero lamentablemente así ha sido hasta ahora. Siempre tuve la curiosidad del porqué, en una cultura occidental con base numérica en diez, de pronto hay cosas que nos sacan de onda, como ciertos parámetros con base en doce.

¿No? ¿Nunca han pensado por qué los años se cuentan por diez? Décadas, siglos, milenios. Pero a su vez se dividen en doce meses.

De por sí uno es bestia con los números y luego se lo ponen más rudo, pero bueno, eso ya es manía. No es un conocimiento tan difícil tomando en cuenta que es algo con lo que hemos vivido siempre. Pero no siempre eh.

Los sumerios, esos viejos, viejísimos seres mitológicos (no son mitológicos ya sé) a los que se les da por llamar 'La primera y más antigua civilización del mundo', tiene toda la culpa. Desde tiempos inmemoriales, se dedicaron a observar el cielo y el movimiento de los astros. Los cuales tenían un comportamiento por demás regular, por lo tanto predecible, por lo tanto utilizable. Y lo hicieron. Comenzaron a ver figuritas entre las estrellas y a ponerles nombres de animales y cosas y otras rarezas. Luego los griegos se los pidatearon y de ahí salieron los doce signos del Zodiaco.

Ajá, doce y no diez. ¡Culpa de los sumerios! Es la misma razón por la que el año dura doce meses, el día veinticuatro horas (doce por dos), la hora sesenta minutos (doce por cinco) y el círculo 360 grados (doce por treinta).

Yo no sé si lo hicieron a propósito, o si por causas de la evolución ahora hemos perdido el sexto dedo en manos y pies. Pero de no ser así, ¡vaya bromita que nos jugaron a quienes todavía contamos con los dedos!

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Por cierto, hay nuevo post (medio polémico) en:




¡¡¡ letem bi lait !!!

sábado, 27 de junio de 2009

... CAFÉ / NEGRO ...

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Zapatos libertadores en cada pie de carne o madera de cada niño grande
en cada hombre de piedra y cada vientre de palmera
(C) Ivan Leroy





Mientras caminaba por la calle, con paso seguro y la vista alzada, iba pensando en que lo hice con pleno conocimiento de causa, sabiendo incluso que podían juzgarme y acusarme de locura, manía o simplemente de desmadre, pero no me importa. ¿Por qué lo hice? No lo sé. Porque podia hacerlo quizá. Dios me dio libre albedrío para hacer lo que se me hinche la gana y pretendo hacer un uso lo más irresponsable que pueda de él, ¿qué? Es mi vida y yo la manejo como quiero, nadie me dice que hacer ni nadie me limita. ¡Y que todos los cielos se apiaden de aquel que ose coartar mi libertad!

Lo hice. Me gustaría decir que fue por un impulso, que sentí las ganas de hacerlo y al momento pasó, pero no. Fue planeado, llevaba pensándolo por semanas, tenía tantas ganas de hacerlo y hoy por fin me atreví. Lo hice. Calculé las posibilidades y resultaron perfectas. Lo hice. Salí a la calle con un zapato de un color y otro de otro. El derecho café y el izquierdo negro. Claro, todo mi atuendo combinaría a la perfección con cualquiera de los dos. Pero el haberme atrevido a hacer eso, y a propósito, fue un grito al mundo: "¡Soy libre! ¡Hago lo que quiero y me valen madres sus opinones!"

Desde el momento en que me abroché el zapato izquierdo, comenzó mi euforia. No volví a bajar la mirada en todo el camino. Veía a toda la gente a mi alrededor con desdén. Ellos no merecían pisar el mismo suelo que yo. Ellos tan, tan, tan iguales en su calzar, tan atados a una obligación de homogeneidad, ¡pobrecitos! No saben de lo que se pierden. Nada más están ahí y ahí, siendo simples e inconscientes de sus posibilidades, ja, qué risa me dan.

Yo sólo soy yo y no me parezco a nadie. No pueden estar a mi nivel, lo siento, pero tanta perfección no es mi culpa. Yo sólo la disfruto. Y sonrío. Camino con una sonrisa grande dibujada y sé muy bien la envidia que les causa mi libertad.

Pero que gran golpe de ego es éste. Soy lo mejor de lo mejor. Lo top de lo top. "¿Qué me ves?" Le digo con la vista a un tipejo que me vio de abajo hacia arriba, noté en sus ojos cierta sorpresa al mirar mis pies, y después, cuando alcanzó mi mirada, no pudo evitar soltar una risita nerviosa, pues se dio cuenta que lo descubrí mirándome. "Idiota. ¿Nunca has visto a la libertad en persona? Pobre, jamás volarás, anda, sigue tu camino arrastrándote por la inmundicia, que es a donde perteneces".

Bah, insensatos. No entienden y nunca lo harán. Pero sus risitas y miraditas burlonas no podrán jamás cortarme las alas. Volaré y volaré y si se da la ocasión, si me dan ganas, cual paloma mancharé sus pequeñas cabezas tan llenas de prejuicios y ataduras.

¡Soy libre! Lo digo y lo sostengo, se los firmo y se los cumplo. Si quiero puedo salir con un zapato negro y un zapato café y no me importa nada más. Y lo hice. ¿A dónde van todos? Ah, ¿una persona se ha desnudado en pleno Zócalo? ¿Cómo se atreve? ¡Éste era mi momento y está tratando de robármelo! ¡No Señor, no lo permitiré!

Me agacho para desabrochar mis zapatos y algo sucede. Algo no anda bien. Mi zapato derecho es negro. ¿Me habré equivocado de lado? ¡No! El izquierdo sí está bien, es el negro. El derecho es el que está mal. ¿Cómo es posible? Todo estaba fríamente calculado. Derecho café, izquierdo negro. Derecho café, izquierdo negro. ¡No! No, no, no. Esto no me puede estar pasando a mi. ¡Soy igual que ellos!

Soy simple, no soy libre. Me ha atado la homogeneidad. Soy. No. Soy ellos. Ellos son yo. Mi par de zapatos cafés deben estar muriéndose de risa en el piso junto a mi cama.

Ando con la cabeza gacha todo el camino de regreso a casa. La gente ya no me mira. Soy tan insignificante que ni siquiera merezco que digan que 'soy'. No soy yo. Ya formo parte del todo, de la chusma, de la muchedumbre, de la perrada de sol. Mañana sera otro día.

Voy a esconder mi zapato negro derecho. Espero encontrar un buen lugar. O mejor aún, ¿por qué no deshacerme de él de una vez por todas? ¿Habrá alguien a quien lanzárselo?





¡¡¡ letem bi lait !!!

jueves, 25 de junio de 2009

... Eshpeludznante (con marca'o adcento eshpañol) ...

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Mucho está pasando en este momento que mi cabeza gira que gira y sigue dando vueltas. Dicen que por un mal día, nunca te detengas, pero hoy no ha sido un mal día, al contrario. Lo mejor de todo, fue que me confirmaron que por fin, después de un par de años, voy a participar en un rodaje, con lo que lo extrañaba, lo necesitaba. La adrenalina que se siente en un plató no puede compararse con nada que se haga con la ropa puesta y entre un montón de desquiciados similares o más que uno.

Ah, se murió Farrah Fawcett en la mañana y todos los flecos crepés del mundo se alaciaron en señal de duelo. En un mundo ideal, todas las fotos setenteras de mi mamá deberían ser clausuradas por el luto. Pero no.

Yo me quedé pensando en todo lo que tengo que hacer para mañana, corregir el guión y hacer la propuesta del arte y la fotografía del cortometraje del que mis amigos, qué digo amigos, me han invitado a formar parte. Me salí de casa con el iPod y no, no tengo canciones de Michael Jackson por ahora, carezco de la computadora cuyo iTunes está sincronizado con mi iPod y por lo tanto, tiene meses que no actualizo mi playlist. Comí una saludable hamburguesa y vi que en VH1 estaban pasando el programa de hace unos años The Rise and Fall of Michael Jackson. Me pareció que algo tenía que ver, que no estaba programado, pero pensé que era por el inminente retorno del Rey del Pop a los escenarios que fue noticia hace un par de semanas. Se hablaba de que Lou Ferrigno estaba entrenándolo para que recuperara la condición física que sus bailes extraordinarios le exigían.

Bajo la lluvia, regresé a la casa y me encuentro el Twitter a punto de colapsar y toda mi limitada timeline hablando de lo mismo. ¿Qué pedo? ¡Nooooooo! ¿Neta? ¡No mamar! Y yo acabo de ver su programa. Ahhh, ¡con razón!

Tenía once años cuando vino al Estadio Azteca y ya no me acuerdo de los detalles, mucha luz y él muy pequeño, sólo recuerdo que fui inmensamente feliz y que -entonces- dije que ya podía morir tranquilo por haber visto el -entonces- mejor espectáculo en vivo sobre la faz de la Tierra. Luego vinieron U2 y Discoteque, Rolling Stones y Voodoo Lounge, Oasis y el deprimente Liam cayéndose de borracho el día de mi cumpleaños y me di cuenta que no valía la pena morir después de un concierto. Luego dejé de ir a conciertos. Snif. Re triste.

Pertenezco a la generación de los años ochentas tempranos, mi niñez estuvo marcada por el reinado de Jackson; no había de otra, no había otro Michael que él. Los escándalos de abuso de menores no hicieron mella en su fama, al menos no entre sus fans, los que crecimos tratando y fallando al hacer el 'moon-walk'. Fue hasta los noventas cuando llegó otro Michael a usurpar -aunque por méritos propios, he de reconocer- la supremacía sobre los Michael's del mundo. Ahora, cada que alguien dice "Michael", todos saben que hablan de Jordan.

Es algo extraño, no triste como cuando Benedetti, sino extraño, como un hueco que nadie sabía que existía pero que ahora se siente en toda su oquedad.

Y da miedo. Al ver en la tele sus biografías y pensar que tus ídolos de niñez comienzan a morir, lo cual te hace pensar que tus amigos se están casando uno a uno, lo cual me lleva a tener miedo del tiempo.

Estados Unidos le ganó a España y México a Venezuela. Ja. ¡Pobres, pobres de nosotros! Y pobre de mí, me han arruinado mi domingo. Por congruencia, no puedo irle a Estados Unidos, pero por masoquismo y empatía con el coyote, tampoco puedo irle a Brasil. Jamás le voy a Brasil, ni a Argentina ni a Alemania para el caso, bah. Tengo miedo del juego México - Estados Unidos del doce de agosto, aunque sea en el Estadio Azteca.

Iré a Monterrey a un encuentro juvenil de escritores, aunque llegue tarde porque el rodaje del cortometraje será dos de los tres días que dura el encuentro, pero eso no me lo pierdo. Tengo miedo, odio que las cosas se me junten. Aaaaargh.

Dije ¡Aaaaargh!




¡¡¡ letem bi lait !!!

... CUALQUIERA ...

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De rodillas frente a mí te veo llorar, te siento infeliz y te pregunto: "¿Cuánto dolor debes sufrir? ¿Cuánto tiempo más vas a aguantar?" Tu cuerpo dolido por manos que jamás fueron tuyas. Mis dedos que recorrieron un cuerpo que jamás prestaste, que me vi obligado a robar. Un sexo que se entregó a otro sin alborotarse y sin sentir.

No tienes que decirlo, lo has demostrado hasta el hartazgo. Tus labios de miel jamás se enamoraron de los besos robados que este vil hombre hizo suyos. Tus mentiras no me dañan, ya no más. Mis sentidos han desarrollado los anticuerpos necesarios para hacerte frente. "Levántate".

Recorro tu cuerpo de forma brusca y salvaje. "No abras los ojos. Te lo prohibo". Te provoco placeres que otras manos jamás comprenderían. Muerdo tus senos como quien muerde un pedazo de carne, intentando dañar, marcar para siempre tu feminidad, tu mayor atracción, tu orgullo. Dejar la huella de mis dientes alrededor de tus pezones para recordarte...
...que me recuerdes.

Penetrando la fuente de tu éxtasis, hago que te pierdas en la pesadilla que esta noche te he creado.

Hasta esta noche, tu sexo no había conocido manos tan distantes, cuerpo tan frío y placer tan falso. Pero placer a fin de cuentas.

Despido los olores de un encuentro frío con dos, quizá tres besos falsos y un puñado de miradas desafiantes. Maltratada y humillada como una cualquiera, lloras por el momento que este hombre insensato ha robado de tu cuerpo.



¡¡¡ letem bi lait !!!

martes, 23 de junio de 2009

... Telcel ayuda a los ñoños a conseguir chicas ...

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Hace unos días, doña esa me dijo que no le gustaba que escribiera tan seguido aquí porque hablo de lo mismo y de lo mismo y de lo mismo. Después de que se mordiera la lengua, se desangrara y se muriera, pensé en lo que dijo y decidí dos cosas. Una, que no me importa y dos, que no tiene razón. En junio he publicado doce entradas, y salvo los cuentos, no todas tienen la misma temática. Incluso los cuentos, aunque con el mismo personaje y una línea argumental similar, son diferentes entre sí.

Veamos:

Uno de junio: Relato del sueño de la boda de Itande.
Tres de junio: Dislate y coraje contra las mujeres infieles.
Cinco de junio: Cuento sobre un eyaculador precoz.
Siete de junio: Mi abuelo se enfermó.
Nueve de junio: Cuento sobre un masturbador crónico.
Once de junio: Queja de mi desempleo.
Trece de junio: Voy a la fiesta con Niña de fuego.
Quince de junio: Cuento sobre un threesome fallido.
Diecisiete de junio: La diferencia de edades en una pareja.
Diecinueve de junio: ¡No soy jipi! ¡No soy jipi!
Veinte de junio: Recuerdos infantiles.
Veintidós de junio: Cuento sobre el estupro.

Además de que todas hablan de mí y de mi pequeño ego y frágil susceptibilidad, no creo que haya grandes similitudes entre ellas. En fin, no importa.

Tendrá poco más de un año que en este blog (que en ese entonces era verde y naranja) conté una estrategia bastante enferma de ligar.

-Oye, ¿cuánto tiempo llevas enferma?
-Mmmm, desde el jueves, ¿y tú?
-Ayer comencé, oye, ¿a qué hora sales?
-De trabajar, a las 2, ¿por?
-Te invito un helado ¿quieres ir? Al fin que ya estamos bien enfermos.
-Sí, gracias.
-Vengo por ti a las 2.

En fin, en una situación digamos común, existiría la salida a tomar helado, quizá cine y beso en la puerta de su casa. Dos o tres salidas más y si todo sale bien, la pregunta: ¿quieres ser mi novia?

Hoy el beso fue ...
(leer más)

Resulta que ayer obtuve una nueva muestra de mi poder jaja. O de mi descaro, ya no sé cómo catalogarlo. Tuve una reunión con la gente de la radio en un Sanborn's, el único que hay por acá y en el que conozco a la mayoría de las cajeras, cosas del destino, la vida y los trotes de la misma. En fin. Años y años se tardaron en llegar y no quería esperar como ostra sentado en una mesa con las pirinolas rondándome ofreciéndome café de calcetín. Compré tres revistas y fui a saludar a una chica que trabaja en el 'departamento de telefonía celular'. (Ja).

Pláticas sin sentido ni más objetivo que el de aguardar el lento andar del segundero. Nada relevante: "No, no, ya no estoy en Cancún", "en Querétaro", "el viernes te vi pero ni me pelaste". Cosas así de interesantes hasta que, en un flashazo recordé haber visto un par de ojos y un par de nalgas, un par de horas antes ...

... Caminaba por la calle en medio de una llovizna agraz, lo suficiente para mojar mi cabello pero también para evitar que se formaran grandes charcos que hicieran que los autos me salpicaran. Entonces, con mi vista limitada por el gorro de la chamarra, creí distinguir una silueta delgada que se ensanchaba gratamente en el medio. Una mujer con licra deportiva y unas caderas de campeonato caminaba a prisa en dirección opuesta a mí. Conforme se fue acercando y el encuentro era inminente, me levanté poco a poco el gorro para tener una plena visión de ella. En cámara lenta, sus labios se curvaron hacia arriba cuando nuestras miradas se encontraron. Al pasar, un rápido movimiento de cuello me permitió verle el trasero antes de que ella volteara, porque lo hizo ...

La misma chica de las licras deportivas llegaba a la caja donde yo platicaba con mi amiga. Curioso. Había dejado de llover pero ella tenía el cabello mojado, traía en la mano un cilindro con agua para beber. Yo asumí que había ido al gimnasio (hay uno muy cerca de donde la vi). Preguntó si tenían recargas electrónicas de telcel. Mi amiga dijo que sí y yo preparé mi memoria privilegiada para retener el número que ella diera. Pero las estúpidas políticas de privacidad de Sanborn's no me dejaron. La amiga le proporcionó un pedazo de papel y una pluma para que anotara ahí su número. ¡Rayos! Ahora tendría que actuar.

Esperé a que hiciera todo el trámite, obviamente el papelito con el número le fue devuelto junto con su cambio y su ticket. Era en ese momento o nunca.

-Oye- Le dije con mi voz más seductora. -¿Me puedo quedar con el papelito?

Ella volteó, me reconoció (creo) y sonrió. Dudó unos instantes, volteó a ver a mi amiga que ya se había desaparecido (convenientemente), volteó en todas direcciones hasta que por fin dijo:

-Eaammmm, ¡sí! ¿Me llamas?

-¡Yo te llamo!

Pero no lo haré. No pronto al menos. No sé porqué lo hice, fue divertido y todo el camino de regreso a la casa tuve una sonrisa entre los cachetes. Pero bueno, al menos ya tengo un nuevo contacto para, mmm, pues a ver que ...

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lunes, 22 de junio de 2009

... REALIDAD DE FICCIÓN ...

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Fui el alma de la fiesta. Bailé tanto y tomé tanto y aparecí en tantas fotos que nadie se dio cuenta de que mi camisa tenía un hoyo en la axila derecha.

Era catorce de febrero y Daniela me había invitado a su casa, no como yo habría querido, claro; era una fiesta, la más grande y multitudinaria fiesta de solteros que habría en la ciudad. Había que ir de rojo para celebrar que no nos importaba el amor, lo único que valía la pena era la perspectiva de tremendo bacanal en la palapa junto a la alberca de la casa de Daniela.

Me había puesto mi mejor camisa, al estilo de Charlie Harper, camisa de boliche, aunque bueno, de este lado del muro se diría que es una guayabera, blanca, con dos líneas al frente, jeans normales y botas negras. No había de otra, esa noche sería mi noche.

Daniela estaba espectacular, aunque tenía los ojos más hermosos de toda la ciudad, había algo en ella que no me convencía, además, como buena anfitriona no tendría tiempo para atenderme como me lo merecía, sólo a mí, quiero decir.

Y entonces la noté y supe que ella también me notó. Rubia, ojos verdes y sonrisa hermosa, cuerpo de tentación, vestido negro y corto que resaltaba sus curvas delicadas. ¡Oh sí! Me acerqué con un vaso en la mano y lo ofrecí a sus labios. Ella bebió como posesa mientras su mano buscó la mía, mientras que yo busqué su cintura. En el camino, rocé con las yemas de los dedos el borde de la tanga que se sentía bajo la delgada y vaporosa tela de su vestido. Ella se estremeció.

Bailamos como si yo fuera Diego Luna y ella Maribel Verdú, afortunadamente no apareció un Gael cualquiera a arruinarlo todo. Cierto es que ella no estaba en sus completos cabales, o bueno, no. Mejor me gustaría pensar que al verme, cualquier traza de pudor se le olvidó para dejarse llevar al cielo al que la conduje. No había más que hacer, pero a propósito demoré el momento para hacerlo más y más deseable. Bailamos dos o tres canciones, el ritmo no importaba, ni siquiera el que nadie más lo hiciera, ni siquiera el que todos nos miraran. Ella buscaba mi boca con sus labios pero yo me apartaba siempre en el último momento, no había prisa. Suave y en un susurro le pregunté su nombre. “Maguisol” me dijo, también en un susurro y con un sutil acento francés. Eso terminó de derretirme.

Con un rápido movimiento mis dientes apresaron su labio inferior y sin más palabras, la tomé de la mano y la guié hacia el sótano. Hacía frío en las escaleras y al poner mis dos pies en el piso me detuve, sus pequeñas pero firmes tetas se estrellaron contra mi espalda.

Me volví hacia ella y nuestras bocas se encontraron furiosas. Sus muslos se tensaron y con un amago de salto mis manos los apresaron, levantándola. De película, sus piernas duras rodeándome por la cintura, sus brazos sobre mis hombros y mis manos sosteniéndola al tiempo que subían poco a poco su vestido. La llevé hasta el cancel que conducía a la cava, ahí, en el escalón que lo precedía la solté y descansó para casi quedar a mi altura.

Las bocas no se separaban más que para tomar aire mientras que ella intentaba casi sin éxito evitar que subiera en exceso su vestido. Eso me molestó un poco pero no podía ya hacer como que no me incomodaba la dureza dentro de mis pantalones. La tomé de los hombros y la giré. Quedó de frente al cristal cada vez más empañado, con una mano sostenía sus dos muñecas por encima de su cabeza mientras le besaba la nuca y el cuello y le mordía las orejas. Liberé su mano derecha que cayó delicadamente por su costado y entonces bajé uno de los tirantes de su vestido, devolví la mano a su lugar e hice lo mismo con la izquierda. Sus pezones se irguieron al instante al sentir la cercanía del vidrio frío y mis dedos los hicieron suyos de inmediato.

Le dije al oído que iba a soltar sus manos pero quería que las mantuviera sobre su cabeza. Lo hizo sin chistar. Ahora tenía las dos manos libres para recorrerla, la derecha trabajaba en su pecho mientras la izquierda se aventuraba entre sus piernas. El delgado vestido cedió pronto y la tanga, delgada también, se deslizó hacia un lado con la facilidad que su excitación proveía.

Mis dedos de serpiente profanando su intimidad la hacían gemir y moverse rápidamente. Gimió un par de palabras que no entendí. Me acerqué y entre su placer y mi respiración pude escuchar las palabras que más podrían matar mi libido.

-Tengo diecisiete- Me dijo.

Al instante, el bulto dentro de mis pantalones cedió, mis manos se retiraron y ella se volvió hacia mí, cubriéndose.

-Perdón...- Murmuró.

-No te preocupes. ¿Estás bien?

-Sí, sí, todo está muy bien, no soy virgen, pero quise que lo supieras.

-No, no. Está bien. Todo bien. ¿Volvemos a la fiesta? Oye ,¿te gustaría ser conductora de televisión? Hay un casting el martes ...







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sábado, 20 de junio de 2009

... Y despertar tan cerca de tu tibio aliento ...

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¡Traigo noticias frescas!


Son las siete con cuarenta y ocho minutos de la mañana del sábado veinte de junio de dos mil nueve y acabo de llegar a mi casa. Pero no se dejen llevar por el título de la entrada. No he despertado. Lo bueno de la ñerez inherente en mí, es que puedo poner como títulos, frases de canciones gruperas o de banda o de salsa (Me encantaría - Banda Pequeños Musical) y el refinado gusto de ustedes les impide saber de donde viene, así que queda como algo profundo e interesante que se me ha ocurrido.

No he despertado porque no he dormido, sin embargo, no hay una sola gota de alcohol en mi torrente sanguíneo, pero sí mucho gas de coca-cola en mi panza y café de calcetín en mis riñones. Reuniones de trabajo que degeneran en bacanal. Pfff.

Encontrábame yo en el Sanborn's más cercano, alrededor de las ocho y media de la noche de ayer viernes, platicando con Gabriel 'la Ardilla' y su webmaster sobre el posible proyectodenuestrasvidas generadorderiquezainmediata. Que al parecer está bien sustentado, bien definido y con los objetivos muy bien trazados. Todo esto de palabra, pero ya saben que papelito habla y el papel moneda me hace bailar. Muchas veces han intentado tomarme el pelo tratando de hacerme trabajar de gratis, pero ya no estoy para esos trotes, ¡no señor! Mi experiencia, habilidades y conocimientos se cotizan, si no alto, al menos si lo suficiente para sobrevivir de la manera en que estoy acostumbrado y me gusta. Ya sé que en época de crisis y desempleo cualquier cosa es buena, pero tampoco pienso regalarme. El lunes tengo una entrevista de trabajo por la mañana y por la tarde haré la contraoferta a 'la Ardilla' y sus secuaces. A ver que pasa.

Después de cinco tazas de café de calcetín y de desahogar las ganas enormes de hacer pis, un mensaje de 'Niña de Fuego' sacudió mi cadera: "'On 'tas, 'amos porai'?" (O algo así). Le pregunté dónde nos veíamos y llegué. Dos cocas de lata (yo, ella dos cervezas ¬¬) después nos salimos de ese antro de depravación y vicio y llegamos al bar de mi hermano, que presentaba un show cómico, mágico, musical. Me reí como un loco desquiciado ja, de verdad que hacía un buen tiempo que no me reía de estupideces como lo hice esta noche; 'Niña de Fuego' se reía a veces, pero la mayoría del tiempo sólo me miraba con curiosidad, cómo si no tuviera idea de lo que estaban hablando los comediantillos y pensara que me hacía falta alguna tuerca (y sí).

Terminando el show, salimos de nuevo, yo con toda la intención de llevarla a su casa, ella con toda la intención de seguir la fiesta. Para entonces el nivel de gas cocacolero en mi sistema era por decir lo menos, abundante. No tenía sueño y ella estaba un poco happy. Volvimos al primer antro de depravación y vicio y ¡oh sorpresa! Ahí estaba, con sus amigos, Carlos 'el Amigo'. Mi mejor amigo de la primaria, y vecino de entonces. Nos saludamos afectuosamente y comenzamos a platicar. 'Niña de Fuego' no sabía que hacer, al principio intentó entrar en la conversación (tan linda ella), pero poco tiempo pasó para que se diera cuenta que simplemente no podía seguir el paso de los recuerdos. Recuerdos que ocurrieron (algunos) cuando ella aún no había nacido. ¡Ouch!

Imagino, ahora que lo pienso fríamente, que todo el peso de la diferencia de edades entre nosotros le cayó encima en ese momento. Mi carga de memorias antiguas es enorme, cuasi-ilimitada (aunque falible, como bien lo demostraron ciertas anécdotas que serán narradas más adelante) y acaso dolorosa. La de ella no, no tanto, al menos. Y eso fue un golpe brutal para 'Niña de Fuego'. Me pidió que la llevara a su casa. Lo hice. Se despidió de mí con un beso en la mejilla. Ahí supe que se había acabado. No me pidió que la llamara como siempre lo había hecho. Se metió a su casa sin verme. Yo di media vuelta y regresé al cotorreo.

Conozco a 'el Amigo' desde que tenía cinco años y fuimos mejores amigos toda la primaria y parte de la secundaria, después cada quien tomó su camino y hoy, aunque nuestras realidades no tienen ya nada en común, lo que nos hace platicar por horas son los recuerdos, poco hablamos del presente, sólo lo básico, como marco referencial. Diferente a mi amistad con mi amigo, compañero casi hermano Anónimo (en este blog), pero ese es otro nivel.

Recordé como Cuéllar maltrataba a Ray. Como Eduardo decía tener los ojos más bonitos, tanto que hasta pupilentes azules se puso un día (iluso, ja). Éramos los defensores del universo: Carlos era Lotario, Israel el Fantasma que camina, Ray Mandrake y yo, obvio, Roldán el temerario.

Me enteré que había la opción de no bailar el vals cuando salimos de sexto. ¡Maldición, de haberlo sabido me habría evitado tamaña vergüenza! Mira que bailar con una niña con tetas incipientes, maquillaje con chapas pirujiles y tacones de diez centímetros no era tan agradable; menos tomando en cuenta que en ese entonces yo era más ancho que alto.

Supe quienes de nuestras compañeras ya eran señoras, quienes eran madres solteras, quienes se habían puesto buenísimas y al contrario, quienes habían engordado -para convertirse en- enormidades. Yo le conté quienes ya no vivían en la ciudad, o en el país, y también lo enteré del horrible y trágico traslado de Gerardo Rodríguez al inevitable valle de las calacas, hecho que sucedió en la esquina de la casa de mis abuelos.

Cuando íbamos en cuarto grado, a Carlos y a mí nos gustaban dos niñas de quinto. A él Giovanna y a mí 'la Covadonga' (nunca supimos su nombre, o quizá ese era -ja-). Tan buenos ligadores de nueve años que éramos, un dia nos tardamos en que notaran nuestra existencia. Al día siguientenos mandaron decir con sus hermanos que dejáramos de espiarlas en el recreo. Y ese fue el fin del idilio. 'La Covadonga' está ahora guapísima, buenísima y solterísima, pero ya no me gusta, se parece demasiado a su hermano amenazante y creo que un día de estos se nos queda calva.

Me acordé de Rebeca a quien ya había olvidado. Llegamos a la conclusión de que el mejor año fue tercero, cuando nos tocó a los cuatro en el mismo salón y además estaba Selene, Rebeca, Mónica e Isis. No, si nada más nos faltaba cantar como en Código Fama. A Ray, la maestra Alejandra lo castigó poniendo pegamento en su butaca y sentándolo ahí toda la hora del recreo; sobra decir que llegó a su casa con el pantalón puerquísimo. En otra ocasión, mandó traer una falda y un moño de la tienda de la escuela para ponérselos. Visto en retrospectiva, esa maestra debió ser consignada por abuso. Pero como era Ray, y todos maltrataban a Ray, a nadie le importaba.

Carlos es auditor de calidad en Panasonic. Rebeca se perdió en algún momento después de la prepa. Ray es misionero en Italia. Selene se casó el año pasado en Oaxaca, aunque ni ella ni su ahora esposo son de allá, nadie fue a su boda. Israel es chef y tiene su propio negocio de comida para llevar. Mónica también está perdida. Yo tengo un blog. Isis es bióloga marina, está soltera, sin trabajo y sin compromiso.

¡Aaaah, Isis! ¡Cómo me gustaba! De esas gustaciones a los siete años cuando todo es irrelevante, menos la vista de su cabello castaño claro muy claro ensortijado y sus pequitas hermosas sobre su cara. ¡Por supuesto! Ella tiene la culpa de mi fetiche por las pecas. El dulce amor de mi niñez temprana vive en Tijuana.

La pregunta es: ¿Correré a sus brazos? ¿O a los de Ella?


Son las nueve con trece minutos del sábado veinte de junio de dos mil nueve. ¿Cuánto me tardé escribiendo?

Dormiré ...




¡¡¡ letem bi lait !!!

viernes, 19 de junio de 2009

... It ain't me, it ain't me ...

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Algunos de los invitados a estas letras del señor, también son invitados a compartir mis deslates facebookianos que ni tanto dan de que hablar por allá. Si no te gusta ver mis fotos o saber de qué o quién soy fan, al menos alguien llenará tu página de inicio con tests inocuos, todo sin el afán de molestar a nadie (a menos que esa sea específicamente la meta), ni ofender a las buenas conciencias que tienen a bien mantenerme como su amiguito virtual. Tests que sirven enormidades cuando uno no tiene mucho que decir, o sí, pero no a la gran audiencia.

Hace un par de días, hice un test sobre jipitud, hippiez o como sea. ¿Qué tan hippie eres?, decía, y mi resultado fue un poco extraño (por no decir semánticamente imposible):

Eres el némesis del antihippie. Por ti, que no existieran : les darías una buena ducha caliente con harto jabón, y les cotarías esos mechones apelotonados de la cabeza; tu pensamiento al verlos : ¡estudia o buscate un trabajo y dejate de fumar hierba!! Te falta un poco de alma hippie... hace bien!! date una vuelta por san pedro, o por brazil, y desintoxicateeeee de la neurosis!!
(sic)

No soy jipi, creo. Si sí, por favor háganmelo saber porque no me gusta vivir en el error. Me baño todos los días a veces hasta dos veces, quizá con la excepción de algunos domingos que de plano están como para regalonear en la cama (preferentemente acompañado) todo el re santo día. No creo en la igualdad entre los hombres y la naturaleza, no me importa especialmente el cuidado de los árboles y del agua y de los animalitos de la creación. Me dio risa cuando Barack Obama despanzurró a una molesta mosca con sus manazas de negro. Mi argumento para no tirar basura tiene que ver más con el hecho de que la calle de mis abuelos se inunda hasta las patitas cada vez que llueve medianamente fuerte (gracias gobiernos perredistas, así sí gana la gente). No uso sostén así que no quemaría uno. Aunque no estoy taaaan en contra del amor libre (que no el poliamor), suelo ser un asiduo practicante. Me gustan las estrategias de guerra, soy fans de Tzun Tzu y de la Segunda Guerra Mundial, hasta leí un libro más ancho que alto sobre la historia del Tercer Reich, bueno esa es otra cosa; pero de hacer la guerra a hacer el amor obviamente prefiero hacer el amor (si es después de la guerra, ¡mejor!).

Bueno, no creo ser un jipi, no en la definición más ortodoxa al menos. Pero toda esta explicación viene a cuento porque estoy a punto de hacer una confesión fetichista que podría resultar polémica (o no).

Me gusta la comodidad al vestir. Nada apretado. Me gusta que mis pantalones tengan ventilación en las rodillas, bajo las nalgas y quizá en la entrepierna. Los puños de la mayoría de mis suéteres están raídos por agarrarlos o arremangarlos. No me es relevante si los cuellos de las camisas están o no derechos. Lo más importante acaso, es que no me gustan los calcetines. Disfruto estar en chanclas, sandalias o huaraches, aunque si se pudiera, me pasaría la vida descalzo. Eso no es ser jipi ¿o sí?

Lo malo de trabajar por proyecto es la inestabilidad y la pobreza, pero lo bueno es que no tienes que vestir de cierta manera, porque aunque en mi área, el código de vestimenta puede ser un poco más relajado que en otras, cierto es que mis pantalones rotos y mis chanclas en cualquier oficina no serían taan bien vistas. Vaya, ni en Cancún nos dejaban usar sandalias, ni bermudas, y eso sí era una tortura, pero en fin. Todos estos días me la he pasado en mis huaraches favoritos, que aunque tienen la gran desventaja de permitir el paso de la tierra (o el agua, ahora que llueve cada hora) a mis sensibles patas, son lo más cómodo del mundo. Y ayer caminaba alegremente por la calle pensando en eso.

Algunos de ustedes, los que ponen atención, saben que el fin de semana salí con 'M' (a)Niña de Fuego.

Cuando la vieron por primera vez mis amigos dijeron: "¡Pero es jipi!". "Ajá, ¿y qué?". "No, pus' nada". Ya había dicho que es fotógrafa, artista visual, hace cortometrajes, además de español habla inglés, francés, italiano y serbio (¿Cómo pa' qué? No sé). Tiene 19 años y besa rico. Con esos ojos, y esos labios. ¡Aaaaargh!

Hoy, debido a mi pauperrimez, Niña de Fuego tuvo la amabilidad de invitarme al cine, sólo la entrada porque tampoco se trata de explotar a sus papás, aunque como ya había comido, no extrañé las palomitas ni el refresco. Bonitos nos veíamos, yo creo, los dos de jeans con huaraches, yo tenía una sudadera con gorrito y ella una blusa de manta. Mi barba crecida y mis pelos enlargueciéndose cada día más. Sus pelos abundantes cubiertos por una como cosa que no se que es, como la de la foto pero roja.

¡Aaah, la vida y la juventud!





It ain't me,
it ain't me.
I ain't no millionaire's son.
It ain't me,
it ain't me.
I ain't no fortunate one.



¡¡¡ letem bi lait !!!

miércoles, 17 de junio de 2009

... Catorce y doce ...

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Dicen que lo más difícil del mundo son las relaciones de pareja. Precisamente por eso, porque no siempre se es 'parejo', bueno si quieren lean y comenten allá, que esto trata de otra cosa no tan diferente.

Cuando salí de la secundaria -contra lo que todos puedan pensar- aún era virgen. Cachondeando, probando y manoseando y sido manoseado y chupeteado y demás, pero así así así, técnicamente mis cositas no habían conocido cositas femeninas junto. Por lo tanto era virgen (por más cagado que se escuche el término).

Entonces, yo salí de la secundaria, y después de muchas diligencias, me instalé en la prepa y me enamoré como un estúpido, de Laura, que por cierto, era dos años más chica que yo. Yo tenía catorce y ella doce, ¿ajá? Yo, ñoño y precoz ya iba en la prepa y ella apenas entraba a primero de secundaria. Mi hermano, al mismo nivel ñoño y precoz sólo iba un año escolar abajo de ella y eso no hacía más que recordarme la enorme diferencia que a esas alturas representaba la edad. Trauma que aún no logro superar. Creo.

Hoy, platicando, doña esa se quejaba de que los hombres de nuestra edad se quejan de que las mujeres de nuestra edad no se fijan en hombres de nuestra edad, sino en hombres más grandes, entonces ella reclama: "Porque los hombres de nuestra edad sólo se fijan en chamaquitas". Por ejemplo, una de veintimedios con uno de treinta y algos, mientras uno de veintimuchos se muere por ella, pero a la vez anda con una de veinte. Todo un show que a veces, la mayoría de ellas, ni siquiera yo entiendo. Y es que yo creía ya estar más allá del bien y del mal. ¡Oh, iluso!

Mi mejor amigo, compañero, casi hermano que se casa este octubre (y que me ha pedido el anonimato en este blog) y yo, teníamos un rango de edades permisibles para novias. Dos años arriba y dos años abajo. Casi lo rompo una vez, pero Denisse era sólo un año y siete meses más grande que yo. Toda la prepa y la universidad y la maestría y en los trabajos, siempre, siempre me relacioné (en relaciones serias, claro) con mujeres dentro de ese rango.

Hasta que llegó Ella con su nosédescribirlo y sus aaarghmeencantan y todo lo que tiene y es y poquito a poquito, casi sin hacer ruido se me metió muy dentro hasta que me fue imposible siquiera pensar en querer arrancarmela. Y no importó que, en medio de mis traumas ancestrales, ella fuera cuatro años y cinco meses exactos menos vieja que yo. Claro, las cosas pasan y lo que sube baja y lo que comienza termina, o cambia, o no. Pero siempre creí que no importaba la diferencia de edad, aunque inconscientemente me molestaba. No por el número en sí mismo, sino por lo que representa: escuela, trabajo, limitada libertad, toque de queda, etc.

Ahora, si aplico la teoría del rango en este momento, mis opciones se ven limitadas a tooodas las mujeres de entre veintinueve y veinticinco años, que no suena mal, pero ¿les cuento un secreto? Justo ahora quiero algo, a alguien más bien, que objetivamente está muy, muy, demasiado fuera de mis alcances. O tal vez no. Dicen que si lo deseas con todas tus fuerzas y tu corazón es puro, todo es posible. Así que ... Bueno, que sea mi regalo por portarme muy muy bien y de cumpleaños atrasado ¿ok?

Modo cascarrabias on:

¿Qué pasa con la juventud de hoy en día?

Una chica, que conocí, dice que tiene diecisiete años, y yo no le creo. Pienso que sólo trata de tomarme el pelo con respecto a su edad y que algún día la descubriré, o ella solita. Pero si sí, si sí es verdad que tiene diecisiete años, me voy a ir al infierno:

VM dice: (05:42:27 PM)
Hola!!!!
VM dice: (05:42:40 PM)
Estoy comiendome una nieve de vainilla.
... Luisz ... dice: (05:42:54 PM)
me das?
VM dice: (05:43:25 PM)
Claro que no, a que juegas jajajaja
... Luisz ... dice: (05:43:46 PM)
a que me gusta la vainilla
... Luisz ... dice: (05:43:50 PM)
pero mejor no
... Luisz ... dice: (05:45:30 PM)
luego me muerdo la lengua
VM dice: (05:46:07 PM)
que pues?
VM dice: (05:46:08 PM)
jajajajaja
VM dice: (05:46:08 PM)
Esta rica.
... Luisz ... dice: (05:46:33 PM)
ya sé, pero eres egoista, no quieres compartir jaja
VM dice: (05:47:02 PM)
Ni modo, asi es la vida; que vida mas triste.
VM dice: (05:47:54 PM)
cof cof
VM dice: (05:47:58 PM)
van a ser las seis!
... Luisz ... dice: (05:48:16 PM)
malestar en la garganta por comer nieva (sola)
VM dice: (05:49:01 PM)
No seas malaleche, no pasa nada si me la atasco sola y me la embarro por todo el cuerpo y despues lo lamo lentamente.
VM dice: (05:49:01 PM)
jajajaja
... Luisz ... dice: (05:49:39 PM)
no tienes una lengua tan larga
... Luisz ... dice: (05:49:40 PM)
o si?
VM dice: (05:50:00 PM)
jajajajaja
VM dice: (05:50:11 PM)
Puedolamerle hasta la punta de a nariz, toda la barbilla, los brazos, las piernas
VM dice: (05:50:14 PM)
claro que si
... Luisz ... dice: (05:50:56 PM)
el ombligo?
VM dice: (05:51:27 PM)
jajaja no juegues
... Luisz ... dice: (05:52:07 PM)
bueno, es que todo el cuerpo
... Luisz ... dice: (05:52:11 PM)
es TODO EL CUERPO
VM dice: (05:58:58 PM)
ehhh queria parecer sensual, pero no lo es
... Luisz ... dice: (06:01:04 PM)
(pecadoraaaaa)
VM dice: (06:01:58 PM)
jajajajajajaja
VM dice: (06:01:59 PM)
yo
VM dice: (06:02:02 PM)
yo no dije nada.
VM dice: (06:02:06 PM)
ya me ire a casa
... Luisz ... dice: (06:02:31 PM)
te portas bien ...

¿Qué onda con esta niña mano?

Modo cascarrabias off.

¿Cómo hay que responder cuando se es acosado por una chiquilla de diecisiete años?

Se aceptan todo tipo de soluciones. Plis.



¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 15 de junio de 2009

... DOS POR DOS ...

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Juro por Dios que jamás lo vi venir, era un día cualquiera en el que todo me sale mal. Claro está que todos los días son así, todo me sale mal siempre, pero en cuanto las vi supe que la historia estaba por cambiar.

Como de costumbre, me desperté tarde y no tenía ganas de ir a trabajar, mis ojitos de regalo hinchados por tanto dormir se negaban a abrirse, así que, a tientas salí de mi cama y me dirigí al patio de atrás para prender el bóiler. De verdad es increíble como, a pesar de llevar ya dos años viviendo en esta casa, seguía sin poder recordar que cada trece días, religiosamente se termina el cilindro de gas y hay que cambiarlo. Como podrán adivinarlo, hoy me bañé con agua fría a las cinco y media de la mañana. Media hora más tarde de lo usual.

Cada una de las estrías de mis brazos que son mi orgullo de ex físicoculturista se quejaban por los picotazos de las heladas gotas hechas chorros que no cesaban mientras me enjabonaba las piernas. Mis muslos aún duros, pero delgados, habían perdido el ancho volumen que solían tener apenas hace poco, antes de llegar a la Ciudad de México huyendo de la ignominia en la que había caído en el pueblo. ¡Malditos esteroides anabólicos y maldito pseudo doctor soplón! Me arrepiento, quizá hubiera tardado el doble o el triple de tiempo en ganar el concurso de Mister Pichucalco, pero me habría ahorrado la vergüenza de haber sido descubierto y echado a patadas de las competencias de físicoconstructivismo de por vida. Ahora tenía que conformarme con ser instructor en un gimnasio gratuito de medio pelo propiedad del gobierno de la ciudad.

Jhonny me llaman mis alumnos, bueno, me gusta decirles que son mis alumnos, aunque en realidad lo único que hago es limpiar con cloro y desinfectante los aparatos, las barras y las pesas, si acaso aconsejar a la gente en sus rutinas, pero la verdad es que nadie espera de mí nada.

No soy un hombre feo, soy maduro pero en mis buenos tiempos -y cuando tenía mi auto deportivo, y todo mi cabello- levantaba de dos a tres mujerzuelas por kilómetro. Claro, a ellas siempre les llama la atención un par de duros y fuertes bíceps, ni qué decir de las piernas y las nalgas. Pero ahora debía darme por satisfecho cuando Margarita, la puta más barata de La Casa de doña Eva, el burdel del barrio, accedía a salir conmigo después de haberle invitado un par de copas de coñac.

Lo más interesante que pasó en el día fue que llegó un nuevo alumno, gordo y sudoroso que me hizo trabajar el triple, primero ayudándolo a cargar los discos de peso que su rechoncha y bofa humanidad no aguantaban y después limpiando y secando cada que se bajaba de algún aparato. También me divertí un poco viéndole la tanga que se le transparentaba a una chica que hacía abdominales furiosamente, lo cual, con el paso de las repeticiones, provocó que sus licras se bajaran hasta mostrarme, que la diminuta ropa interior resultó estar rota y sucia y me dio mucho asco.

El último alumno se fue pasadas las tres de la tarde, me bañé y me fui al centro, quería comprarme ropa. El pesero no traía letreros y el chavito que aseguró que sí llegaba hasta Corregidora, no tardé ni cinco cuadras en darme cuenta de que me había equivocado, o mejor dicho, el chavito me había timado. Furioso, me bajé golpeando la lámina de la unidad, el chofer me dirigió una mirada asesina pero no me importó. Hacía calor y no quise caminar, entonces me metí al metro.

Ahí, me topé a las güeras más güeras que jamás había visto en la ruta Buenavista - Ciudad Azteca. Llevaban mochilas de viajero así que supuse que no eran mexicanas; tenían a todo el vagón mirándolas. Una era delgadita, chaparrita y de facciones muy finas, y la otra era más alta, aunque no tanto como yo, un poco llenita y bonita, aunque cachetona. Yo quería verlas más de cerca, así que despacio me fui abriendo camino hasta llegar a dos metros de ellas. Desde ahí, se miraban muy jóvenes, no más de veinticinco años, casi demasiado fácil para el viejo lobo que había sido.

Comencé mi estrategia, moviéndome a la par que ellas, logrando empatía, si una se acariciaba el cabello, yo hacía lo mismo, si la otra veía la hora, yo levantaba el brazo y me miraba la muñeca, aunque no usara reloj. Ni dos estaciones pasaron cuando por fin me notaron, divertidas comenzaron a juguetear conmigo, a coquetearme. “¡A huevo!” Pensé. Sabía que hoy iba a ser mi día. A la siguiente parada, pude acercarme hasta llegar junto a ellas. Con mis manazas las tomé de la cintura y así, salimos sin decir una palabra. Como Pancho Villa, me regodeaba en mi egolatría mientras nos cambiábamos de andén, obviamente iríamos a mi casa.

Cual gentil caballero, me ofrecí a llevar sus maletas, para mí no era problema, aunque disminuido, mi cuerpo aún era lo suficientemente fuerte para hacerlo. Ellas me miraban enternecidas con mi gesto. No hablaban inglés ni español, pero ya sabíamos a lo que íbamos, no había necesidad de hablar.

Al llegar a casa, de inmediato corrí a la habitación, tomándolas a cada una con una mano. La primera en lanzarse a la cama fue la gordita, vestía un pantalón pescador que salió volando junto con sus chones antes de que yo pudiera darme cuenta, sus piernas se abrían ante mi revelándome un hinchado y rubio pubis. Con señas le indiqué que se quitara toda la ropa mientras su amiga, de pie en la puerta y en actitud desafiante me pedía lo mismo a mí. Yo, con un movimiento de cabeza le pedí que se uniera, ella era la que más me gustaba, tenía una falda amplia que le llegaba a las rodillas y un top militar que apenas y cubría sus pequeñas, pequeñísimas tetas. Me gustaba por un extraño y bizarro fetiche incumplido de mi vida, jamás me había cogido a una flaquita chaparrita y me imaginaba que sería muy fácil moverla.

La gordita me ayudó a desnudarme por completo, afortunadamente estaba casi recién bañado así que por eso no me preocupé. Me acosté sobre ella y le metí el pito que ya estaba a reventar, me ponía las manos en la cara impidiéndome ver, pero no importaba, estaba gozando de lo lindo. Después de dos o tres embestidas, sentí que la flaquita se acomodaba detrás mío, sentía sus rodillas huesudas en mis corvas y de pronto, con una fuerza que me sorprendió, me tomó por la cintura y me levantó, quedé en cuatro puntos con mis manos sobre las tetotas de la gordita, cuyas manos en mi cabeza no me dejaban voltear hacia atrás, un frío extraño me recorrió el espinazo, la flaquita me clavó las uñas en las nalgas, escuché el inconfundible sonido de un fuerte escupitajo y sentí humedad en el culo, como pude, despacio volteé hacia abajo y conté cuatro en lugar de dos, dos en lugar de uno.

-¡Verga!- Pensé.

-¡Aaaaaaaaaaaaargh!




¡Vayan, hay puerta abierta!





¡¡¡ letem bi lait !!!

sábado, 13 de junio de 2009

... Con labios de mujer fatal ...

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Soy un maniático, que no es lo mismo que maniaco, creo, no soy psicólogo, pero, desde el mes pasado me dio la cosa rara, la cosa bonita de querer escribir los días pares del mes. Y este junio, lo estoy haciendo los días nones. Después, desde que estoy escribiendo lo que INDESEADA llamó: "La saga de Jonás", pero que yo llamo (y esto es primicia eeeeeh) "Coitus Brutus".

Y hoy iba a publicar otra entrega de esta serie, pero sucesos importantes me obligan a interrumpir mi propia secuencia -y quienes me conocen, deben saber con certeza lo mucho, muchísimo impresionante que me cuesta hacer esto-.

"... Hoy para mí, es un día especial, puede ser mi gran noche, y al despertar ya mi vida sabrá, algo que no conoce..."

Bueno, hoy es la fiesta de cumpleaños de un muy buen amigo, ex compañero de trabajo en la radio, muy VIP la cosa, con invitación facebookera de por medio (¿ven? ¡Sí existo!), y me emociona la idea de encontrarme con antiguos colegas, colaboradores y por qué no, hasta jefes, incómodos todos ellos, pero bueno, no les digan nada porque desempleado como ando, serían buenos contactos del medio. En fin, que otra de las ventajas de ir al cumpleaños de Toño, es que a Cris-cris-cristina siempre le cayó mal mi compañerito de conducción, así que no hay posibilidad alguna de encontrármela ahí. Siento feo, pero por ahora prefiero evitar confrontaciones, con ella. No quiero pelear, no tengo ganas, por mucho que se esfuerce en hacerme enojar, no quiero. ¡Que no!

También, seguramente me encontraré a Gabriel Helguera "La Ardilla", que según dicen las malas lenguas (mi mamá dice que le dijeron), pronto va a ser director de una estación de radio, así que voy a ir haciendo labor de convencimiento desde ahora ja. ¡Ah qué guapas hermanas tiene! Digo, claro, ya están casadas ambas, pero bueno, una de ellas iba conmigo en la secundaria.

Ah, quiero hacer un paréntesis (enoooorme) para pedir una sincera disculpa a mi gurguruless por la falta de cuento este día, pero ya está programado para ser publicado el lunes, ¡no temer!

Oh, y otra cosa, aunque voy a ir a la fiesta acompañado de Cori-cori, no es mi plan permanecer todo el tiempo con ella. Recién conocí a una chica fascinante, amiga de Toño y en la fiesta será la oportunidad perfecta para comprobar lo mucho que me encantó y que ella se de cuenta de que yo le encanto. Artista audiovisual, con unos labios de concurso envolviendo una sonrisa traviesa, fotógrafa, lectora endemoniada, y un largo etcétera de afinidades. El único, pequeño, chicuelo, chamaco, mozuelo problemillillilla es que tiene unos cuantos años menos que yo. Afortunadamente, no tantos como para que exista el riesgo de pena corporal en mi contra (legalmente hablando, de lo otro, ¡oh Dios, espero que sí!).



... Lolita, me excitas
perversa piel de melocotón

Niña de fuego con labios de mujer fatal
como se entere de nuestros juegos tu papá ...

... vas a arruinar mi reputación ...



Volveré a contar ...


El lunes se inaugura:




¡¡¡ letem bi lait !!!

jueves, 11 de junio de 2009

... Cuando tuve, te mantuve ...

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Muy aparte del reciente mini-debate facebookero, en el que se pone en tela de juicio mi existencia, yo me siento muy real. Si me pellizcan la nariz, me duele; si me rompen el corazón, sangro; si me ignoran, me desespero.

Jamás he dañado a un ser humano, conscientemente, creo; también soy muy obediente y ¡oh cielos! Vaya que protejo mi propia existencia.

Pero yo creo que sí existo, aunque se ha dicho de mí que puedo ser un robot, que soy virtual, incluso que estoy en la imaginación de todos y cada uno de ustedes. Pero, ¿no podríamos ser todos virtuales? ¿Un sueño con los ojos abiertos de un escarabajo gigante en un espacio vacío? ¡Rayos! Hay tanto que no sé de astrofísica ...

Pero tampoco puedo negar que, en retrospectiva, mi vida parece un gran sueño. Según los clichés de vida normales en el resto del mundo, he vivido mucho en poco tiempo. Ya he estado a punto de casarme, ya he vivido con una mujer, casi he sido padre y también casi estuve a punto de irme al inevitable valle de las calacas. He vivido y trabajado en diferentes lugares, he conocido otras ciudades del país, y aunque aún tengo el pendiente de salir al extranjero en plan de turista naco, al menos mi pasaporte viejo tiene un sello de Hungría. Ya sé, es muy raro por no decir que no es normal que el único viaje al extranjero de alguien haya sido a Hungría, es más, creo que ni los búlgaros o rumanos han ido sólo a Hungría. En fin.

Un número indeterminado de mujeres han pasado en tiempo real por este blog y letras y sentimientos reales o virtuales les han sido dedicados. Otras tantas han visto su historia conmigo en supuestos pasados retratada aquí. Y una (bueeh), una es la responsable del nombre del blog. Belén mi hamburguesa gurguruless que me despertó un día de 2005 con un mensaje en mi celular que decía: ‘Hola galletita de vainilla, soy tu admiradora, creo que eres muy guapo’, o algo así. Tenía un número nuevo, que obviamente yo no conocía y quiso embromarme, y lo logró, pero desde ese día adopté el nombre o pseudónimo o nick o identidad de La Galleta de Vainilla. Yo quise ponerle el apodo de Atole de guayaba pero no tuvo éxito.

Todavía hay mucho, muchísimo que contar de mi historia, y aún así, el pasado no se compara al completo y total ostracismo al que se traduce mi actualidad. Ya dije hace dos o tres posts que algo de lo peor que puede pasarle a un hombre es tener problemas en el trabajo. Yo no tengo problemas en el trabajo, simple y sencillamente porque no tengo uno, hasta este día, no he recibido respuesta satisfactoria de ninguno de los lugares, empresas, agencias, medios o puestos de tiangüis a los que he enviado o llevado mi currículum. Los detalles del porqué no tengo trabajo me los guardaré, pero ¡carajo! Que ya me urge tener un empleo, me aburro como ostra caminando por el centro buscando letreros de vacantes, me arden los ojitos de ver miles y miles de ofertas para vendedores en internet, me mancho mis manitas con el periódico buscando en el aviso oportuno, me chirrian los oídos cada vez que escucho (o los ojos cada vez que leo) un “¡Nosotros te llamamos!”.

Me quiero ir de vacaciones la siguiente semana pero también quiero tener ya algo que me lo impida, o sea un empleo ja. Por cierto, si les sobra uno, o saben de alguno, avísenme. Voy a donde sea y hago lo que sea (menos vender). Sé cocinar rico, dar masajes sensuales con final feliz, ya aprendí a barrer y a trapear y tengo amplio criterio y excelente presentación.

Y si resulta que sí soy virtual y sí soy producto de la imaginación de todos ustedes, no sean gachos y mejor imagínenme millonario, ¡les prometo que los invitaré a visitarme al cielo de los ricos!




¡¡¡ letem bi lait !!!

martes, 9 de junio de 2009

... ¡NO SEAS GACHA! ...

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- ¡Cochino, cochino con razón!

La oí sin escucharla. Mi sentido del oído se concentraba en los gemidos de Raven Riley, ignorando el hip-hop de fondo y los gruñidos del güero que la sodomizaba ante mis ojos, en la pantalla de mi laptop. No sé porqué, si siempre he sido fanático de la piel blanca, me gustan y soy fiel seguidor de los porno-clips de Raven Riley. Debe ser la carita de traviesa que siempre pone antes de chupársela al güey en turno, o la forma en la que mueve sus caderas cuando monta macho, su desfachatez o ambigüedad al coger con hombres y mujeres por igual, o no sé. Pero me gusta. Y mucho.

Yo estaba conectado al Limewire bajando un clip en alta definición titulado: ‘My sister’s hot friend Raven Riley’. No lo tenía, o al menos no con ese título, mira que en Limewire uno nunca sabe qué es lo que realmente está descargando. Llovía. Con la laptop enchufada al no-break, no temía la posibilidad de una descarga eléctrica que me impidiera seguir bajando el video. Sin embargo me levanté a cerrar la ventana para que no salpicara ni gota de agua a la maraña de cables detrás de la cama.

Al mismo tiempo, en el messenger, hablaba con ella. Con la dueña de mis desvelos y mis quejumbrosidades. Habíamos estado juntos poco tiempo, pero suficiente para haber sido, los dos, los más intensos del mundo. Ahora estábamos separados, pero eso no nos impedía seguir hablando, mantener el contacto, no perdernos.

El iTunes mostraba en el messenger que ella escuchaba una canción de u2. La conocía bien, la habíamos visto y escuchado juntos en un capítulo de Friends. Y la situación harto se parecía; la lluvia, la nostalgia por el tiempo juntos, las ganas que nos teníamos, el agua cual cascada en la ventana y yo aventuré la pregunta: “¿Tú quisieras verme? ¿Pronto? Yo sí”. Tras dos largos minutos que se tardó en contestar solamente alcanzó a decirme: “¿Hoy?”.

Porque en ese momento el cielo destelló espectacularmente. Con el inminente tronido que venía, la luz de toda la calle se apagó. Tan fuerte fue el impacto que el no-break chillaba y la descarga de mi video se había puesto en pausa. No había Internet, no había televisión, no había señal de celular, el teléfono de mi departamento es inalámbrico y Raven Riley me guiñaba el ojo a través del botón de preview del Limewire. No lo pensé mucho.

Cerré las cortinas de mi habitación pero dejé la puerta abierta, no había nadie de cualquier modo. Raven le hablaba en inglés al pito de un tipo cuya cara no se veía, pero ella lo miraba como si no hubiera más vida en todo el mundo. Yo me bajé el pantalón y los calzones con rapidez para descubrir por completo el mío propio, ya completamente erecto.

Me recosté en la cama, con el quicktime a pantalla completa, me puse la laptop en la panza y comencé a masturbarme. El pito del tipo aparecía y desaparecía casi entero entre los labios y la lengua de Raven, la perspectiva me dejaba fantasear con que era mi propio pito el que esa diosa del porno paladeaba. Poco después, ella se montaba a horcajadas sobre él, no sin antes embarrarse con su abdomen en el pito parado. Despacio se fue clavando a sí misma y gritaba y gemía espectacularmente.

La toma cambió, y mi excitación ya cercana al clímax disminuyó. En la pantalla, Raven Riley desnuda y pierniabierta preparándose con un rosado caucho para ser sodomizada. Corte directo al culo parado y oferente de la estrella y el mismo pito del mismo tipo abriéndose paso entre sus nalgas, profanando su esfínter.

Mi mano derecha, frenética sacudiéndome el pito de arriba abajo con ansias. Mis ojos fijos en las nalgas de Riley abiertas por sus propias manos de uñas largas y rojas. Mis oídos atentos a los grititos mezclados de dolor y placer. Mi boca salivando, mi garganta aclarándose y mi corazón latiendo más y más. Ya estaba cerca de venirme cuando creo oír a lo lejos una voz familiar.

- ¡Cochino, cochino con razón!

Seguido del inconfundible sonido de una puerta al ser azotada. Ya no pude concentrarme más y mi pito empequeñece al tiempo que dentro de mi mano comienza a derramarse un fluido viscoso. Las piernas me temblaban y las rodillas no me respondían, así que por más que lo intenté, no pude correr tras de ella. ¡Que bueno! Habría sido comiquísimo, con los pantalones y los calzones en los tobillos y mi mano aún agarrándome fuerte el pito. Lo único que pude hacer fue gritarle:

- Si quieres quedarte a ayudarme, eres bienvenida. Pero si te vas, déjame mi llave en la mesita de la entrada, ¡no seas gacha!





¡¡¡ letem bi lait !!!

domingo, 7 de junio de 2009

... 23:4 ...

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Yea, though I walk through the valley of the shadow of death, I will fear no evil: for thou art with me ...



Hoy, en México se celebra conmemora el día de la libertad de expresión, digo, El Día de La Libertad de Expresión.

Para mi abuelo, Papá E., es casi casi como un segundo cumpleaños. Si le pican al link, leerán cosas como ésta:

Por casi veinte años, mi abuelo dirigió un periódico en mi ciudad. En realidad él lo hacía todo: reporteaba, tomaba fotos, las revelaba, escribía, corregía estilo, armaba las páginas, las llevaba a la imprenta, las recogía de la imprenta y las distribuía.

Mi abuelo cumplirá ochenta y un años el siguiente mes, y habría sido el más feliz si en sus tiempos hubiera habido una apertura como la actual en los medios, en la prensa particularmente. No quiero ni siquiera pensar en la posibilidad de que no podamos celebrarle su cumpleaños. Porque esta semana estuvo enfermo, y me dio (a todos en realidad) un susto tremendo.

Porque Papá E. nunca había tenido problemas cardiacos, pero haciendo memoria, dos de sus hermanos murieron de infartos, el primero, Valentín, en su casa, solo, re-triste; y el segundo, al hacer un esfuerzo en el retrete, su corazón no pudo soportarlo y reventó, dicen que sus últimas palabras fueron: "Éste es el principio del fin". Claro, no podría ser de otra manera, escritor fantasioso como era, mi tio Jesús Pavlo (él así escribía su apellido, yo qué). Y resulta que mi abuelo tiene pedillos en su corazón, que son esperables por la edad, vamos, nada que no se haya visto jamás, y aunque de cuidado, no son graves. Dentro de ...

Es tan necio, apenas el martes pasado se fue solito, en metro y en camioncillo a La Merced a comprar cosas para surtir su negocio. Tan celoso es él de su biznez que no ha permitido jamás que nadie lo acompañe, aunque por propuestas y ofrecimientos no ha quedado, siempre que yo (u otro de sus nietos no favoritos) le he dicho que lo llevo, dice que mejor no, que vende lo que tiene o que llama para que se lo lleven. Ya cuando ve que no iré, se va a escondidas. Terco como mula, oh sí, así es mi abuelo. Supongo que se transmite genéticamente ...

El martes que se fue, se sintió mal al regresar a su casa, pero testarudo, no le dijo a nadie hasta el día siguiente que de plano se sintió peor. Entonces mi mamá lo llevó al hospital, a sus análisis, estudios y toda la cosa. Me mandó un mensaje al celular y por primera vez me sentí tan estúpido de estar lejos.

Cuando me fui a Cancún (obvio, yo pensé que iba a durar mucho tiempo allá), no pude quitarme por semanas la imagen de mi abuelo con los ojos llorosos y la voz quebrada despidiéndose de mí. Y tampoco pude dejar atrás la sensación tan fuerte de que jamás lo volvería a ver. Y bueno, pasó lo que pasó, Cancún me escupió de regreso y al llegar lo abracé como si fuera la primera vez. No me malentiendan, a mi abuela, Mamá Martha, también la quiero muchísimo, pero mi Papá E. es otra cosa. Es un ejemplo, es lo máximo y siempre, siempre ha cuidado de mí.

Por eso el salmo del título y del inicio. Desde niño supe que estando con él nada malo podría pasarme. Abrazándome y teniéndome en su regazo, nos lanzábamos desde los toboganes en Manzanillo; cuando iba a guardar su auto a la otra casa yo solía acompañarlo y al regresar caminando, me salvaba de todos los peligros que en la calle había para un mocosete de pocos, poquísimos años; pateó fuerte, muy fuerte en el cogote a un perro que estuvo a dos centímetros de morderme; golpeó por la espalda a un luchador de dos metros y más de ciento cincuenta kilos con una corneta de plástico, porque me había quitado la mía y me había hecho llorar; me asustó a muerte cuando me explicó que había gente que se quedaba escondida dentro de los negocios para robar pos las noches; intentó enseñarme a manejar pero desistió cuando, de un volantazo, me salvó de atropellar a una viejita irresponsable que se cruzaba la calle sin fijarse.

Me ha cuidado tanto, que todavía el domingo pasado, me prestó treinta pesos para que me regresara a mi casa en taxi, en lugar de en pesero, "... para que vayas más seguro", me dijo. Obvio, se los devolví al día siguiente, o lo intenté pero no se dejó.

Así que de verdad, lo juro por lo más sagrado que pueda existir, que nada me asustó más, nada me partió el alma como el escucharlo, el jueves por la mañana:

- ¿Qué te pasó papá?

- Ya me estaba quebrando m'ijo ...

Y la voz en verdad se le quebraba y por un momento no pudo decir nada más. Nos quedamos en silencio y aaaaargh, estúpidas lágrimas de hombre que duelen desde adentro.

Ha sido mi padre durante veintisiete años ya, y desde hace quince, el único que tengo. Hace tiempo creí estar preparado para su ausencia, pero nel. No, no, no, no, no. No lo estoy ¡maldita sea! En contra de todo lo que creo, mis instintos me piden que tenga fe en que se va a recuperar y va a volver a ser el de antes. Pero mi cabeza fría afirma que no, que desde donde está, sólo existe el camino hacia abajo. Y yo lo sé, firmemente sé que todo tiene un ciclo, pero he estado desde siempre tan mentalizado en que mi abuelo va a vivir cien años que ya lo tomo como una verdad absoluta.

Hoy es día de La Libertad de Expresión y estaré con él. Nos diremos en silencio que nos queremos y que hay la promesa y la completa seguridad de que nos veremos el siguiente fin de semana. ¡Oh sí! No, ni siquiera pienso en otra posibilidad. ¡Que no! Dije.

"Aunque tu camino sea hacia la sombra, no permitiré jamás que sea hacia la ignominia, no temas, yo estaré contigo así como tú estuviste conmigo, si fuiste mi escudo, seré tu bastón, seré tu cayado".





¡¡¡ letem bi lait !!!

viernes, 5 de junio de 2009

... NEEEEXT! ...

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Jamás me imaginé lo feo que se sentiría ser precoz, eyaculador precoz, digo. No tenía punto de comparación ¿cierto? Pero no sabía lo humillante que podía llegar a ser. Tampoco es que ella hubiera estado acostumbrada a tener siempre los mejores amantes del universo, pero la verdad es que su experiencia sexual era mucho mayor que la mía. Además por su trabajo estaba todo el tiempo rodeada de gente de todas las calañas. ¡De haberlo sabido antes!

¿¡Pero dónde tengo la cabeza?! Lo siento, es una descortesía de mi parte. Me llamo Jonás y estoy muerto (y mi cabeza está desparramada y embarrada por toda la pared, pero me estoy adelantando).

Ahora sí, hecha la presentación de rigor (mortis) debo comenzar desde el principio.

La conocí gracias a una página de Internet que prometía encontrar a la mujer de mi vida. Estaba realmente desesperado pues, pues porque tengo ojos y por mucho que mi mamá y mi abuela siempre me hayan dicho que era un niño muy guapo, la verdad es que mirarme es tan feo como inyectarse diazepan en la retina. Consciente como soy de mi propia realidad, me esforcé tanto por destacar en algo ya que nadie me volteaba a ver. ¡Miento! Todos me volteaban a ver, pero con asco y lo único que podía provocar en las mujeres era repugnancia. Pero no hay necesidad de sentir lástima por mí, estoy acostumbrado, bueno estaba.

Porque cuando mi buzón eternamente vacío de encuentra-amigos punto com destelló ante mi mirada esperanzadora avisándome que tenía un nuevo mensaje privado, toda mi frágil autoestima se terminó de desmoronar. Era una mujercita de no más de un metro y medio de estatura, a simple vista se la miraba un tanto desgarbada y sin mucho chiste, el pelito corto como niño no le ayudaba mucho tampoco. Pero bueno, cuando uno es feo como bajarle la novia a Dios no tiene como que mucho derecho a ser exigente. Además, era una mujer, claramente decía: ‘Sexo: F’, y ni modo que una página de Internet que me cobra doscientos pesos al mes por conseguirme pareja me mienta de esa manera.

En el mensaje, Anabel, que así se llamaba la chamaquita, decía tener veintitrés años. Me parecieron demasiado pocos, pero de nuevo, no podía darme el lujo de perder esta oportunidad. Una foto de cuerpo entero y en traje de baño venía adjunta. ‘Al menos es una mujer que no tiene inhibiciones’, pensé. Y claro, como no iba a ser si lo tripona le salía por delante del calzón del bikini y por ésta que tenía mas carne a los lados de su sujetador, bajo las axilas y los rollizos brazos que en las copas sin relleno. Raro, raro su cuerpo. Pero era un cuerpo ¿ajá? Y eso era lo que yo no conocía. Veintinueve años ya sin conocer hembra, como decía mi mamá. ¡No era justo! Algunos que iban conmigo en la escuela ya hasta se habían casado tres veces, y yo nanais.

Anabel no quería decirme a qué se dedicaba, decía que era un secreto, pero al fin accedió a contarme; me dijo que era estilista y tenía su propio negocio ambulante. Cortaba el pelo a domicilio y tenía un triciclo de esos como los de los helados y las paletas, y ahí cargaba todo su material. Después de tres mensajitos y tres fotos más decidimos conocernos. Yo estaba bien nervioso, le di la dirección de mi casa y me sudaban las manos y todo lo demás cuando, asomado a hurtadillas por la ventana, vi como doblaba la esquina el triciclo rosa con el asiento sumido por la humanidad que venía sentada encima de él.

Hasta me había bañado ese día, caray. No habíamos hablado directamente de tener sexo, pero yo lo daba por sentado. Nos citamos en mi casa, no en una plaza o en una cafetería, era obvio lo que ambos queríamos. Queríamos, yo quería, pero no pude.

En cuanto le abrí la puerta se abalanzó sobre mí. No podía creer que pesara tanto para ser tan chaparrita, no soy bueno calculando porque también es cierto que, aunque voluminoso, mi cuerpo es más bien bofo y carente de fuerza, los que se decían mis amigos aseguraban que yo me parecía a Quico pero en feo, imagínate. Anabel se lanzó a mis brazos delgados y llenos de jiotes, lo que provocó que ambos cayéramos hacia atrás. Sólo reímos y tras levantarnos pesadamente del suelo, caminamos, cansinos, a la recámara, yo la guiaba.

Ella, atrás de mí se iba quitando la ropa sin que me diera cuenta. Cuando entramos a la pieza y me di vuelta, ella ya estaba en calzones, blancos, raídos de la entrepierna y con el resorte a dos minutos de ceder. Los senos colgando en diagonal hacia abajo y afuera de su cuerpo y el abdomen gelatinoso, hipnotizante.

Con mi lengua mojé mis labios y mis manos, como si tuvieran vida propia, se precipitaron al encuentro de sus carnes mientras ella me desnudaba. Por primera vez sentía el contacto de otra piel y un cosquilleo me recorrió el pito, lo juro deveritas, no lo pude evitar. Para acabarla de amolar, no soy tan bien dotado que digamos. Al menos comparado con las miles y miles de películas porno que había visto a lo largo de todos mis años de soledad.

Con la mano embarrada, Anabel me miraba con compasión y yo sentía que la cabeza me estallaba. Corrí al baño y el frasco de ‘eme-fors’ que había comprado dos años antes na’más por pura curiosidad no me duró ni dos segundos. Veintidós píldoras me engullí. Despacito, abrí un poco la puerta del baño, lo suficiente para ver a Anabel en cuclillas, de espaldas buscando cosas dentro de su bolso. Esperé unos segundos más y al comprobar ya la dureza artificial proporcionada por las pastillas, salí dando pasitos, muy lento y en silencio. Quería sorprenderla.

Me le acerqué por detrás, con el pito parado y durísimo, Al llegar a lo más cerca que podía estar de ella sin tocarla, miré hacia abajo, y dentro de su bolso pude distinguir un destello plateado. Le pegué el pito a la nuca lo más que pude y con mi mejor voz y acento de guarro le grité: “¡Arriba las manos, esto es un asalto!”.

Jamás lo hubiera hecho. En un solo movimiento veloz, me agarró el pito con la mano izquierda, me lo torció, rodó por el piso y al quedar de frente a mí, nada más vi un tamaño pistolón que ni tiempo me dio de gritarle. El fuerte pum fue lo último que escuché. Anabel era una policía encubierta y estaba entrenada para reaccionar de esa manera.

- ¿Por qué me cuentas eso?

- Porque ser precoz, y aparte pitochico no es pecado. Me merezco el cielo más que un mártir. Suficiente sufrí en vida como para merecer el disfrutar del paraíso, ¿no?

- Te estás apegando a una interpretación errónea de: ‘Bienaventurados los pendejos, que de ellos será el reino de los cielos’. Pero ni madres, aquí el de la puerta soy yo. Además de ser pecador eres pendejo Jonás.

- ¡No San Pedrito! Dame chance, mira que yo siempreeeeeeeeeeeeee ...

-¡NEEEEEEEXT!



¡¡¡ letem bi lait !!!

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... Gracias Dios por los dones que voy a recibir ...