jueves, 27 de noviembre de 2008

... C ... Η ... 百 ...

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Y no, no dice CHE. No es otra entrada quejándome de la invasión pampera en mi ciudad que es chinampa. Tampoco dice CH... acompañado de lindas letras formando una palabra altisonante que a estas alturas ya es un insulto más pequeño que las tetas de Belinda. No es tan importante.

El punto es que este post es el post número cien, el centésimo, el 2² × 5², el 01100100, el 10².

¬¬ ¿Fanfarrias? ¬¬


Se aceptan regalos.



- 100 es el número atómico del fermio.

- Es la temperatura en grados centígrados a la cual el agua hierve a nivel del mar.

- El número de años en un siglo.

- El número de divisiones de la mayoría de las divisas del mundo. Un euro se divide en 100 céntimos, una libra esterlina en 100 peniques, un dólar en 100 centavos, etc.

- Es el número de mujeres muertas en Nicaragua entre enero y marzo del 2008 por la abolición del aborto terapeútico. (Ajá, ¿y?)

- La compilación del Kama Sutra comienza en la India en el año 100 después de Cristo.





No es tan importante, incluso puede que sea una mentira como las guerras que se hacen llamar 'De los Cien Años', pero en realidad duran ciento dieciséis.








La verdad estoy muy metido en la novela y no se me ocurre otra cosa que escribir, así que desperdicio el post número cien con una estupidez. Ah, unas amigas fueron a felicitar a Dib por su post cien. Aquí namás vino Belinda.



¡¡¡ letem bi lait !!!

martes, 25 de noviembre de 2008

... Lector ...

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“Camila al habla ¿Diga?”, respondía a la llamada de Bárbara. “Me dejó, se fue como un verdadero patán, no es justo Camila me siento morir…”, decía Bárbara llorando y con un gran nudo en la garganta.
“¿Bárbara? ¿Qué te pasó? ¿Frank? ¿Se fue? ¿te hizo daño?”, Camila se levanto de un gran salto de su cama tibia y comenzó a buscar que ponerse. “Ay amiga, ¿puedes venir? Estoy desconsolada, quiero hablar con alguien y qué mejor que seas tú…”, decía Bárbara mientras se sentaba y miraba por su ventana el horizonte delineado por los rayos matutinos de sol que separaban el cielo de la tierra.
“Sí, sí, voy para allá. Tranquilízate, verás que va a regresar…”, decía Camila inquietada. “Me mandó al carajo, empacó ropa, algunas cosas y se marcho el imbécil”, decía Bar con tono enojado y dando un golpe con el puño cerrado en la mesa.
Cómo enfrentar un desamor o alguna inseguridad de pareja; cuando verdaderamente sientes amar, luchas contra todos los prejuicios, tabúes, y hasta contigo mismo ¿porqué no? Y todo eso por entender a tu pareja. Pero en lo que no estoy de acuerdo es que te dejes humillar por obtener un poco de amor. En ése país sólo salen a flote las parejas que se ponen de acuerdo y se saben escuchar. Pero Camila lo entendió demasiado tarde, su pareja escondía su fetichismo por los autos deportivos con asientos en piel, por temor a que Camila lo dejara; Un día Camila regresaba temprano del trabajo, le llamó la atención los ladridos que hacía su mascota “retorcido” (llamado así porque tenía una malformación en la cabeza) frente a la puerta que daba a la cochera. “¡Retorcido perro deja de ladrar ya! No hay nadie, Alan está en el trabajo;…está bien hay un cuerpo colgando allí, mira”, le decía Camila al perro y dirigiéndose hacia la puerta para abrirla de un golpe. Camila estaba desconcertada y no podía creer lo que veía. Pues Alan, como todo buen fetiche adquirió un auto deportivo con asientos en piel, estaba completamente desnudo masturbándose en el toldo del auto con el miembro bien parado y apunto de eyacular cuando fue interrumpido por Camila y el perro que no dejaba de ladrar. Qué mala onda, no dejaron que saliera un chisguetito. “Camila,…no es lo que parece, deja explicarte, espera”, decía Alan mientras se incorporaba de un salto. Alan estaba decidiendo entre correr tras Camila para explicarle o terminar lo que había empezado. Qué creen que hizo; pues sí, efectivamente decidió terminar, porque no se podía quedar así. Él trató de hablar de su fetichismo con Camila, pero ella sin embargo mostró enojo, repugnancia y asombro. En la cena, “¿Eres hombre o una especie de hombrecillo repugnante? ¿Forzosamente tienes que ver un auto para poder tener un orgasmo? ¿Conmigo no puedes? ¿Prefieres un montón de chatarra fría?”, reprochaba Camila. “Mi amor te oculté ésto, porque sabía que tal vez no entenderías, me cuesta mucho trabajo aceptarlo, ayúdame…te amo eres lo único que tengo, por favor no me pidas que me vaya”, respondía apenado Alan a los humillantes comentarios que hacía Camila, de vez en cuando Alan bajaba la mirada triste. “No puedo verte más, me das asco más que el retorcido perro”, decía Camila con las manos en la cintura “tal vez tengo razón o quizás no, sólo con el tiempo nos daremos cuenta qué falló y quién, ¡Regresa cuando ya seas normal!” Efectivamente el tiempo a veces lo cura todo y otras más las vuelve peores; aunque Camila lo amaba demasiado no pudo con su ego, no pudo con ella misma, se sentía comparada, se sentía objeto; Alan por su parte era un exiliado de un país que estaba en constante guerra, se encontraba solo, sin familia, ni amigos, ni poder entender del todo el lenguaje y sólo deseaba amar y poder dormir sin preocuparse si a mitad de la noche tendría que refugiarse para estar a salvo. Pasado casi un año, después de aquella discusión, Camila no había vuelto a saber más de Alan; se disponía a su rutina de trabajo. Cuando de un callejón surgió apresurado alguien, se escuchó un golpe seco y fuerte; Camila freno asustada y bajó del auto, corrió hacia donde estaba el herido, vio junto a él un par de frutas y un trozo de pan en sus manos sucias; los curiosos emergieron de la nada y unos segundos después llegó un comerciante. “qué bueno que lo detuvo Srita. Casi se iba sin pagar”, decía el comerciante agitado. Camila no podía reconocer de momento el rostro cubierto de sangre y suciedad, con ropa deteriorada y mal oliente; alguien tomo el pulso de aquella persona sin nombre y dijo: “está muerto” Al momento de tomar el pulso se podía observar una cicatriz en el cuello, cicatriz que a Camila le resultó familiar, pocos segundos después abrazó fuertemente al indigente y gritó llorando desconsolada: “Alan, perdóname, perdóname, siempre …siempre pensé en ti a todas horas, perdóname…” Saben, Alan después de aquella humillación que le hizo la persona a quien más amaba, no pudo más que aceptar que era diferente y que tenía gustos no tan comunes; en el trabajo también sufrió constantes ofensas, no soportó y terminó renunciando; sin auto, sin Camila, sin dinero, sin poder dormir bien, con hambre y desolado. Así terminó Alan combatiendo en una guerra en donde se tiene que ser verdaderamente fuerte para poder sobrevivir.



(No es mío, pero quisiera opiniones)




¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 24 de noviembre de 2008

... Tengo un ídolo ...

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... y alguien quitó su biografía de Wikipedia.

¡¡¡ La exijo de vuelta !!!


Conózcanlo y admírenlo:


En la anterior elección presidencial de Estados Unidos participaron como principales candidatos tres senadores en funciones y una gobernadora actuante. En la mexicana de 2006 contendieron fundamentalmente un exgobernador de Tabasco (Madrazo… si a eso se llama gobernar), un exdiputado y exmiembro del Gabinete (Calderón) y un exjefe de Gobierno del DF (el cual en sus vidas anteriores probablemente fue predicador protestante furibundo o faquir itinerante en Uttar Pradesh). La pregunta es obligada: ¿qué requisitos previos debería cumplir quien pretenda convertirse en líder de un país moderno (suponiendo sin conceder que México aspira a ser moderno)? ¿Es mejor la experiencia, o la frescura; incluso la ingenuidad? ¿Debería haber competido antes por un puesto de elección popular, o con haber llevado una carrera burocrática, conociendo los intríngulis del poder, es suficiente? ¿No sería mejor que los dirigentes salieran de la clase intelectual, como el caso de Vaclav Havel en Checoslovaquia? ¿Qué antecedentes son más apetecibles a la hora de escoger a quien puede conducir pueblos enteros al abismo o la prosperidad?









¡¡¡ letem bi lait !!!

viernes, 21 de noviembre de 2008

... Duele ...

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Ana lo dijo hace mucho tiempo. Escribimos de lo que sabemos o sabemos lo que escribimos.

Hay en la historia de mi novela una pieza importante que explica muchas cosas, y tomando como tesis incuestionable la frase de ahí arribita, me estoy haciendo bien güey y dándole vueltas al asunto. Sé que va a doler cuando la escriba, comenzó a latiguear cada vez más fuerte cuando se acercaba el momento en el que inevitablemente tendría que escribir sobre ello. Y hoy es el día, bueno, la madrugada.

Llevo una hora sin teclear nada en el word, revisando correos de hace ya casi cinco años y recordando. Afortunadamente no hay nadie en el msn, así que puedo concentrarme completamente. Escribo ahora, cuando lean esto habré terminado.

Creo que el cabello me creció y el fleco ya me tapa los ojos.






¡¡¡ letem bi lait !!!

martes, 18 de noviembre de 2008

... A la mitad del camino ...

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Los primeros diecisiete días de noviembre han sido geniales, he estado escribiendo. Quienes me han leído desde hace algún tiempo sabrán que el penúltimo día de octubre tuvo lugar un suceso con mi familia que nos tuvo aún nos tiene con los pelos de punta y con el miedo eterno de salir a la calle, sin embargo es un sentimiento que por necesidad y por simple Maslow hay que seguir reprimiendo hasta que algo lo haga desaparecer mágicamente.

La primera mitad de octubre no puede calificarse como nada menos que perfecta, después, entre la extrañación, el poco entendimiento de las cosas y las decisiones tajantes apresuradas o no, pasaron dos semanas de total y completa mierda, me curé de mi incapacidad para dormir y los párpados me pesaban hasta cerrárseme en cualquier momento y en cualquier lugar. Estaba oficial y clínicamente (supongo) deprimido. La cereza del pastel mosca encima de la boñiga llegó con la confirmación de los rumores de terror que aquejan a la población es esta zona del país, y de muchas otras también.

Tuve miedo, temí por mi vida, mi seguridad y la de las personas que más quiero en el mundo. Por un momento hubo muchas posibilidades que que huyéramos dejando todo atrás, ahí pensé que quería irme. Sólo un pretexto, pero si no hubiera sido eso habría sido cualquier otra cosa.

Noviembre abrió un nuevo mundo lleno. Lleno de todas las cosas que habían faltado antes. Además, NaNoWriMo it's rockin'. Durante las semanas oscuras había decidido tomar la escritura de mi novela como catarsis, sin embargo ahora que lo malo y lo feo ha pasado quizá la historia habrá de cambiar, no lo sé aún.

Hay momentos de completa cerrazón mental y las palabras simplemente no salen de los dedos, aunque estén ahí flotando en la sesera. Los clichés son ciertos, las nalgas duelen y se aplastan más de lo usual, duele la espalda por la creciente tendencia a acercarse al monitor, Murphy existe y me visita cortando la energía eléctrica en los momentos de mayor inspirancia (Sí Asgard, si tengo laptop ¬¬), a veces los personajes se me salen de las manos y no veo venir lo que pasa. Pero todo ha valido la pena, y de qué manera.

Hoy en la madrugada, alrededor de las cuatro horas alcancé una meta más, llegar a las treinta mil palabras un día antes de lo pronosticado; apenas llevo el sesenta por ciento del camino recorrido y el final no se ve cerca, pero conforme avancen los días las ideas fluirán, de eso no tengo la menor duda.

En la parte superior de esta página encuentran el banner que los lleva directo a la entrada más reciente de "Treinta de noviembre", y en la parte derecha pueden seguir mi desempeño día a día, minuto a minuto, en tiempo real (aaaaaaah verdá).





Como para un buen padre, todos sus hijos son iguales, no puedo escoger mi fragmento favorito de lo escrito hasta ahora, pero el siguiente es uno de los que mis preferidos y uno de los que me gustó más al escribirlo:


Con sus dedos sosteniendo la mano de Nadia tocó su entrepierna, la ropa interior un poco húmeda solamente hizo confirmar lo que era un creciente deseo. Pedro retiró su mano y la colocó en el volante, se acercó y sin dejar de ver hacia el frente, le dijo en un susurro: “Mantén tu mano ahí, quiero que permanezcas húmeda y dispuesta”. A Nadia se le escapó un ligero gemido al escuchar aquello mientras el auto entraba a un motel. Después de pagar por la habitación, subieron las escaleras de la mano y mirándose con las ansias contenidas, cuando la puerta se cerró, ella se dirigió hacia el centro del cuarto con un andar felino y sugestivo, Pedro se quedó de pie, hipnotizado por el vaivén de la cadera y el vuelo de la corta falda negra, Nadia se soltó el cabello y se sentó en la orilla de la cama, se llevó el dedo índice de la mano izquierda a la boca y acarició sus propios labios mientras con las yemas de los dedos de la mano derecha tocaba suavemente sus piernas subiéndose la falda. Con una seña le pidió a Pedro que se acercara, ... ... se quitó el saco y se aflojó el cuello de la camisa, se aproximó a la cama y una vez ahí, Nadia lo jaló de la corbata y lo atrajo hacia ella, una vez acostados comenzaron a desnudarse mutuamente, las caricias entre ambos despedían tal calor que los vidrios se empañaron. La piel de Nadia era muy blanca, pero la media luz de la habitación le otorgaba un tono que a Pedro lo volvía loco; ... ... no sentía ninguna urgencia, quería disfrutar cada momento haciéndole el amor a esa hermosa y joven mujer que estaba ahí, para él. Despacio la tomó por los muslos y los acomodó en su cadera, mirándola a los ojos con pasión comenzó a penetrarla poco a poco. Nadia cerraba los ojos y arqueaba la espalda mientras se sentía poseída como nunca antes. Pedro estaba completamente seguro de tener el control de la situación, podía sentirlo en cada centímetro de su pene que entraba con un ritmo descomunal en ella. El orgasmo fue fantástico para los dos, casi al mismo tiempo sintieron que el aliento les era arrebatado por el aire previamente respirado por el otro. Y el olor, ese olor similar al del cloro que había llegado hasta sus fosas nasales ... ... (que) todo lo envolvía y le causaba una inquietud que no podía explicarse, mas el sentimiento de pertenencia no lo abandonaría jamás.





¡¡¡ letem bi lait !!!

domingo, 16 de noviembre de 2008

... MISERIA ...

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Está en línea desde la semana pasada mi aporte a Cineen. A su derecha se pueden encontrar el link a la portada de la revista electrónica y debajo el link directo a mi columna. En el remotísimo caso de que no lo hayan leído ya, aquí se los presento.




MISERIA.
(Yo les envié el archivo sin faltas de ortografía, para ojos sensibles, mejor leer aquí que allá).


Él estaba en la cima, era su momento de gloria y nada podía frenarlo ya. Sentía que podía comerse al mundo trozo por trozo, mordida por mordida debido a su fama adquirida a fuerza de empujones y tenacidad, no necesariamente por su talento, que lo tenía sin duda, pero sus fans no estaban realmente interesadas en eso. Lo que buscaban era una salida momentánea a sus frustraciones amorosas, y en él la encontraban. Todos los días, excepto los jueves, tenían su dosis de sacarina aderezada con miel de maple. Una foto cursi con letreros de tarjeta de San Valentín y un texto a veces corto, a veces largo, a veces con un ligero tinte erótico, muchas de las veces con una innegable veta romántica; pero la mayoría de sus textos escondían la realidad, una misoginia galopante que encontraba cierto placer en los halagos recibidos por parte de sus fans. Él sabía que de sus más de trescientos lectores diarios, al menos el noventa y cinco por ciento eran mujeres, mujeres jóvenes de entre diecisiete y veinticinco años que al ver sus fotos y leer sus textos suspiraban, aunque no entendieran el trasfondo, eso no importaba. Lo que a él le hacía gozar sobremanera era el saber que, a pesar de insultar la inteligencia femenina con cada palabra, sobajar a todo el llamado sexo débil con cada frase y prácticamente humillar a sus lectoras llamándolas arrastradas y necesitadas, a pesar de todo eso, ellas amaban sus textos. ¿Cómo podía ser eso? Él no tenía la respuesta, pero le encantaba, por Dios que le encantaba. Cinco años con cuatro meses duró el idilio entre él y sus fans, fans que iban y venían pero cuyo número se mantenía constante. Un día, el servidor donde se alojaba su página web colapsó, había opciones, sitios gratuitos o incluso conseguir un nuevo servidor no debía costarle más que un par de días, pero de pronto sintió que el mundo se cerraba para él. Sin aviso, sin despedida y lo más importante de todo, sin los jugosos ingresos de publicidad de Google, él se deprimió.

Ella jamás tuvo un momento glorioso. Ni siquiera en la escuela, ni siquiera en el tae kwon do, ni siquiera en el trabajo, ni siquiera entre su familia. Y no era fea, era hermosa de hecho, por así decirlo. Piel blanca, cabello castaño y ojos claros de una indefinible tonalidad entre verde y marrón. Una cicatriz le atravesaba el rostro por el lado derecho mutilando su simetría. Desde pequeña, su madre creyente de mitos y supersticiones y estudiosa de la frenología, le había dicho que el accidente en el que se vio envuelta cuando bebé, trastocaría su vida futura. Esa gran cicatriz la hizo insegura, tímida en el salón de clases y por ende de mediocre desempeño escolar. A pesar de su notorio defecto físico, nunca tuvo apodos, ni siquiera por antonomasia, su paso por la vida de los demás fue tan gris y poco relevante que el mundo parecía simplemente ignorar su existencia. En el tae kwon do logró llegar al tercer dan de cinta negra basándose en su empuje y en su tenacidad, poco debido a su talento, que lo tenía sin duda, pero la inseguridad lastimera que arrastraba desde su infancia le impedía demostrar todas sus cualidades. A pesar de haber llegado a ese alto grado en su disciplina, su nombre no figuró en ningún diploma ni en ninguna medalla. Era como si nunca hubiera estado ahí. El único recuerdo que le quedó fue un desgastado dobok con manchas amarillas bajo los brazos, y una raída y deslavada cinta negra con su nombre en coreano colgada en una pared. Su trabajo en el Tok’s no la absorbía ni le preocupaba en especial. Todos los días, excepto los jueves, era la misma rutina. Despertar a las cinco de la mañana, bañarse, ponerse ese duro uniforme azul que se pegaba a sus curvas y rosaba sobremanera, trabajar con una sonrisa perfectamente olvidable de siete de la mañana a tres de la tarde tratando con señoras que quieren comer mucho y pagar poco, con hombres gordos y sudorosos que tratan de tocarle la mejilla o acariciar sus piernas mientras ella debe permanecer ecuánime y apartarse lentamente pero siempre con la sonrisa en los dientes. Por la tarde ejercicio en casa, televisión y dormir sin soñar y todo otra vez. Un día el gerente del Tok’s la notó. No sabía su nombre pero le dijo que su sonrisa no era ya suficiente, que si quería conservar su empleo debía salir con él. Ella recogió sus cosas, en silencio se marchó, él la olvidó y ella se deprimió.

Él y ella no tenían nada en común a simple vista. Sin embargo estaban unidos por un deseo más allá de lo que por sus simples y acaso patéticas vidas se podría descifrar. Eran los jueves. Los jueves en que él no publicaba textos ni fotografías. Los jueves en que ella dormía hasta medio día temerosa de salir de la cama. Los jueves que para él sólo tenían razón de existir por ser el día en que olvidaba su desprecio por las mujeres y se entregaba desde temprana hora a un festín cinematográfico en el cineplex de la calle Central. Los jueves en que ella no tenía ningún lugar a donde ir, ni amigas que visitar, ni familia que llamar, mucho menos amantes con quien gozar. Los jueves en que él amaba con gran pasión a Nicole Kidman, a Monica Belucci, a Kiera Knightley, a Catherine Zeta-Jones, a Julia Roberts y a Natalie Portman. Los jueves que para ella eran días de abandono total a los placeres audiovisuales y al pecado de la gula, días de pasar de una sala a otra en el cineplex de la calle Central y días de comer kilos de palomitas y beber litros de refresco sin preocuparse por el ejercicio vespertino, para eso habría tiempo y seis rutinarios días más de la semana. Los jueves en que él se sentía alto y delgado como Eric Bana, sofisticado como George Clooney, poderoso como Brendan Fraser, bien parecido y con carisma como Robert Downey jr. Los jueves en los que ella sentía los abrazos de Brad Pitt y Tom Cruise, se sentía princesa como Anne Hathaway y se divertía horrores con Wil Farrell. Los jueves en que él buscaba en el cine la inspiración para sus historias, donde la gente no le molestaba pues cada quien está concentrado en sus propios asuntos y no pone demasiada atención a su alrededor. Los jueves en que ella se sentaba en la fila más baja y en la butaca de la extrema izquierda. Los jueves en que él prefería la última butaca a la derecha de la última fila. Los jueves en que ella iba al cine, no únicamente por disfrutarlo, sino porque era el único lugar en donde podía pasar el día sin atormentarse en sus pensamientos y sin que las demás personas la vieran todo el tiempo sola y pensaran que estaba loca. Los jueves en que ambos se encontraban, sin saberlo, frente a su destino. Los jueves en que ambos, sin estar conscientes de ello, se iban acercando cada vez más. Los jueves en que él, como movido por un acto reflejo, se recorría una butaca hacia el centro, o una fila hacia abajo. Los jueves en que ella, por una absurda coincidencia, se sentaba una butaca hacia el centro o una fila hacia arriba.

Pero llegó el día en que ambos se vieron en la necesidad de faltar a su rutina. Y no era jueves, era martes. A él no le parecía tan descabellado ir al cineplex de la calle Central ese día, jamás lo había hecho pero la idea no le molestaba; deseaba ver esa película y de cualquier manera, no tenía mayor cosa que hacer de ese día en adelante. A ella la idea le provocaba antipatía, y hoy que era martes de enchiladas potosinas; era sencillamente inconcebible el olvidar su día a día así tan de repente, el enfrentarse a la calle dos días antes de lo habitual la asustaba. Fue ese martes en que los constantes y casi inadvertidos acercamientos rindieron frutos, cuando las luces se apagaron, él y ella se encontraron en la fila de en medio de la sala siete del cineplex de la calle Central, justo a una butaca de distancia. Separados por un ente invisible que se antojaba tan corpóreo que costaba enormidades el voltear la cabeza, él hacia la izquierda y ella hacia la derecha. De pronto el silencio roto por el implacable sonido institucional de THX, los acordes iniciales de una pieza sublime para piano, una trompeta y la frase que cambiaría por completo y para siempre el significado de sus vidas: "Uno no está totalmente acabado mientras tenga una buena historia para contar y alguien que lo escuche".

La leyenda de 1900 era la película con la que se habrían encontrado. La historia de su historia en sí misma y de ese alguien capaz de salvar al otro del abismo. Una película de dos historias diferentes unidas por el presente de un trompetista, la historia del pasado y la del presente / futuro que se desencadenaría a partir de un encuentro por demás fortuito. Como el que sucedía en ese instante en la fila de en medio de la sala siete del cineplex de la calle Central. El ente invisible se esfumó de pronto y ambos lo sintieron. Los anteojos de ella caídos a media nariz, completamente empañados y ligeramente ladeados, sus orificios nasales aumentaban su tamaño, hinchándose, y luego decrecían al ritmo de su respiración entrecortada. Los ojos de él fijos en la cicatriz que a ella le mutilaba el rostro, pero que en ese momento, en ese lugar, le parecía la más fantástica demostración de que la belleza más delicada se hallaba frente a si, y que era menester hacer algo al respecto. Ella lo sentía también, lo intuía, acaso lo deseaba. Se miraron, los dedos largos y torcidos de él cruzaron la frontera de la butaca vacía, las manos redondeadas con dedos chatos y uñas despintadas de ella los imitaron y por fin se alcanzaron.

Él, el que odia con profundo desprecio a las mujeres, el que se divierte enamorando quinceañeras por internet, el que se burla de las féminas en su cara sin que ellas lo noten, el que se creía émulo de Alfie, él estaba ahí, inmóvil, sujeto de la mano de una extraña y con la mirada clavada en sus ojos. Ella, la mujer invisible, la de la existencia gris, la que menos de veinticuatro horas antes había perdido su trabajo esclavizante, la que lloró mientras di Caprio se hundía congelado en el Atlántico, ella estaba ahí, completamente sonrojada pero deseando mantener este momento fijo en su memoria para siempre.

El cineplex de la calle Central los había unido sin intención. Pero al instante él supo que tal encuentro no podría ser de ninguna manera un accidente. Max el trompetista lo había dicho todo; él, vacío y sin un lugar donde desplegar su cuestionable arte, aún tenía mucho que decir, muchas historias que contar, muchas ideas que expresar, y la musa estaba junto a él, la veía, podía escuchar los latidos apresurados de su corazón y lo más importante de todo, ella lo veía a él, era real, existía y lo estaba tocando, y él la sentía de una forma que había olvidado hacía años ya. Ella, por el contrario, tenía miedo; nunca en toda su vida un hombre le había tocado la mano así, con el deseo contenido en la inocencia, y sintió calor, era la segunda vez en dos días que sentía con esa intensidad, las insinuaciones de su ex jefe lo provocaron por primera vez, un calor repentino subiendo desde sus piernas hasta el centro de su pecho abrasándola por dentro; tenía ganas de correr, de esconderse en una oscuridad diferente a la de la sala siete, correr y esconderse sí, pero sin soltar la mano de ese extraño.

Y lo hizo así, parecido, pero sin correr. Ella, por primera vez desde que amaba el cine se levantó antes de que los créditos concluyeran, le gustaba leer la mayor cantidad de nombres que pudiera, aún cuando los olvidara pocos segundos después, mucha gente había trabajado para hacer posible esa película, pero ese día nada más importaba. De la mano de ella, él se dejó llevar, la siguió en ese andar felino que habían visto juntos, a trece filas de distancia uno del otro en Malena, Él sabía lo que iba a pasar, lo anticipaba permitió que pasara, aún al salir de la sala siete tuvo un último chance para acobardarse, ella necesitaba entrar al baño antes de partir aunque matara el momento mágico, pero al mismo tiempo les daba a ambos la oportunidad de volver a su vida indiferente. Ella pudo no haber salido en horas, él pudo no haberla esperado, pero no pasó ni lo uno ni lo otro; ella no se reconocía en el espejo, su sonrisa se mostraba confidente y llena de toda la seguridad que le había faltado desde hacía más de veinte años, pensó que no podía prescindir de los anteojos, la miopía no se lo habría permitido, pero al mismo tiempo le daban un cierto parecido a Maggie Gyllenhaal y le otorgaban ese toque sensual y perverso que toda la vida le había faltado. Él estaba nervioso, desde la secundaria no había intentado siquiera seducir a una mujer en la vida real, lo hacía con singular alegría en el messenger, pero esto estaba pasando de verdad, tenía miedo, miedo de no responder a las expectativas, de no estar a la altura, de ser eyaculador precoz, cuando se masturbaba frente a la computadora el objetivo era terminar lo antes posible, y hacía muchísimo tiempo que no estaba con una mujer.

Perdido en esos pensamientos estaba él que no se dio cuenta del camino que habían tomado, cuando recuperó el sentido de la ubicación ya estaban en casa de ella. Sin hablar sus cuerpos se acercaron torpemente, por la mente de ambos pasó la misma escena: Billy Bob Thornton y Halle Berry desesperados cada uno con su propia fatalidad, entregados por el puro deseo, del más bajo infierno al paraíso. Así como él y ella, dos seres en las antípodas uno del otro, que por lo mismo parecerían complementarse de manera adecuada. El misógino y la sumisa, el conquistador y la chica tímida. Juntos se pierden en la pesadilla que esa noche han creado. Hoy son uno, pero mañana, ninguno de los dos querrá olvidar su vida pequeña, quizá él más que ella, o tal vez no.

En el momento del orgasmo ella lo mira fijamente y dice: “¿Cuánto dolor debes sufrir? Tu cuerpo dolido por manos que jamás fueron tuyas”. Él se queda frío. De golpe viene a su mente uno de sus primeros textos, su primera fan y su primera conquista por internet. Otro pensamiento lo invade de forma angustiante: Kathy Bates en Misery, pero es tarde. Siente el golpe seco en el rostro y después, la oscuridad y el silencio, diferentes de la oscuridad y el silencio de hacía unas horas en la fila de en medio de la sala siete del cineplex de la calle Central, pero tan parecido.

Tan parecido ...






¡¡¡ letem bi lait !!!

viernes, 14 de noviembre de 2008

... Namás por mis pinchis barbas ...

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El hombre primigenio no temía mostrar su exhuberancia capilar facial. Claro que afeitarse con una roca filosa no debía de ser lo más inteligente del mundo. Vaya, si hasta los machines de esta época se cortan la cara con las más modernas navajas de rasurar, no quiero pensar en la cantidad de sangre derramada por los hombres en su afán de verse bonitos y sentirse suavecitos de los cachetes. Bah.

De cualquier manera, un hombre es siempre más atractivo con barba que sin ella y esa es nuestra naturaleza adquirida: Mujeres haciendo lo imposible por quitarse los pelos y hombres haciendo lo imposible por hacerlos crecer.

La vida se venga con ironía al hacer padecer a los hombres de una más grande tendencia que las mujeres a la calvicie. Re bah.

Si no lo creen, aquí los ejemplos más característicos:

















Aunque siempre hay excepciones.








¡¡¡ letem bi lait !!!

miércoles, 12 de noviembre de 2008

... Dormir ...

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Sólo hasta ayer me di cuenta de que el único estado en donde no soy peligroso, una amenaza hasta para mí mismo es dormido. Pero casi no duermo o duermo muy poco, aun y cuando me sienta cansado sigo de pie o caminando o sentado frente a las letras, siempre haciendo algo, procuro no descansar

Aun sin hacer nada, simplemente encerrado en mi habitación o en mis recuerdos, no dejo de pensar cientos de historias, recapacitar todo el tiempo respuestas que debí de haber dicho antes, analizar el siguiente día aunque sea igual que hoy y después vagar por mentes.

Saber que se siente estar en otros zapatos, idear historias, tener superpoderes, ver colores, abrir los ojos y ver más cosas de las que se pueden percibir con cinco sentidos. Mirando paisajes en las paredes sigo creando imágenes mentales y movimientos, ya quisiera conjurar en el espejo un portal para poder viajar a otros lugares, conocer otros tiempos y entonces vagando entre ideas no cumplidas me duermo

Ahí es mejor, los sueños serán más sorprendentes que mi imaginación, las realidades que me hacen olvidar que es sólo un sueño y ahí estás tú, en mi realidad.

Mis sueños son siempre como un programa de televisión, a veces me siento espectador de mi propia vida y mi ego es tan grande que soy mi propio admirador, también mi peor crítico y como juez el peor de los exigentes.

Sin saber ni cómo ni cuándo y sin poder recordar lo que me mantiene en el mismo estado anterior a dormir, el sol comienza a hacer marcas en mi espalda indicando la hora de levantarse.

Y ahí estoy otros minutos, incluso horas haciendo el plan de qué es lo que haré en el día, hasta el ultimo momento, ya cuando se hace tarde, me levanto.





¡¡¡ letem bi lait !!!

sábado, 8 de noviembre de 2008

... Mix shit ...

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Fredo Cassini


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Photobucket
Alfredo Palacios


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Torta de aguacate de hace una semana


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Víctima de un ataque de abejas


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¡¡¡ Este esperpento !!!



Y el muy hombre toma Bailey's. ¡Bailey's con una cereza!





¡¡¡ ji jadnever jad lait !!!

jueves, 6 de noviembre de 2008

... Tiziano lo predijo ...

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Las bigotonas son lo de hoy. (Aunque sea a huevo).

Pero ha llegado la salvación de los hombres:



La empresa de tratamientos de belleza y depilación Beauty Palace ofreció atender a los clientes defraudados por Neoskin en la Ciudad de México.

Christian Castillo, director general de la firma, lamentó el cierre repentino de Neoskin y consideró que acciones como esa afectan la credibilidad del sector.

"Tenían precios irreales, era obvio que algo estaba pasando detrás de esa empresa; sin embargo, los clientes no tienen ninguna culpa, por eso hemos decidido tratar de apoyarlos", dijo a EL UNIVERSAL.

A través de un comunicado, Beauty Palace ofrece 10% de descuento en sus tratamientos de depilación para todas las personas cuyo tratamiento haya quedado inconcluso en Neoskin.

"Como apoyo a las personas defraudadas por Neoskin, en Beauty Palace ofrecemos 10% de descuento en depilación a ex-clientas de esa empresa", señala el texto de la empresa mexicana.

La única condición es presentar algún documento que indique que el cliente acudió a recibir tratamiento de Neoskin.



¡¡¡ Corran !!!





¡¡¡ letem bi lait !!!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

... Aaaaaaay mamachiiiiita ...

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Photobucket


De iúltimeit conspíranci tioris:
Sobre el asunto que ya todos saben, o deberían.


- Emulando al Vuelo 93, los mujaidines amarillos que pretendían sembrar el terror estrellando una avioneta tan simbólica contra la casa oficial de Los Pinos. Juan Camilo 'Iván la pesadilla de los ámbar' Mouriño cual héroe de leyenda arremete contra el piloto-kamikaze forzándolo a cambiar su ruta y así salvar la casa simbólica de todos los mexicanos.

- Todo jue un compló pa que loj de la raja de bronje no vieran como Memín Pinguín le pateaba la cola al abuelo Jimpjon.

- El capitán piloto de la avioneta tuvo un fallo masivo coronario cuando el fantasma de Ramón Martín Huerta se le apareció frente a la aeronave con un cartel que decía: "No te metas por el Desierto de los Leones, güey".

- El capitán piloto de la avioneta tuvo un fallo masivo coronario cuando el fantasma de Carlos Madrazo se le apareció a Mouriño y le dijo: "Buh".

- El avión se cayó porque se le acabó la gasolina, Teeengan su reforma energética. (Teoría tomada a préstamo de Cazador de Tatuajes)

- La Torre de Petróleos le jaló las patas al avión. (Teoría tomada a préstamo de Cazador de Tatuajes)

- ¿Qué más se les ocurre?


(Cualquier parecido con la realidad no es coincidencia, y ajá, de nuevo estoy siendo sarcastico)



Aaaah, lean a Dorn y cómprense pañales para adulto.




¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 3 de noviembre de 2008

... Odio con odio chilango ...

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... que entes descerebrados la gente me siga mandando el estúpido correo/cadena con fotos de perros disfrazados de jálogüin.

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¿Contentos?





¡¡¡ letem bi lait !!!

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... Gracias Dios por los dones que voy a recibir ...