lunes, 26 de octubre de 2009

... Mr. Ambulance Driver ...

.


...Mr. Ambulance Driver
I'm not a real survivor
Wishing that i was the one that...wasn't gonna be here anymore
The one that isn't here anymore
The one that isn't here anymore
Oh...we can't trade places
Our lives are strangely our own
Mr. Ambulance Driver...


Cuentan las leyendas que en países nórdicos, polares o simplemente civilizados, la necesidad de una policía patrullera es prácticamente nula, la gente se comporta ordenada, respeta los señalamientos viales -si es que existen- y coexisten en santa paz peatones con automovilistas con bicicletos con tamarindos con abuelitas y con pelotas perseguidas por chamacos. En mi bendito país (que Dios tenga en su santa gloria -quizá más pronto que tarde-) existe una subdivisión de divisiones divididas entre las corporaciones encargadas de guardar el orden entre los individuos; la policía montada, la policía charra, la policía en bicicleta, el chapulín colorado, la policía ecológica, la municipal, delegacional, estatal, capitalina, federal, metropolitana, tránsitos, de barrio, afis, zetas, pefepes, ultras, halcones, el escuadrón de la muerte, entre otras linduras.

Y de todos ellos no se hace uno. Divide y vencerás dicen los maleantes y si no te agarran en total flagrancia, resulta que ninguna tiene jurisdicción para detenerte, mucho menos para consignarte. Cosa bastante provechosa para nosotros, pequeños infractores de la ley, evasores de impuestos y/o narcomenudistas.

Ya una vez me había librado por los pelos de una tremenda infracción de tránsito inexistente. Vaya, era una falta menor, el obstruir en un treinta o cuarenta por ciento la visibilidad del medallón con cosas de mi mudanza. Yo veía perfectamente, pero en esa ocasión intentaron sacarme doscientos pesos. Y ya leyeron lo que pasó.

Entonces, en medio de un día de casorios y contrastes (sí, voy a escribir de esto, namás denme chance), circulando sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas, me di la vuelta a la derecha en Xola. Díganme ustedes amiguitos chilangos, cobijados y/o adoptados por la urbe, si no se puede dar vuelta a la derecha en Xola sobre Eje Central. Toda la vida se ha podido, pero blah.

Primero me asusté porque con esto del trabajo esclavizante, aburrido y monótono, lo último que supe de las noticias de la ciudad era que policías habían participado en el secuestro de los chamacos con apellidos rimbombantes, o bueno, malandros disfrazados de policías, cosa que en estos tiempos ha perdido su distancia.

No bien di vuelta en Xola, de la primera calle, cual chico malo chico malo, una patrulla de la policía capitalina me cierra el paso. Por mi mente sólo pasó una elocuente frase: “No mames no mames no mames no mames”. Había varias opciones. Uno: Un policía tarado no calcula su frenado y en aras de no estrellarse con el metrobús me estorba con el riesgo de que yo me estampara con él. Dos: El arcoirismóvil fue usado para una felonía cometida por el valet parking del salón donde fue la boda y por fin era localizado por un policía tarado. Tres: Había habido un accidente más adelante y el policía tarado me conminaría a tomar una ruta alterna para evitar el embotellamiento. Cuatro: Engañado por nuestras elegantes vestiduras saliendo de la boda elegantiosa, un policía tarado (o un delincuente tarado disfrazado de policía) quiere secuestrarnos y poner a Astrid a hacer reportes y multas y a mí a corregir faltas de ortografía por el resto de nuestras vidas. En cualquier caso la premisa es que interviene un policía tarado.

No tuve ni tiempo de asustarme pues el policía tarado y típico -gordo, chaparro, prieto y feo- se acercó caminando como charrito y me dice: “Si es tan amable de acompañarme joven un minuto, verá usted que la esquina del eje y Xola está llena de discos de que no se puede dar vuelta a la derecha”.

Obviamente no era cierto. Pueden preguntarle a Astrid que siempre me estoy fijando (y regañando por) las vueltas prohibidas, no traía mis lentes o sí, no recuerdo, pero de todos modos, un disco de vuelta prohibida nunca me pasa desapercibido. Y en fin, el policía tarado me pidió mi licencia y la tarjeta de circulación, se los di y aún así tuvo el descaro de decirme: "Es una falta de depósito, pero todo se puede antes de que ingrese sus datos". "No pus' ingrese mis datos", le dije. Y se va bien enojado rumiando su fracaso. Vuelve, me entrega mis documentos y barrunta: "Vamos a ir aquí al de San Antonio Abad, me sigue por favor".

Me tomé mi tiempo. Cuando la patrulla me pasó apenas estaba guardando en la cartera mi licencia, tuvo que esperar a que se me diera la gana salir (hay que tener precaución, no quería que un auto me golpeara). En este punto cabe aclarar que el cortísimo y súper sensual vestido de mi mujer debería estar para entonces enredado a su cintura, pero gracias a la estratégica cinta y a mi saco en sus piernas, éstas no se revelaban en su impresionante espectacularidad al policía tarado. Obvio no, esas son sólo para mí (guiño, guiño).

Manejé aún por cuatro o cinco cuadras más, dando tres vueltas cuando el chofer de la patrulla se orilla y me pide que me detenga. Se baja y me dice (esta conversación es tan genial que merece ser transcrita -casi- en su totalidad):

Pareja del policía tarado:
Señor Luis Enrique buenas tardes, me dice mi compañero que se dirigen a una fiesta.

Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso:
Así es jefe, pos mire que se nos hace tarde.

Pareja tarada del policía tarado:
Pos' fíjese que nos acaban de hablar para que desbaratemos una fiesta en la calle aquí cerca y pos' llevárnoslo al depósito es perder casi toda la tarde joven...

Señor Luis Enrique resignado a su destino funesto:
Ni modo jefe, si hay que ir, hay que ir.

Pareja tarada del policía tarado sondeando el terreno:
Es que yo podría ayudarle, pero todo está en que me lo pida de buena manera, sin enojarse, no hay necesidad.

Señor Luis Enrique con la sangre en ebullición:
Usted dirá.

Pareja tarada del policía tarado queriendo decir algo sin decirlo:
Como le vuelvo a repetir otra vez de nuevo, todo está en que me lo pida de buena manera.

Señor Luis Enrique pensando en porqué no tiene una grabadora:
Es que si usted no me pide nada, yo no le puedo ofrecer nada, es cuestión de principios.

Pareja tarada del policía tarado haciéndose el ofendido:
No, no, no, no, ¿cómo cree? Ya me está malinterpretando, lo único que pido es que me diga que no lo va a volver a hacer. Es por su propia seguridad, ahí donde se dio la vuelta, en el semáforo hay miles de golpes de autos que no alcanzan a dar la vuelta, por eso la prohibieron.

Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso pero con una sonrisa maliciosa por dentro:
Ah bueno, así es diferente, no se preocupe que de ahora en adelante tendré el triple de cuidado.

Pareja tarada del policía tarado frustrado:
Que tengan buen camino.

Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso haciéndose amigo de la ley:
También usted, ¡suerte jefe!



¡¡¡No mamar!!!

No sé qué me da más coraje, si la perdedera de tiempo por una falta inexistente o la acusación falsa o el intento de corromperme o el que, habiendo considerado que cometí una infracción me dejara ir sólo por no perder el tiempo.

Chale y re chale.


¡¡¡Vámonos a Suiza!!!



¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 19 de octubre de 2009

... El mostro de los ojos verdes ...

.


Ya sé, ya había escrito un cuento para Metatextos llamado El Monstruo de los Ojos Verdes. Pero no trataba de los celos sino de un politiquillo sarniento y galán con un plan malévolo; pero bueno ya sabemos que comúnmente cuando alguien siente un arranque de celos insensatos, se dice justamente eso, que sufre el ataque del monstruo de los ojos verdes.

Porque hay que aceptarlo, no es común que sintamos celos de alguien inferior a nosotros, al menos no de los celos celillillillos. Cuando alguien que notoriamente no vale un décimo de lo que vale una sola uña mugrienta de mi pie apestoso me causa celos, es que algo anda terriblemente mal.

Julian Sands, el amo de las softporn que hacen pensar tiene una película que nadie que conozca ha visto, se llama Esposos y Amantes y la premisa es muy sencilla. Un matrimonio bien open-mind se permite tener aventuras sexuales con otras personas siempre y cuando al volver a casa se lo cuenten todo. El problema comienza cuando ella le oculta a uno de sus amantes específicamente, del que se ha enamorado. Obviamente, como tiene que pasar, él se entera y el infierno mental comienza. Una sola frase define en su totalidad a los celos universales:

"No estoy celoso porque te acuestes con él, no estoy celoso porque me lo ocultes. Estoy celoso porque lo amas a él igual como me amas a mí".

Chale. Está rudo eso. No soy celólogo yo, pero si lo fuera, ésta sería para mí la quintaesencia de la celología. Es natural, es humano, es masculino, es incluso deseable que un alguien se sienta amenazado por un otro al que considere como su igual, como su par, incluso que lo supere en ciertos sentidos. No tiene nada que ver con la autoestima sino con la visión. No con la certeza ni con la confianza. Es difícil, creo.

Si yo pudiera explicar los celos irracionales -PORQUE SÉ QUE LO SON- dejarían de inmediato de serlo. Si yo pudiera no sentir celos del mundo pasaría de esa opción. Prefiero la punzante cosquilla en el costado que la insulsa comodidad de lo seguro. Prefiero el acicate de las cosas que la hacen enamorarse de mí que el conformismo de la misión ya cumplida. Prefiero la confianza de que sienta lo que sienta, ella me mirará como lo hace, me dirá que soy un tonto y me abrazará.

Irónicamente, del único que podría (o debería en un mundo convencional) sentir celos, es el que menos sensaciones me provoca; ni rechazo, ni aversión, ni asco, ni dudas, mmm ni celos. Todo es porque sé que el lugar en el que él está yo lo dejé atrás hace años si es que alguna vez estuve. Porque sé de cierto que él la tuvo como yo jamás podría imaginar, ni siquiera lo querría, ni siquiera soy capaz de concebirlo.

Él la tuvo en un puño -o eso creía-, yo la tengo en mis brazos. Él la quería para siempre pero no hizo nada por lograrlo, yo la quiero para siempre y cada día es un nuevo reto. Él la soltó una mañana y no volvió a verla, yo no necesito tomarla porque sé que volamos juntos por el mismo cielo. Él la vistió de blanco un día...
...yo la visto de caricias cada noche.

La única autoridad que me adjudico para hablar de esto es lo que siento, que no es poco, es de hecho...

... TODO.



¡¡¡ letem bi lait !!!

miércoles, 14 de octubre de 2009

... La vida comprada ...

.


Odio esa frase. 'No tenemos la vida comprada'. El hombre perchero dijo eso ayer en la noche cuando nos enteramos de la noticia desgarradora.

Mi madre, desde el miércoles de la semana pasada, ha estado con una opresión en el alma que no se explicaba. 'Algo malo va a pasar', decía. Y tenía esa sensación tan extraña de la tragedia que se aproxima. Yo no sé mucho de eso, no soy vidente yo, pero es algo que nunca he sentido, siempre que algo va a pasar pasa y ya. Nada lo provoca ni nada lo detiene, ni los pensamientos positivos atraen la energía ni los negativos la rechazan, o al revés. El Secreto no existe, todo está en el aquí y el ahora, quizá para siempre en la tierra, sólo un poco aquí.

Mi salud no es la mejor ni nunca lo será. Padezco el Síndrome de Luis. Tengo una tarjeta de visitante constante con mi médico de toda la vida, que no me cobra las consultas, ni a mi hermano. El doctor Hugo ha sido más que el médico familiar, el confidente de todas las andanzas y curador de mis hipocondrias venéreas y no tanto. Recién, hace dos semanas fui a que me curara el estrés con acupuntura, estaba bien, relajiento y relajado como siempre, con su cara blanca y su barba crecida y sus lentes redondos y su bata larga y su peculiar hand shake.

Hoy yace en una cama del Hospital Juárez esperando diagnóstico de un doctor que fue su alumno, uno de tantos. El lunes tuvo un infarto que si no lo mató de primera intención, estoy seguro de que sólo lo hará más fuerte. Mis pensamientos están volcados a ello.

Quede pues, pase lo que pase, un homenaje al hombre, al doctor y al amigo plasmado en letras negras desde hace un año (casi):

El doctor Horacio Sacbé Laarv era un hombre cabal. Fue el mejor amigo de toda la vida de don Pedro Ortiz del Prado, habían crecido juntos, él vivía en casa de su abuela materna desde los 5 años debido a la desaparición de sus padres en la década de los años cincuenta del siglo pasado, Juan Ramón Sacbé Kuk, un ingeniero agrónomo exitoso que había llegado desde el extremo más oriental del país a la capital a triunfar, repentinamente había abandonado todo lo que había conseguido para unirse a una secta seudo iluminada en el país del norte. Había dejado atrás su trabajo, su casa y a su familia; su esposa, también ingeniera, Catalina Laarv, descendiente de holandeses había quedado devastada con la partida de su marido y dejó a Horacio, su hijo pequeño, al cuidado de su madre para ir en su búsqueda. Había pasado una semana desde la partida de su madre, cuando en casa de Horacio se recibió una llamada de teléfono de larga distancia internacional. Catalina le llamaba a su vástago, pero la vieja abuela Kissa se lo negó. Para ella, la madre perdía todo derecho sobre los hijos cuando los abandonaba por seguir a un hombre. Aún así le contó al pequeño que su madre había llamado y que lo quería mucho. Esa fue la última vez que Horacio tuvo noticias de su madre o de su padre, y la última vez que algo sobre ellos se dice en esta historia. A pesar de amar con todo a su abuela, que era lo único que le quedaba en el mundo y que ella era lo mejor que podría pedir en una madre, siempre sintió la necesidad de cariño filial, de más personas. Y todo eso lo obtuvo con la llegada de los Ortiz a la casa de enfrente. Pedro, de entonces su misma edad el mayor de tres hermanos, se volvió su mejor amigo, y acaso más que eso, el hermano que nunca tuvo. El patriarca, Joaquín Ortiz de la Bárcena había traído a su familia desde España huyendo de la Guerra Civil, su esposa Almudena del Prado Izco y los hijos de ambos Jaime, Matías y Pedro, habían pasado de ciudad en ciudad para por fin lograr establecerse en este lugar. Donde Pedro encontró al cómplice perfecto, y los Ortiz encontraron en la abuela Kissa al complemento ideal que les faltaba en su familia...

Ficción, claro, pero inspirado en el personaje y el hombre.


... i lay my head down and pray ...




¡¡¡ letem bi lait !!!

sábado, 10 de octubre de 2009

... A LAS NUNCA Y MEDIA ...

.



La gran aventura de RBD HD-B ha regresado y con premura pero con la relatividad del tiempo, mi participación arranca después de una historia muy bien contada por el blogger conocido como Jorge (who?).

En fin, se publicará a la brevedad y espero reacciones. Aunque me digan: 'Fue chiste, ¿verdad?'.



A las nunca y media.


El poeta rastafari estaba haciendo una pausa dramática que había durado bastante ya, al menos para mi gusto. No me siento cómodo con el silencio, por eso vine aquí. No quería estar solo escuchando los gemidos lastimeros de mis demonios que, desde su partida, no dejaban de atormentarme. Aquí la música es lo suficientemente fuerte para sosegarlos pero no tanto como para evadirme de mis propios pensamientos positivos, si es que quedaba alguno.






¡¡¡ letem bi lait !!!

jueves, 8 de octubre de 2009

... Eyes wide shut ...

.


Me gusta caminar con los ojos cerrados. El camino desde la puerta de mi casa a la entrada del fraccionamiento lo domino por completo y siempre que no haya un chamaco en bicicleta o un auto corriendo desaforadamente, soy capaz de dar hasta veinte pasos con los ojos cerrados. Podría dar más pero aún no venzo el temor de 'caerme a un hoyo' o estamparme con un poste o que un auto compacto suburbano me pase por encima o que un perro salga chillando porque lo pisé o que patee a un niño güerito de ojos azules (bueno, eso último no porque no hay niños así en este fraccionamiento).

¿Será?

Alguna vez leí o vi en la tele que hay gente que tiene tanta conciencia de los límites de su cuerpo que es capaz de hazañas maravillosas. Los límites físicos de su propio cuerpo pues. Personas en cuyos cerebros existe un detallado mapa en tres-de de sus miembros y del entorno, y que por lo tanto pueden desenvolverse en él como pez en el agua (o la analogía cliché que más les guste).

Los mejores gimnastas son de esos. Los plusmarquistas mundiales de los cien metros planos, los saltadores de altura y de longitud, o de pértiga como Yelena Isinbayeva por ejemplo ...

Pero también habemos seres súper dotados como yo que quizá nunca saltaré más de treinta centímetros de altura o un par de metros de longitud, nunca correré veloz como el viento aunque sí planeo ser un viejito constante en los torneos IronMan Senior. Quizá no sea jamás una gloria el deporte (aunque en el ajedrez le gano al Dib ps'ahuevo).

El secreto del poder consiste en encontrar al perfecto símil. Un cuerpo que se complemente idealmente en todos los aspectos básicos y no tanto. Dos almas que se entienden sin hablar, con los ojos cerrados indeed. Unas manos que saben exactamente cómo, cuándo y dónde tocar para lograr éste u otro efecto. Una combinación de latidos que aún en la distancia se reconozcan y reaccionen eléctricamente igual o más que cuando están cerca. Una piel permanente en la mía, y en la suya. Unas ganas de estar juntos que no se apagan con el agua, ni con la nieve, ni el frío ni las horas ni los husos.

Todo eso tengo, hoy más que nunca, y lo que falta ...





¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 5 de octubre de 2009

... Dos cientos ...

.


Reflexiones de una mente ociosa.
(Nada que ver con La Mente Ociosa)



1. Después de emular a Stalin, este blog que es mío y que ustedes leen llega en este momento a su entrada número doscientos. Y hace poco menos de un año celebré (muy babosamente) mi post número cien mendigando por donativos en especie (específicamente billetes de cien dólares). Hoy reconozco que en este caso, el paso del tiempo no es una buena razón para festejar, digo, si yo fuera el dios Cronos/Saturno quizá entonces podría congratularme de que los segundos se han convertido en minutos y los minutos en horas y las horas en días y los días en semanas y las semanas en meses. Pero como no soy Cronos yo, entonces no me hace especialmente feliz el correr de la vida.

Celebro el amor, no el tiempo que ha pasado desde que lo tengo. Celebro las letras, no el tiempo que me he tardado creándolas. Celebro las ideas, no el día en que se me han ocurrido. Celebro el conseguir objetivos, no el intentarlos.

Hoy celebro con mi mujer tantas cosas, todas si se me permite, pero casi ninguna tiene que ver con algo tan fútil como el tiempo.


2. Como que me da cosita la gente fea. Bueno, no es sorpresa que escriba que no me gusta la gente fea. Es que, ya hemos quedado que no es cuestión ni de educación ni de posición social, pero la naquez es la naquez y la feez es la feez. Lo digo porque en mis últimas incursiones en el Sistema de Transporte Colectivo Metro de esta honorable ciudad, me he fijado más en el entorno. Por supuesto que es por seguridad, uno ya no sabe que loco puede comenzar a pegar de tiros o a subirse a la cabina de los choferes y las choferas.

Decía entonces que he puesto atención a mi alrededor mientras viajo en el subterráneo y me he dado cuenta de la gran cantidad de gente fea que existe en el mundo (tomando como muestra el universo que me rodea en un cuarto de vagón y suponiendo que es relativamente representativa del total). Y no es que sea muy metrosexual tampoco ni que sepa muchas técnicas de belleza, obvio yo soy naturalmente hermoso. Pero -y digo esto con el afán más ofensivo del que soy capaz- que color tan feo tiene la piel de la mayoría de la gente. Según la Real Academia de la Lengua Española, racismo significa "exacerbación del sentido racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros." ¿Seré literalmente racista? Porque es realmente ambiguo. No me atrae físicamente la gente de piel morena (mucho menos negra) y sin embargo no los considero especialmente inferiores a los pálidos; en realidad, yo considero inferior a toda la gente, sea blanca, roja, amarilla o azul. Tampoco es que los odie más por ser morenos que por ser gente, entonces no sé si soy racista o no. ¡Pero qué fea es la gente!

El porcentaje de mujeres que viajan en el Metro y no se depilan los bigotes es altísimo, por eso nos odian los cantantetes italianos. También son muchísimas las personas que tienen grandes lunares que les cubren la piel. Esto es interesante porque en ningún lado he visto tanta concentración de gente fea / mujeres bigotonas / gente con grandes lunares por metro cuadrado que en el Metro. Vamos, en las escuelas a las que fui jamás vi algo así, si había feos feos y muy feos, hasta gachos diría yo, pero no taaaaantísimos; y por ejemplo, una de mis primas (se las presento si quieren) es y ha sido desde niña la más bigotona y peluda de la familia -hombres incluídos- lo cual no habla de la carencia de testosterona en nuestros genes, sino de una extraña involución que la hizo perfecta para vivir en el frío de Toluca.


3. Todos somos unos reprimidos. Pero eso no es necesariamente algo malo, pero los demonios internos suelen jugarle bromas pesadas a las personas. Cuando uno se sale o se le bota la canica, puede secuestrar un avión, subir los impuestos, verle las nalgas a Isabel Madow, tirarse de un puente o abrir un blog. El secreto de la convivencia social pacífica es que tácitamente no debemos hacer lo que nos plazca, so riesgo de aceptar las consecuencias generalmente funestas de nuestros actos.

Michael Vick no puede quejarse por estar en la cárcel si manejaba una red de peleas clandestinas de perros. Belinda no puede quejarse porque le hayan visto la mitad de una teta si se expuso a un medio tan inseguro como internet. El amiérdica no puede quejarse de que no le marcaron un penal en el último partido si tienen treinta años siendo ayudados por los árbitros. Y Roman Polansky no puede quejarse de estar detenido si violó y narcotizó a una niña de trece años.

Así haya sido hace tres décadas ya. No es justificable bajo ninguna circunstancia. Sí, es un artista genial y atormentado que perdió a sus padres en el Holocausto, que vivió una adolescencia polaca post-guerra (con todo lo que eso puede significar) y que se salvó por los pelos de ser masacrado junto con su esposa embarazada, pero ni eso, ni el haber creado Luna Amarga, Barrio Chino, El Pianista o El Bebé de Rose Mary le otorga inmunidad para hacer lo que se le hinche la gana.

¿Es realmente justo que se persiga un crimen no pagado de hace treinta años? ¿Es moralmente aceptable que se arreste a un anciano de setenta y seis años cuando su víctima le ha otrogado el perdón? Si un juanito cualquiera droga y viola a una niña de tres años y huye del país, ¿habría alguien a quien le interese especialmente el atraparlo por cualquier medio? Las consideraciones éticas de este asunto no dejan de revolotearme la sesera, sin embargo yo no tengo la respuesta, por mí, que se pudra en la cárcel, nunca es demasiado tarde para pagar en la tierra lo que se debe.

Creo en la redención pero también creo en las penas. La redención viene de adentro pero vivimos en un mundo de reglas y el perdón, como lo demuestra la efigie ateniense de la justicia, tiene que venir con la espada aplicada con vendas en los ojos.




¡¡¡ letem bi lait !!!

sábado, 3 de octubre de 2009

... Mao Tse Tung ...

.


Un día, en medio de un descomunal río de lágrimas y dolor, me dijiste que yo me quedaba con la mejor parte de ti, que yo había hecho que saliera y que si no ibas a estar conmigo tu lado oscuro se iba a revelar. También fue la primera vez que nos dijimos que nos amábamos.

Hoy apelo a dicha cláusula también enmedio de lágrimas pero ya sin dolor.

La mejor parte de ti es la que vive conmigo y tú eres lo mejor de mi vida. Ahora estamos partidos, pero cual andrógino de los tiempos antiguos no cesaremos en la espera y en el reencuentro. Una semana no es un siglo, y si lo fuera, yo esperaría de cualquier manera por ti.

¡Te amo Astrid!




¡¡¡ letem bi lait !!!

Related Posts with Thumbnails

... Gracias Dios por los dones que voy a recibir ...