domingo, 28 de febrero de 2010

... NEGRO CORAZÓN ...

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Desde la semana pasada está en línea mi más reciente cuento de METATEXTOS y ésta era la idea:

Comenzaremos esta nueva etapa haciendo un cambio en el ambiente, o quizá sea mejor decir en el escenario.

Desde hace mucho tiempo ya, se usa como salida fácil el refrito, contar una historia vieja pero en un ambiente distinto, para hacer creer al lector que está ante una narración difente, un ejemplo archiconocido es que el western clásico Los siete magnficios que es la misma historia que Los Siete Samurai de Akira Kurosawa. (Tambien “Bichos”)

En este taller trataremos de hacer algo diferente.

Los participantes de Metatextos deberán, en trescientas palabras o menos, narrar una historia ya existente (cuento, novela, película etc) haciendo un cambio de ambiente PERO este ambiente debe afectar (del modo que crean conveniente) a dicha historia.




Negro corazón.


Kareen no entendía las horribles visiones que me atormentaban por las noches, entre sueños; aun así, la amaba. Decía excitarse con mi piel oscura aperlada de sudor cuando despertaba agitado, pero se burlaba de mi miedo por vivir detrás de un cementerio en esta pobre isla. “La macumba y el vudú”, decía, “son inventos de los charlatanes”.

“Negro corazón”, me llamaba por las noches cuando yo, inquieto por la oscuridad, la miraba a los ojos. Esos ojos cristalinos que ante el débil reflejo de la luna me perturbaban apenas se apagaba la luz.

Sus ojos brillaban desafiantes cuando por la ventana se filtraron los murmullos de los muertos. Entonces escuché el estrepitoso bramido de la tierra al abrirse y liberar los cuerpos de sus tumbas. La sacudí intentando despertarla sin notar que el rugir de las entrañas de la isla apagaba el sonido de su cráneo estrellándose en la cabecera.

“¡Ya vienen los muertos!”, le gritaba. La sangre manaba entre mis dedos. Los muertos ya la habían acogido. Los vecinos corrían ante la embestida brutal. Súplicas de auxilio venían de todas partes.

Salí intentando callar el escándalo pero un furioso latido proveniente del interior me delataba. Kareen estaba acusándome. ¡Pero yo no la maté! ¡La mataron los muertos! ¡La mató la tierra que se abrió!. El tun-tun de su corazón era ya insoportable. Taladraba mis oídos y me quemaba el pensamiento.

Decenas entraban aterrados a mi casa que se mantenía en pie, pero no podían, no debían enterarse de mi crimen. El latido se hacía cada vez más fuerte como si viniera del centro mismo de la Tierra. Una opresión de muerte me atacó el pecho, la tierra tembló y lo último que vieron mis ojos, fue el techo desplomarse sobre los incautos que miraban el cadáver de mi Kareen.





¡¡¡ letem bi lait !!!

viernes, 19 de febrero de 2010

... ¿Chovinista yo? ...

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Aunque no todos entendamos de economía ni sepamos leer los indicadores de la sección de finanzas de los periódicos, a todos nos afecta la situación actual. Quizá sea una profunda recesión mundial, un error de cualquier mes del año o un simple catarrito a la economía nacional, pero lo que pasa en realidad es que nuestro bolsillo resiente todos y cada uno de los movimientos que tal vez no alcanzamos a entender.

Se nos repite por la televisión o por el radio que hay que comprar los productos “Hechos en México”, sin embargo no se nos explica el porqué. Muchas veces los productos mexicanos son más caros que los importados o son de menor calidad o tienen nombres menos bonitos.

Todos sabemos de cierto que la decisión de compra es individual y aunque haya toneladas de publicidad bombardeando nuestros sentidos en todo momento y en todo lugar, al final, en la tienda, frente al anaquel, estamos solos. ¿Qué nos hace decidir entre un producto y otro? No es cuestión de malinchismo ni tampoco de chovinismo. No hay que confundirnos.

En términos de mercado, los mexicanos somos irracionalmente fieles a nuestras marcas favoritas, es muy difícil que cambiemos “sólo por probar”. Los que han estado acostumbrados a consumir marcas extranjeras pensarán que son lo mejor y no comprarán los productos hechos en México, por el contrario, quien creció con una idea nacionalista preferirá los productos nacionales sin siquiera dudarlo, incluso sin saber si se pierde de mayores beneficios o servicios que una marca internacional pudiera ofrecerle.

Hablando de tecnología no hay mucho para donde hacerse, es cierto que existen armadoras de computadoras nacionales pero los componentes y partes son en su mayoría de procedencia extranjera. Una interesante analogía nos lleva a un ejemplo muy preciso:

Jugando al adivino, ¿qué pasaría si de pronto todos los mexicanos dejaran de consumir coca-cola para tomar solamente refrescos Lulú? Es divertido adivinar el resultado: Refrigeradores atiborrados de coca-cola porque sencillamente ya no se vende, las embotelladoras comienzan a cerrar rutas despidiendo a parte de su personal, la producción decrece y muchos obreros pierden también su trabajo, la bola de nieve alcanza al corporativo que decide retirar todas sus inversiones en el país al tener cero pesos de entrada de efectivo. Refrescos Lulú, por el otro lado, se enfrentaría a un desabasto sin precedentes en su historia declarándose incompetente para satisfacer la demanda, simple y sencilalmente explotaría. Seguramente esto nunca pasará y los escenarios que planteo estarían totalmente equivocados, sin embargo nos revela una situación para considerar.

Es cierto que parte de los ingresos que genera la venta de coca-cola en nuestro país se va a Estados Unidos. Pero también es cierto que el proceso de producción del refresco en México crea muchísimos empleos directos e indirectos, además de que su demanda inagotable no puede ser más que saludable para el mercado.

El consumir productos mexicanos ayuda a que todo el flujo de capital que se mueve con cada transacción permanezca en el país. Muchas naciones lo han experimentado en tiempos de guerra o crisis, no descuidaron su mercado interno y su economía se mantuvo activa.

Repito, no es malinchismo el pensar que una marca extranjera es mejor que una mexicana -lo es pensar que todas lo son, eso sí-, pero sí es chovinismo el asegurar contra toda prueba que una marca mexicana, por el simple hecho de serlo debe ser privilegiada sobre cualquier otra. Ambos extremos son malos. No debemos tolerar la venta de productos deficientes, sean nacionales o extranjeros; un buen producto siempre será un buen negocio para todos los involucrados.

Corresponde a los consumidores comparar, informarse, decidir su compra en valores de calidad, precio y servicio, no dejarse llevar solamente por el nombre o procedencia de algún producto. Lo mejor para comenzar a reactivar la maltrecha economía de un país es que la gente no deje de consumir.

Yo, por mi parte, pienso que un trio de McDonald’s no le llega ni a los talones a un buen plato de pozole acompañado por un sidral. Pero ese soy yo, ¿y ustedes?





Originalmente publicado el 16 de noviembre de 2009 en El Universal.









¡¡¡ letem bi lait !!!

lunes, 15 de febrero de 2010

... Como un esclavo ...

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Odio y amo hotmail Mi cuenta de hotmail específicamente. En ella se concentra la totalidad de mis correos del mundo mundial. Todo me llega ahí.

Correos personales, comentarios blogueros, solicitudes y notificaciones de facebook, reenvíos de mi correo de Blog me do, promociones de Sam's, invitaciones a presentaciones de libros, artículos de periódicos y de webs, cadenas de mis próximos examigos, recomendaciones sobre cómo bajar la grasa abdominal, pero sobre todo recibo ofertas de empleo.

Ya alguna vez expuse los peligros y riesgos de confiar en las ofertas de trabajo publicadas en internet. Pueden toparse con tipos dispuestos a hacerles el favor de capacitarlos mediante la módica cantidad de 205 pesos, para luego desecharlos si es que no cumplen con los requisitos solicitados por la empresa para contratarlos, pero ¡hey! Al menos ya están capacitados, no se preocupen, es nuestra pérdida...

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El siguiente caso es deprimente, pero completamente congruente.



Como buen negocio de Grupo Salinas, Elektra, para trabajar como su peón, primero te arrebata el amor propio y el autoestima, para luego seguir con tu creatividad, decencia, y finalmente terminar con tu sanidad.

Las respuestas marcadas tienen una sola interpretación:

A- ¡Necio!
B- ¡Limosnero y con garrote! (La opción b) nos diría que es un hombre poco comprometido con la organización).
C- ¡Gutierritos avorazado!
D- ¡Miserable conformista! (Aunque la otra opción significa también Gutierritos avorazado).
E- ¡Soplón! (Alternativa: ¡Alcahuete!)
F- ¡Individualista protagónico! (Segunda opción: ¡Nene llorón e inútil!

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Pero lo que de plano no tiene nombre es esto:



Ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja.

¡Por eso estamos como estamos!



¡¡¡ letem bi lait !!!

domingo, 7 de febrero de 2010

... La media decena trágica ...

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No soy un ex­per­to yo, y tam­po­co pre­ten­de­ría decir que lo he visto todo. Pero si algo he apren­di­do a lo largo de la vida y las sá­ba­nas, es que hay tan­tas ma­nías y frus­tra­cio­nes se­xua­les como per­so­nas hay en el mundo. Pero si al­guien qui­sie­ra hacer un tra­ta­do sobre dis­fun­cio­nes y trau­mas freu­dia­nos, yo con mucho gusto les com­par­ti­ría mis anéc­do­tas. No es que me va­na­glo­rie pero hay bas­tan­te tela de donde cor­tar. Pero por ahora, ha­ga­mos un top five no ne­ce­sa­ria­men­te en orden de humillación/payasada/etecé.


La sex-shop-aholic. Hubo una vez en mis des­per­ta­res que mi aco­sa­do­ra nú­me­ro uno prác­ti­ca­men­te me violó. Sí, me violó se­gui­do­res. Me sentí tan usado, tan ob­je­to, tan... tan no sabía ni qué había pa­sa­do. Me quitó la ropa, me aven­tó a la cama, ana­li­zó mi­nu­cio­sa­men­te mi erec­ción y me puso ma­gis­tral­men­te un con­dón. Se des­nu­dó ella y sus enor­mes tetas bam­bo­lean­tes (no en el buen sen­ti­do) se ba­lan­cea­ban fren­te a mi cara y len­ta­men­te se sentó en mí, subía y ba­ja­ba y gemía. Mi inex­per­to cuer­pe­ci­to reac­cio­na­ba a la fric­ción pre­vi­si­ble­men­te, pero en cuan­to yo co­men­cé a sen­tir la ex­plo­sión, ella ya es­ta­ba de pie fren­te al es­pe­jo vis­tién­do­se. ¿? En­ton­ces supe que erré el ca­mino, para la pró­xi­ma vida re­en­car­na­ré en un dildo.

La silence-freak. Sí, estoy de acuer­do, era prohi­bi­do, nadie tenía que en­te­rar­se, yo debía estar dur­mien­do en casa y ella tenía novio, su mamá dor­mía en el cuar­to ad­ya­cen­te, y sin em­bar­go ella me metía sus dedos a la boca en un afán si­len­cia­dor que yo jamás en­ten­dí. No por el hecho, por­que como po­drán darse cuen­ta, se su­po­nía que no de­be­ría­mos estar ha­cien­do eso, ahí, en ese mo­men­to. No en­ten­dí sus ganas de ca­llar­me pues de su gar­gan­ta sa­lían atro­na­do­res ge­mi­dos, tan exa­ge­ra­dos como in­ve­ro­sí­mi­les. En vez de ex­ci­tar­me me ha­cían es­tre­me­cer mis hue­si­tos au­di­ti­vos. Y ni si­quie­ra eran gri­tos pro­lon­ga­dos, ella misma se daba cuen­ta de que es­ta­ba su­bien­do de más enor­me­men­te el vo­lu­men de sus gri­tos y som­bre­ra­zos y los cor­ta­ba con un so­no­ro "ih", se­gui­do de un ex­tra­ño bu­fi­do que jamás en la vida he vuel­to a es­cu­char, ni si­quie­ra en el Dis­co­very Chan­nel.

La ese pe eme. Yo tenía vein­ti­cua­tro años y ella trein­ta. Ha­bía­mos te­ni­do una ma­te­ria en común en la maes­tría, In­ves­ti­ga­ción de Ope­ra­cio­nes y ella, es­cu­dán­do­se en su for­ma­ción so­cial me pedía ayuda con cier­to mo­de­lo de filas es­pe­cial­men­te com­pli­ca­do. Una cosa de­ri­vó en otra y re­ci­bí una in­vi­ta­ción a comer. ¿Comer? ¡Sí! Aun­que justo ese día era el lan­za­mien­to en el mundo mun­dial de Harry Pot­ter and the Half-Blood Prin­ce (el libro por su­pues­to). En­ton­ces me cam­bió la co­mi­da por un café des­pués -gra­cias a Dios-. En­ton­ces yo lle­gué a la cita muy feliz con mi la­dri­llo bajo el brazo, an­sio­so por ter­mi­nar con el trá­mi­te pro­to­co­la­rio de la date y el acos­tón pro­me­ti­do y co­men­zar a leer. ¡Oh gran error! En plena mesa, ella se dobló de dolor pre­mens­trual (o algo así). Ya en su casa, en su ha­bi­ta­ción, las cosas no me­jo­ra­ron. Fue algo de lo más ex­tra­ño, sus gri­tos de dolor bien pu­die­ron haber sido emi­ti­dos por cual­quier ac­triz porno pre­ten­dien­do un pla­cer desor­bi­ta­do. Weird.

La cu­bis­ta wee­ping. Una sola vez tuve sexo con ella. Lo su­fi­cien­te para que, mi­nu­tos des­pués me amara por toda la eter­ni­dad y horas des­pués me di­je­ra que no era yo lo que bus­ca­ba en un hom­bre ideal. Cucú, cucú. No era fea, bueno, lo era en el sen­ti­do es­tric­to de la pa­la­bra. Era no-bonita, lo cual la con­vier­te en au­to­má­ti­co en fea, pero debo decir que tenía un no­se­qué­que­qué­se­yo que la hacía me­dia­na­men­te atrac­ti­va, era tan rara que era hip­no­ti­zan­te, como cuan­do no pue­des dejar de ver una pin­tu­ra en un museo. El maes­tro no pudo ha­ber­la re­tra­ta­do mejor. No lo sé. Quizá fue la forma tan atre­vi­da y des­par­pa­ja­da con la que me besó la pri­me­ra vez, ro­dean­do mi es­cri­to­rio y ata­cán­do­me sin que yo pu­die­ra hacer algo por evi­tar­lo. Pero el punto es que llo­ra­ba des­con­so­la­da con cada mo­vi­mien­to os­ci­la­to­rio y/o tre­pi­da­to­rio de la cama. Sus ge­mi­dos las­ti­me­ros se con­fun­dían con sus pe­que­ños ge­mi­di­tos pla­cen­te­ros y yo, justo al ter­mi­nar, em­pren­dí la gra­cio­sa huida a la ducha.

La sha­llow nazi. Hay mo­men­tos para exi­gir, para gri­tar, para pedir con au­to­ri­dad e in­clu­so para su­pli­car por sexo. No es lo mismo su­su­rrar sen­sual­men­te: "¡Ya mé­te­me­la!" que gri­tar con voz de niña chi­qui­ta: "¡Estoy vacía!". Nadie, nin­gún hom­bre digno de su ralea quie­re es­cu­char eso, en nin­gún mo­men­to, menos cuan­do uno se está po­nien­do un con­dón con todo el cui­da­do del mundo. Y en­ton­ces le­van­té la mi­ra­da y la vi justo en po­si­ción de labor de parto. ¡Qué cosa más ex­tra­ña! La con­se­cuen­te dis­mi­nu­ción de li­bi­do no hizo más fácil el en­mi­ca­do con­do­niano. Fue en ese mo­men­to cuan­do debí haber dicho una frase que re­tum­ba­ría en sus oídos y en su frá­gil au­to­es­ti­ma por siem­pre. "Pues yo te veo bas­tan­te lle­ni­ta eh reina". "Pues a ver si lees algo que no sea Sor Juana de vez en cuan­do". "En serio, más CNN y menos E!". "Pues si tu­vie­ras un poco más de con­si­de­ra­ción hacia tus pró­ji­mos no sen­ti­rías esa va­cui­dad en el alma". O algo así.

Creo que casi todas de las cosas ex­tra­ñas y ma­niá­ti­cas que me han pa­sa­do tie­nen que ver con gri­tos o so­ni­dos en ge­ne­ral. Tam­po­co está de más decir que esto sólo es la punta del ice­berg, así que pro­me­to echar­me un cla­va­do en los anales de mi me­mo­ria pri­vi­le­gia­da y res­ta­car de las pro­fun­di­da­des las más di­ver­ti­dí­si­mas his­to­rias de coitus-brutus que tengo en mi haber.





¡¡¡ letem bi lait !!!





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martes, 2 de febrero de 2010

... El día de la marmota ...

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Es raro, o bueno a mí me lo parece que dos autos con nombres tan similares -in a matter of speaking- sean tan diferentes. Y de marcas o constructores tan disímbolos entre sí.

Diríanme, ¿qué tienen en común estos dos autos?



y



Además de que ambos poseen dos pares de ruedas, su motor hace run run run run run run run run y viajan de aquí para allá, no hay muchas similitudes. Pontiac Solstice y Chevrolet Equinox son sólo muestras palpables de la gandallez de los mercadólogos que ni por la cabeza les pasa que sus nombres pueden ser asociados a otra cosa que no sean sus autos.

Chrysler-Dodge ha tenido más sensatez. Cirrus y Stratus son marcas suyas. Muero por ver cómo resuelven en un futuro el auto llamado Nimbus sin que yo u otros nerds piensen automáticamente en una escoba voladora. Y seguro piensan que Cumulus no es un buen nombre para un automóvil.

Solsticio y equinoccio. Hoy justo nos encontramos a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Entre la noche más larga del año, cuando las cosas se ven más oscuras y la entrada majestuosa de Helios por el oriente, a la época de la iluminación.

Entre el zapato y el pantalón frío y el calor, hoy dos de febrero de dos mil diez, un día después de una fecha palíndrome 01022010 y azotados por el frente frío número 28, sacamos la cabeza del agujero cual marmotas para pronosticar el fin del invierno. Para ver hacia adelante y dejar de preguntarnos quién se ha llevado el mes de enero para comenzar a preguntarnos a dónde nos llevará febrero, y marzo, y abril...

No es casualidad que los gregorianos hayan elegido éste día para celebrar el día de la candelaria. El día en que Jesús niño-dios fue presentado en el Templo pos sus padres, según la tradición judía. Después de escapar de la persecución heródica, asomó por fin la cabeza ante su reino futuro para anunciar el fin de los tiempos impíos y la purificación de sus almas. Así mismo, la purificación de María ante Dios a pesar de los ojos avisores de la comunidad religiosa de Jerusalén.

Las fiestas de pascua se dan -en este hemisferio- en los calientitos días de primavera, no tan aptos para la redención cuando estamos en Ixtapa en pleno spring-break, por eso los gregorianos recorrieron la celebración redentora a diciembre, justo en el solsticio de invierno, repito, la noche más larga del año, el día más oscuro.

No hay punto ni moraleja ni reflexión. Ahora me voy a la cama esperando que el calendario marque mañana el 2 en vez del 1. A estas alturas, aunque a veces me gustaría que el tiempo corriera más despacio, no estoy para andar repitiendo días (aunque tenga mis favoritos, siempre el que viene es mejor).



Adelante (Post patrocinado por Bancomer, NOT!).



¡¡¡ letem bi lait !!!

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... Gracias Dios por los dones que voy a recibir ...