...Mr. Ambulance Driver
I'm not a real survivor
Wishing that i was the one that...wasn't gonna be here anymore
The one that isn't here anymore
The one that isn't here anymore
Oh...we can't trade places
Our lives are strangely our own
Mr. Ambulance Driver...
I'm not a real survivor
Wishing that i was the one that...wasn't gonna be here anymore
The one that isn't here anymore
The one that isn't here anymore
Oh...we can't trade places
Our lives are strangely our own
Mr. Ambulance Driver...
Cuentan las leyendas que en países nórdicos, polares o simplemente civilizados, la necesidad de una policía patrullera es prácticamente nula, la gente se comporta ordenada, respeta los señalamientos viales -si es que existen- y coexisten en santa paz peatones con automovilistas con bicicletos con tamarindos con abuelitas y con pelotas perseguidas por chamacos. En mi bendito país (que Dios tenga en su santa gloria -quizá más pronto que tarde-) existe una subdivisión de divisiones divididas entre las corporaciones encargadas de guardar el orden entre los individuos; la policía montada, la policía charra, la policía en bicicleta, el chapulín colorado, la policía ecológica, la municipal, delegacional, estatal, capitalina, federal, metropolitana, tránsitos, de barrio, afis, zetas, pefepes, ultras, halcones, el escuadrón de la muerte, entre otras linduras.
Y de todos ellos no se hace uno. Divide y vencerás dicen los maleantes y si no te agarran en total flagrancia, resulta que ninguna tiene jurisdicción para detenerte, mucho menos para consignarte. Cosa bastante provechosa para nosotros, pequeños infractores de la ley, evasores de impuestos y/o narcomenudistas.
Ya una vez me había librado por los pelos de una tremenda infracción de tránsito inexistente. Vaya, era una falta menor, el obstruir en un treinta o cuarenta por ciento la visibilidad del medallón con cosas de mi mudanza. Yo veía perfectamente, pero en esa ocasión intentaron sacarme doscientos pesos. Y ya leyeron lo que pasó.
Entonces, en medio de un día de casorios y contrastes (sí, voy a escribir de esto, namás denme chance), circulando sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas, me di la vuelta a la derecha en Xola. Díganme ustedes amiguitos chilangos, cobijados y/o adoptados por la urbe, si no se puede dar vuelta a la derecha en Xola sobre Eje Central. Toda la vida se ha podido, pero blah.
Primero me asusté porque con esto del trabajo esclavizante, aburrido y monótono, lo último que supe de las noticias de la ciudad era que policías habían participado en el secuestro de los chamacos con apellidos rimbombantes, o bueno, malandros disfrazados de policías, cosa que en estos tiempos ha perdido su distancia.
No bien di vuelta en Xola, de la primera calle, cual chico malo chico malo, una patrulla de la policía capitalina me cierra el paso. Por mi mente sólo pasó una elocuente frase: “No mames no mames no mames no mames”. Había varias opciones. Uno: Un policía tarado no calcula su frenado y en aras de no estrellarse con el metrobús me estorba con el riesgo de que yo me estampara con él. Dos: El arcoirismóvil fue usado para una felonía cometida por el valet parking del salón donde fue la boda y por fin era localizado por un policía tarado. Tres: Había habido un accidente más adelante y el policía tarado me conminaría a tomar una ruta alterna para evitar el embotellamiento. Cuatro: Engañado por nuestras elegantes vestiduras saliendo de la boda elegantiosa, un policía tarado (o un delincuente tarado disfrazado de policía) quiere secuestrarnos y poner a Astrid a hacer reportes y multas y a mí a corregir faltas de ortografía por el resto de nuestras vidas. En cualquier caso la premisa es que interviene un policía tarado.
No tuve ni tiempo de asustarme pues el policía tarado y típico -gordo, chaparro, prieto y feo- se acercó caminando como charrito y me dice: “Si es tan amable de acompañarme joven un minuto, verá usted que la esquina del eje y Xola está llena de discos de que no se puede dar vuelta a la derecha”.
Obviamente no era cierto. Pueden preguntarle a Astrid que siempre me estoy fijando (y regañando por) las vueltas prohibidas, no traía mis lentes o sí, no recuerdo, pero de todos modos, un disco de vuelta prohibida nunca me pasa desapercibido. Y en fin, el policía tarado me pidió mi licencia y la tarjeta de circulación, se los di y aún así tuvo el descaro de decirme: "Es una falta de depósito, pero todo se puede antes de que ingrese sus datos". "No pus' ingrese mis datos", le dije. Y se va bien enojado rumiando su fracaso. Vuelve, me entrega mis documentos y barrunta: "Vamos a ir aquí al de San Antonio Abad, me sigue por favor".
Me tomé mi tiempo. Cuando la patrulla me pasó apenas estaba guardando en la cartera mi licencia, tuvo que esperar a que se me diera la gana salir (hay que tener precaución, no quería que un auto me golpeara). En este punto cabe aclarar que el cortísimo y súper sensual vestido de mi mujer debería estar para entonces enredado a su cintura, pero gracias a la estratégica cinta y a mi saco en sus piernas, éstas no se revelaban en su impresionante espectacularidad al policía tarado. Obvio no, esas son sólo para mí (guiño, guiño).
Manejé aún por cuatro o cinco cuadras más, dando tres vueltas cuando el chofer de la patrulla se orilla y me pide que me detenga. Se baja y me dice (esta conversación es tan genial que merece ser transcrita -casi- en su totalidad):
Pareja del policía tarado:
Señor Luis Enrique buenas tardes, me dice mi compañero que se dirigen a una fiesta.
Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso:
Así es jefe, pos mire que se nos hace tarde.
Pareja tarada del policía tarado:
Pos' fíjese que nos acaban de hablar para que desbaratemos una fiesta en la calle aquí cerca y pos' llevárnoslo al depósito es perder casi toda la tarde joven...
Señor Luis Enrique resignado a su destino funesto:
Ni modo jefe, si hay que ir, hay que ir.
Pareja tarada del policía tarado sondeando el terreno:
Es que yo podría ayudarle, pero todo está en que me lo pida de buena manera, sin enojarse, no hay necesidad.
Señor Luis Enrique con la sangre en ebullición:
Usted dirá.
Pareja tarada del policía tarado queriendo decir algo sin decirlo:
Como le vuelvo a repetir otra vez de nuevo, todo está en que me lo pida de buena manera.
Señor Luis Enrique pensando en porqué no tiene una grabadora:
Es que si usted no me pide nada, yo no le puedo ofrecer nada, es cuestión de principios.
Pareja tarada del policía tarado haciéndose el ofendido:
No, no, no, no, ¿cómo cree? Ya me está malinterpretando, lo único que pido es que me diga que no lo va a volver a hacer. Es por su propia seguridad, ahí donde se dio la vuelta, en el semáforo hay miles de golpes de autos que no alcanzan a dar la vuelta, por eso la prohibieron.
Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso pero con una sonrisa maliciosa por dentro:
Ah bueno, así es diferente, no se preocupe que de ahora en adelante tendré el triple de cuidado.
Pareja tarada del policía tarado frustrado:
Que tengan buen camino.
Señor Luis Enrique con el ceño fruncido y tembloroso haciéndose amigo de la ley:
También usted, ¡suerte jefe!
¡¡¡No mamar!!!
No sé qué me da más coraje, si la perdedera de tiempo por una falta inexistente o la acusación falsa o el intento de corromperme o el que, habiendo considerado que cometí una infracción me dejara ir sólo por no perder el tiempo.
Chale y re chale.
¡¡¡Vámonos a Suiza!!!
¡¡¡ letem bi lait !!!
6 comentarios:
Ojalá yo tuviera un auto :(
Bueno, pues resulta que la falta no fue tan inexistente:
"A partir de hoy, por la puesta en marcha del corredor Cero Emisiones sobre el Eje Central, quedan prohibidas las vueltas a la derecha en el Eje 4 Sur Xola, República de El Salvador y Francisco I. Madero, y a la izquierda en Victoria.
Alfredo Hernández, subsecretario de Control de Tránsito de la policía capitalina, dijo que la medida es para agilizar la circulación de los trolebuses eléctricos, que tendrán carriles confinados."
Excelsior
01-Agosto-2009
Entonces, experimento sentimientos encontrados: ¿me alegro por escapar sin haber recibido el castigo correspondiente o me entristezco más de vivir en un país en el cual los policías te dejan ir cuando no te pueden sobornar?
Sí, regresemos a Suiza!
(pero eso sí, los discos que dijo "el oficial" no estaban)
Je t'aime!
Si de pronto a alguien se le ocurre prohibir las vueltas en equis esquina... chingadamadre!!! que lo anuncien... que la gente no adivina... que, ARGH!... pinches polis...
Estoy encabronada con la (quesque) autoridá! de este re(a veces)pinchi país... jum!
Jajajaja.
"Pídamelo de buena manera"
Eso fue PRICELESS.
Deberías haberlos grabado con tu celular... aunque sea el puro audio. El acento chilango es lo que le da toque final.
Yo quiero ir a Suiza. Dónde te metes? tiempo sin verte conectado
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