jueves, 2 de julio de 2009

... La K-J-I (diota) ...

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Si algún día me saco la lotería o un poderoso ejecutivo (o ejecutiva, sería mejor ¬¬) de televisión se enamora de mi trasero y lo(a) convenzo de dejarme todo su imperio, tendré una televisora cuyas siglas sean: K.J.I. El slogan obvio sería una burla para todos aquellos detractores de la televisión. Dirán: "Por supuesto, es tan idiota que hasta ellos de dan cuenta". "¿Cómo esperan que veamos algo que se autodenomina idiota?". Entre otras linduras. Pero lo cierto es que 'La Ka Jota I diota' será todo menos idiota. Quizá un poco imbécil, de humor simple y divertido y siempre con aires cultosos. Aquí hablé sobre mi programa de televisión ideal. Ahora imagino todo un canal para poder hacer lo que me plazca. Oh sí.

Bueno, resulta que un cuate que se murió en abril de este año de cáncer de próstata (¡ay dolor!), se hacía llamar J.G. Ballard, escritor, novelista y quote-genius que entre sus obras más famosas están: "El Imperio del Sol" que Steven Spielberg la hizo película y luego fue nominada para un chorro de Óscares; la genial "Crash" re fuerte y polémica sobre autos y mutilados y aaargh, ya me dieron ganas de...; ajá, Ballard también escribió disparates de la más inverosímil ciencia ficción como "The Kindness Of Women", pero eso fue en 1991 cuando ya estaba medio chocheando. O bueno no, porque su último libro "Kingdom Come" de 1996 (que por cierto es uno de los mejores títulos del universo para lo que sea, cómic, novela o grupo de rock) tiene unas reseñas enormes y aún no he podido hincarle el diente, pero bueno, algún día ...

Ah, lo siento, lo que quería decir es que J.G. Ballard decía que: "La televisión es pura vanidad". Que viniendo de un tipo de la edad de mi abuela no suena descabellado. De todos modos yo puedo quedar libre de casi cualquier pecado católico o cristiano menos siete, y la vanidad cae dentro de la soberbia, que ha de ser como mi tercer o cuarto pecado favorito; así que, por antonomasia, la televisión y yo nacimos para ser uno mismo. Uouuo.

Cada que me encuentro con algún trasnochado que en su afán por verse cool afirma y recontraafirma que no ve televisión, lo detengo antes de que comience su perorata diciéndole: "¡Hey! Cuidado, no hables mal de la televisión, ella me educó". A eso casi nadie sabe que contestar. Bah, ilusos. Claro, a nadie le gustaría que hablaran mal de doña Chonita su nana ¿no? O de su madre, o de su abuela o del padre Ángel, depende.

Siendo mi hermano y yo hijos de madre trabajadora y padre bohemio y ausente, pasamos la mayor parte de nuestra niñez en casa de mis abuelos papás de mi madre. Los cuales tenían sus trabajos y sus negocios. Lo que obligaba a la televisión a permanecer encendida por horas y horas. Yo no necesitaba hacer tareas, ya las había hecho durante las aburridas clases y mi hermano tampoco lo necesitaba, le pagaba a algunos niños para que las hicieran por él.

Mazinger Z, los Thundercats, los Halcones Galácticos, El Tesoro del Saber, Plaza Sésamo, Popeye el marino y -tardíamente- Los Simpson fueron mis tutores. Sin embargo, aún conservo el papel escrito que mi padre, bohemio y con ciertas tendencias librepensadoras, me envió alguna vez. Transcribo:

"Lee, lee mucho. Libros de historia, de historias, de historia de los países, de los animales, libros de cuentos. Hasta el Condorito, el Video Risa o los cuentos de Disney si quieres. Todas las letras te dejan algo bueno. No quisiera que un hijo mío se volviera un burro que nada más se la pasa viendo televisión."

¡Uops! No sé en qué momento torcí el camino. Lo cierto es que me encanta la televisión. De mis padres y mi abuelo heredé el gusto por la lectura, pero jamás me perdí mis programas favoritos. Mi hermano, aunque sin educación profesional, es un gran lector, un tremendo lector que se roba mis libros y se los lleva a tierras tlaxcaltecas lejos de mí (aaaargh, ajá). Mi abuelo tiene una biblioteca completísima y polvorienta que creo que vale más que su casa entera, a la cual se añadieron los libros que nos dejó mi papá. Mi mamá lee, siempre lee, en el baño, en la playa, en la sala de espera del ginecólogo, mientras ella espera a sus pacientes, aunque últimamente ha preferido conectarse al messenger para platicar con sus hermanos.

Antenoche fui feliz dando cátedra de geografía política e historia del comunismo, cosa imposible de lograr sin leer, pero también sin ver el History Channel y comparar visiones, lugares, fechas, opiniones y lados.

Cuando no tenía cable me quejaba de ver siempre lo mismo, pero ahora que hay internet me quejo de no tener el suficiente tiempo para ver todo lo que me gusta. El paso natural es el TiVo, y si de por sí duermo tres horas diarias, supongo que podré darme el tiempo. Trabajar haciendo televisión significa renunciar al tiempo para verla. Es simplemente desgastante y lo sufrí (y muero por seguirlo sufriendo, la verdad).

La relación de la sociedad con la tele es tan de amor-odio que miles y miles de historias pueden salir de ahí. El master de masters Pepe Rojo (aquí una genial colaboración para la revista en la que quiero trabajar) hace una buenísima fusión de novela y ensayo en la críptica "Punto Cero". Que desde el año pasado es de mis libros favoritos. No es fácil de conseguir, pero yo se los presto ja.

No soy envidioso, soy vanidoso, que es otra cosa.



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Vayan al post medio polémico (que me echan montón) en:



¡¡¡ letem bi lait !!!

7 comentarios:

Die Maan dijo...

uy no manches yo tambien leo replicante, pero pinches cerdos capitalistas le subieron el precio¬¬

Dib dijo...

Yo, al igual que tú, soy uno de los principales defensores de la TV.

Y si algún día llegas a tener tu televisora, demando que pongas series como:

Daria, Duckman, The Invader Zim.

Entre muchas, muchas otras que me da hueva escribir.

megustanloscharcosdelluvia! dijo...

Mi papa me castigaba no dejandome ver la tele... en realidad no recuerdo muchos programas de mi niñez, casi siempre me sentaba a ver la tele para estar junto a mis hermanos, solo recuerdo a Remi (si, y que!!!!!), a los halcones galacticos (imito la voz del niño de cobre jajajaj) de los cuales he de decir que siempre ver esa caricatura me dejaba un sentimiento de vacío que siempre me dan con las cosas del espacio y queno me gusta ni me explico, los thundercats y claro! Los pitufos, comunidad de hombrecillos azules con una sola vieja para todos...

Cuando mi papa se apiadaba de mi y me decia, anda nena, vente a ver la tele, yo le decia que ya no queria y me daba media vuelta... ja

Y leer, me viene de mama y hermano, este remate de libros me supo raro... ya te dire por que...

Besos ojos!!

G L O R I A dijo...

Yo también fuí educada por la tele, y puedo asegurar que la mitad de mi infancia la pase frente a la caja idiota.
A mi me encantan los dibujos animados y hasta la fecha veo los simpson, daria y bob esponja.
Un beso.

Nena dijo...

He sido una pésima lectora bloggera,no me había metido a este blog por la actualización en algunos días, pero bueno, aquí andamos. Buen post. Quiero trabajar en la posible televisora.

la chida de la historia dijo...

A mí no me gusta ver la tele... es que me aburro y... bueno... pero leer sí.. aunque últimamente no tengo ni tiempo ni libros nuevos.. =(

Pero lo que sí puedo afirmar... es que, efectivamente, eres bien pinchemente vanidoso... argh!... al punto de la desesperación... y egocéntrico... y blah blah...

Pero te quiero, jo!

Me consta que sin tele no vives... (ella te extraña también)

La Balada Despeinada dijo...

A mi me gusta leer, pero debo admitir que soy medio inconstante.. Asi que decidi dejar de comprar libros hasta que no termine el estante que tengo pendiente... Y mis series de TV que no mep uedo perder.. jejeje

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