o 'Crónica innecesaria de un ausente presente'.
Era un sábado de finales de mayo, de hecho, el último sábado de mayo de aquí a once meses. La promesa, desde noviembre, antes de partir, había sido que en marzo todo habría terminado. O comenzado, depende del punto de vista. Pero por alguna razón, el gran evento se pospuso hasta ese día.
Yo estaba lejos, arriba, libre, siendo. Ella se había quedado, ignota de mí pero intensa en el acompañamiento de un viaje feroz por los recuerdos. Había estado ahí, lista, al pie del cañón para leerme desde el principio hasta el final; mordiéndose los dedos para evitar el preguntarme qué seguía, qué había detrás, incluso qué era lo que en realidad estaba pasando.
Ella dice que escribo como si corriera. Las prisas tienen todo que ver, aunque siempre niegue que las tengo. Hoy, aunque quisiera, no puedo pretender escribir pausado, no lo lograría, no con intención. La historia es como es y como sale de mis dedos largos, gordos y chuecos.
Fuera de la criptiquez, la mujer del extraño nombre, la araña goma monstruo, la del abrazo lejano, la niña de los mil apodos, Elisa Itandehui se ha casado con un Luis. ¡Eso! Nadie puede negar que el llamarse Luis es la onda (namás yo).
No es necesario explicar las razones de la ausencia, lo más probable es que sea una de esas situaciones de 'lo-recordaré-para-siempre', así que acepto mi falta como el más humilde de los mortales. Y bien sabe Dios lo que me cuesta hacerlo.
El último sábado de mayo de 2009, o sea hace dos días, mis ojos despertaron en otros ojos. No literalmente, pero rayos, cómo y de qué manera me reía mientras desayunaba (a las tres de la tarde ja) con Cori-Cori (favor de no confundir con Cris-cris-cristina os lo ruego, nada que ver). Siempre riéndonos de lo vulgar, de lo kitsch, del nivel tan elevado de gachez que puede alcanzar el ser humano en su intento por verse o querer verse cool. Ya quedamos que lo naco y lo _____ (inserte aquí antónimo de naco) es cuestión de actitud.
Pero me desvío.
Mientras escuchaba la plática banal y en extremo estúpida de mi interlocutora -aunque interlocutora es un decir, ella fuela que habló la mayor parte del tiempo- la escena pasó claramente frente a mis ojos.
Itande entraba al templo radiante, enfundada en albas telas que refulgían y la hacían ver como diosa, el ajuste en la cintura la hacía parecer, más que princesa autóctona, musa romana. Claramente ví el tocado argento, como símil de corona de laurel reposando sobre su cabello alaciado que caía cual negra cascada sobre sus hombros. Brillaba. Ella. Luis, frente al altar, elegante sin parecerlo demasiado temblaba. Levemente, claro, él intentaba que nadie se diera cuenta, pero siendo mi fantasía yo lo sabía.
La ceremonia fue intensa, emotiva; tanto, que a ratos, de los ojos de Itande se escapaban gotas saladas que le escurrían por los cachetes. El punto climático fue cuando el novio la tomó de la mano al tiempo que ambos se miraban a los ojos, y los de él se inundaron cual estanque en lluvia. Con un nudo en la garganta, deslizó la sortija en su dedo anular y dijo: "Sí, acepto".
Fuegos artificiales se escuchaban aun dentro del templo. No había, físicamente, pero desde dentro de su pecho, ella los producía. Estaba feliz, en su elemento, en su día. Y yo no podía creer que los asistentes a la boda no pudieran escuchar los tronidos de celebración. Tal vez yo podía por la cercanía, por el haber compartido las letras y las palabras y el haber sido testigo de la historia de un amor como no hay otro igual.
Después, Cori-cori me hace una pregunta y todo se esfuma. Pido la cuenta y me apuro para regresar a tal especimen (no puedo negar que a veces la corrientez es re sexy) a su casa, aunque llovía.
Las ideas dejaron de agolparse y no tuve más imágenes de la boda, ni de la fiesta desfilando ante mis atontados ojos (verdes, hermosos). Sin embargo, desde mi sitio, desde donde esté, siempre les enviaré lo mejor de lo mejor, lo que se merezcan, obvio.
Que el ruido que ella hace al lavarse los dientes no le ponga los nervios de punta al tocayo. Que el conocido rugir tripezco de los luises no la haga golpearlo con la almohada y mandarlo a dormir al sillón.
Yo espero a que pase la luna de miel, y que ella vuelva (y me quiera seguir hablando) para que siga regalándome joyas como esta:
¡Hasta siempre y larga vida a los dos! Juntos, claro.
Atte. Ojos de vaca-tigre
¡¡¡ letem bi lait !!!
7 comentarios:
ajáaaa!!!
yo quiero mis conversaciones contigo asi... bueno seguramente no me casaré con ningún luis... pero quiza viva con uno... jaja
todo puede pasar porque seguramente soy muy kitsch y muy cursi.
a veces me hubiera gustado que "aquel de los mil apodos" que conoci en Mayo y que después se convirtió en el inombrable escribiera... o por lo menos me dijera las cosas libre, arriba o lejos corriendo aun sin prisa saliendo de sus dedos largos y blondas manos, pero quiza no me llamé luisa ni tengo ojos hermosos quiza eso lo hubiera motivado...
he dicho la más humilde de las mortales.
besos
Creo que necesito leer algunos post anteriores para enteder del todo a la Niña de los Mil Apodos, pero creo que entiendo el sentido del post...sniff.
Raro, pero despues de todo, fui risada, como princesa, eso si, con el cabello oscuro, muy oscuro y de color natural, tocado argentino? no, en cambio, una pequeña y discreta peinetaque fue mi dolor de cabeza hasta que pude quitarmela.
no hubo lagrimas, ni tantos nervios, por que antes, el y yo ya nos habiamos casado, solitos, en medio de un parque y ahi si hubo lagrimas.
Papa me llevo del brazo y me entrego, se le corto la voz al darnos unas palabras, pero mama las termino.
y ahi estaba el. Un Luis como no hay 2, el unico Luis que es el amor de mi vida de aqui para siempre.
la lluvia de arroz, el cada quien para su carro... y los novios? ja, se fueron caminando en busca de el gran amigo que los llevaria, la gente nos p`reguntaba si eramos reales, si nos acababamos de casar, nos pedian sacarse fotos con nosotros jajajaja
y baile con el. como muchas veces (mama decia que no aguantaria el vestido, que ese vestido no me dejaria bailar) y baile y sonrei y me diverti y soy feliz.
hoy cumplo años. 26, para ser exactos, y desperte con sus ojos grandes un tanto claros y pestañas larguisimas viendome fijamente y diciendome "feliz cumpleaños hemostra, te amo"
el sueño es real.
gracias ausente presente!
Me cae que no entendí la imagen.
¿O sea que no'más no en el momento del... ya sabes?
un post con demasiada melancolía.
Que tu amabilidad quede para la posteridad entonces.
Ella sabrá apreciarlo, sin duda.
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