No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, sino que apura el recurso hacedero.
Píndaro.
Píndaro.
La primera vez que leí El mito de Sísifo, ensayo del maestro maestro maestro Albert Camus, tenía como 17 años, ya sabía de la vida, el dinero, el amor y las mujeres (¿qué, hay más?). Además como cualquier post-pubescente en lo único que pensaba era en viejas.
Leí y escribí esto:
si me bastase con amar
las cosas serían demasiado sencillas
cuanto más se ama
más se consolida lo absurdo
no es por falta de amor
por lo que voy de mujer en mujer
es ridículo presentarme como un iluminado
en busca del amor total
pero tengo que repetir ese don
porque amo a todas con el mismo ardor
y cada vez con todo mi ser
de ahí que cada una espere darme
lo que nadie me ha dado nunca
ellas se engañan profundamente cada vez
y sólo consiguen hacerme sentir
la necesidad de esa repetición
yo busco la saciedad
si abandono a una mujer bella
no es en modo alguno
porque ya no la deseo
una mujer bella es siempre deseable
pero es que ella desea ser otra
y eso no es lo mismo
las cosas serían demasiado sencillas
cuanto más se ama
más se consolida lo absurdo
no es por falta de amor
por lo que voy de mujer en mujer
es ridículo presentarme como un iluminado
en busca del amor total
pero tengo que repetir ese don
porque amo a todas con el mismo ardor
y cada vez con todo mi ser
de ahí que cada una espere darme
lo que nadie me ha dado nunca
ellas se engañan profundamente cada vez
y sólo consiguen hacerme sentir
la necesidad de esa repetición
yo busco la saciedad
si abandono a una mujer bella
no es en modo alguno
porque ya no la deseo
una mujer bella es siempre deseable
pero es que ella desea ser otra
y eso no es lo mismo
... y yo era feliz diciendo que me había inspìrado en Camus para escribir semejante barbaridad (que sea cierto no le quita lo bárbaro). Pero hoy que volví a leer El mito de Sísifo después de nueve años le encuentro un sentido completamente diferente.
Ya no sé si estoy de acuerdo o no, pero no es mala forma de ver la vida. Si un hombre es conciente de su vida amarga y sin sentido, de igual manera debe saber que es todo lo que tiene (para Sísifo, la roca es su mundo) y no necesita algo más para ser feliz. De ahí mi conflicto con la contradicción entre la sencillez y la mediocridad. En algún nivel, la felicidad se encuentra en el conocimiento de las propias limitaciones y en no ambicionar nada más de lo que se puede tener. Y en otro sentido, como entes pensantes y codiciosos deseamos siempre más lo que no podemos poseer.
¿Y si aceptamos nuestra propia fatalidad, nuestra vida absurda, nuestra roca y la apreciamos por el solo placer de tenerla, por el simple saber de que es nuestra?
*Esuchar el podcast: "El Tiempo y el Absurdo"
¡¡¡ letem bi lait !!!
3 comentarios:
wow! que post tan invitador a la reflexión, al igual que tú me cuestiono lo mismo, la salud mental y emocional del saber el límite entre la mediocridad y la satisfacción. Supongo el disfrute del momento total lo hace un logro, y el deseo de mejorar es signo de crecimiento constante.
Hay cosas que son para siempre y deben permanecer constantes, otras deben desecharse y otras más mejorarse.
Aunque resulta soberbio e inmaduro tu escrito a los 17 años, no deja de ser muy bueno.
Una pregunta que no podría responderse tan fácilmente. Todo al final, siempre tiene tintes filosóficos que de una u otra manera te dejan con dudas.
De cualquier manera creo que leeré a Sísifo uhm algo bueno podré obtener de ello no es así???
Saludines ^^
Pueeeees... Si aceptaramos nuestra vida tal y como esta, no habria el deseo de superarnos y buscar ser algo mejor.
Yo entiendo que la historia de Sisifo es nuestra historia de siempre, nos esforzamos por subir hasta llegar, cuando nos damos cuenta que hay otra cima que alcanzar nuevamente.
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