A ver, a ver, a ver, en primer lugar, ya es lunes y según el calendario, todos tenemos que parar de mamar ya y ponernos a trabajar. Aunque no nos guste y aunque nuestro trabajo sea el más aburrido y monótono del mundo, es lo que hacemos y al momento, es la única opción que tenemos. Sí, estoy harto y estoy hasta la madre de todo el contexto, no lo puedo negar. Estoy hasta la madre de la gente intolerante y la gente imbécil y la gente en términos generales.
Muchas veces y en muchas plataformas me quejé amargamente de los fanáticos que creen que si no piensas exactamente lo mismo que ellos, de inmediato te tildan de ser partidario y/o fanático a la vez de su peor enemigo. No señores, en la vida hay matices de gris, y todos
También sí, sí ganó la profecía de Monterroso que, como buen guatemalteco que
¿Que si Liópez era un peligro para México? ¡Lo sigue siendo! ¿Que si Peña es el imbécil de Díaz Ordaz resucitado? ¡Tal vez, y no dejará de ser imbécil aunque tenga una cinta tricolor cruzándole el pecho! ¿Que si Gabriel Quadri...? ¡Bah, no importa ya!
Tanta idiotez escrita y leída, proferida y (lamentablemente) escuchada me tiene con los nervios de punta. Más que la inminencia de los resultados y más que la incertidumbre del final, como quiera la duda hiere y la sospecha mata, pero la certeza de la podredumbre es acaso peor que la muerte (in a matter of speaking). No me malentiendan por favor, no concibo la idea de un fraude perpetrado por la más aceitada maquinaria mapachil, la podredumbre de la que hablo no viene del sistema, no. Viene desde un lugar mucho más sagrado y mucho más escondido, acaso mucho más grave en realidad. La podredumbre viene del interior de cada uno de los que no se detienen un momento a escupir insensateces e imbeciladas.
Quizás es mi culpa, estoy cierto de que seguir o no seguir a alguien en las redes sociales es entera responsabilidad de cada uno, pero de pronto me encuentro con cada cosa que digo: ¡Qué cosa! Es una verdadera vergüenza. Desde gente alardeando de matar al candidato, de hacer una colecta para contratar a un israelí o a un palestino o a un tepiteño, hasta gente horrible tratando de influir con nimiedades el voto de los demás. Da lo mismo una despensa, una torta o cinco mil pesos. Aceptar cualquiera de ellas constituye un delito, que los muertos de hambre pensaban cometer de cualquier forma, ya sea robándose un pan para mantener a su familia, ya sea acarreándose a un mitin a cambio de ayuda coaccionante. Lo sé, es horrible pensar eso, pero es la verdad, la realidad es horrible, get used to it.
Dos de cada tres entradas en este blog lo dicen. De nosotros depende el hacer o el no hacer de nuestra vida una buena vida. No hay mucho más que decir cuando uno escucha a los merolicos de la tele pregonar a los cuatro vientos la victoria de fulano, al tiempo que escucha a los merolicos del otro lado gritar: ¡fraude y revolución!
Si quieren revolución, papás, ahí está la educación que tanto nos necesita; si lo que quieren son madrazos, pues vayan con Dios. Un mártir no la sirve a nadie, un héroe de mentiras no crece en importancia cuando le da el agua ni cuando se mata de hambre ni cuando se queda callado frente a un edificio muerto ni cuando se llaga los pies por permanecer horas vociferando improperios, mucho menos cuando desde un teléfono inteligente se critica a los que más tienen y se pretende, con palabras, defender a la miseria.
Miseria de pensamiento que no les permite ver que, más allá de quién encabece a una nación, la nación la hacen los de abajo, no con sus votos sino con sus acciones de todos los días. Si pasa lo extraordinario y el viejito acaba por aceptarse derrotado (como lo ha estado los últimos siete años), el próximo fin de semana estaremos hablando de la inminencia de los Juegos Olímpicos y fustigando una vez más al Presidente por no apoyar a los atletas, gritando cada vez que María Espinoza lance una patada a la cabeza y (ojalá) berreando con emoción cuando Oribe meta un par de goles a Corea.
Ayer por la noche, ante un insulto gratuito y generalizado en Facebook, respondí proponiendo la introspección, y la respuesta, después de haber sido denostado y acusado de corrupto, fue que ojalá no exista más gente como yo. ¡Por Dios! Si es lo que el mundo necesita, matices. Lo que la gentecilla no entiende (o no quiere entender) es que lo chido del mundo radica en las diferencias. Existe un dicho que por ahora no recuerdo quién lo dijo, que afirma que: "La derecha siempre privilegia lo que nos distingue, mientras que la izquierda pone énfasis en lo que nos hace iguales". Bienvenidos esos pensamientos, sin embargo y no creo que nadie aquí pueda desmentirme, vivimos un proceso electoral desgastante, en el que cada uno de los cuatro candidatos demostró que no tiene idea del país que quiere gobernar, cada uno de los cuatro se 'deslindó' de los demás e incluso de los ciudadanos. Nadie se comprometió de verdad a cambiar las cosas, nadie se comprometió de verdad a creer en el país y nadie se ganó la confianza de los indecisos.
Todavía ayer por la mañana creía que esos indecisos que, como yo, estaban hasta el reverendo copete de tanto engorre y tanto odio dispersado entre los dos punteros, iban a tomar el camino de la tercera opción que en realidad, era la menos mala de todas, pero no fue así. ¡Qué lástima para todos, pero nada se acabó! Nada se acabó, ni una etapa ni una dinastía ni nada. Tampoco empezó una dictadura ni mucho menos.
Simplemente es lunes y aún faltan cuatro días más para el fin de semana y ¿saben qué? Faltan dos semanas para el cumpleaños de Mateo y de Rodrigo, y faltan tres semanas y cacho para que empiece el torneo de fútbol en México, y con los PUMAS que llegan con un trabuco ...
¡¡¡ letem bi lait !!!
1 comentario:
:D
gracias por las letras.
Y si, no mas quejas, mejor ponganse a chambear con ganas, a hacer las cosas bien que no todo depende los politicos, todo depende de uno.
2 semanitas para su cumple 1!! que rapido!
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