miércoles, 25 de julio de 2012

... Mamá es tacaña ...

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De cuando leí hace cinco o seis años "La Tepiteada", obra cumbre del alburismo tepitense mexinaco, (sí, mexiNACO) del nunca bien ponderado Armando Ramírez, aprendí que la literatura -en oposición a los hombres- no se debe de discriminar. Si en múltiples y anteriores ocasiones expuse que el ser naco es sólo una cuestión de actitud, hoy debo refrendarlo y llamar naco al más alto de mis compañeros (ñeros, ñeros) de trabajo. Pero vamos por puntos. Armando Ramírez puede ser el epítome de lo más naco y corriente que existe en el mundo, pero es un escritor genial y un magnífico comunicador. El vampiro teporocho y la misma Tepiteada pueden dar fe de tal talento. Tal cual, lo conocí bailando una sabrosa cumbia, al tiempo que editorializaba jocosamente las noticias del día, en el noticiero que el vilipendiado Carlos Loret de Mola tenía en lo que en ese entonces se llamaba simplemente 4tv. De ahí, mi amigo Carlos me prestó el libro del vampiro teporocho, del cual recuerdo más su grandilocuencia alburera que su contenido temporal. La Tepiteada fue solamente el siguiente paso en la decadencia naquérrima.

Cabe mencionar que es realmente hilarante el leer una historia que es conocida por todos, como La Ilíada, trasladada al barrio bravo y adaptada en sus diálogos al caló y folclor propios del entorno. Por otro lado, no olvido que después de eso, mis sentidos se descosieron hacia Diablo Guardián, El Necronomicón, El Loco, entre otros títulos que me alejaron -no tanto, especialmente el de Xavier Velasco- de lo naco falaz. Lo naco sutil era lo de entonces.

Por cierto, si no lo habían notado, el título de esta entrada es el albur más naco que he escuchado, leído o tenido el infortunio de conocer. Suban, léanlo, entiéndanlo o no, sigamos.

No me considero un ser de albures, por más que mi cochina mente esté involucrada en algo así como trescientos malos pensamientos por hora, aunque mis ojos me engañen y lea suciedades en lugares impropios para tal efecto, a pesar de que veo el TvNotas por las fotos centrales (casi siempre, lo cual no puede sino calificarse como la más baja de las raleas humanas), no creo ser un buen alburero. Tampoco me presto fácilmente a que otros lo hagan conmigo (¿ven?).

Me siento incómodo cuando estoy en medio de una plática di'ombres machos y rudos, y entre ellos comienzan a lanzarse apologías homo eróticas sumisas y pasivas. Por principio de cuentas, no creo en la ley del más fuerte ni en la ley del menos joto. No comulgo con la idea de que el someter a otro hombre y penetrarlo u obligarlo a hacer sexo oral, hagan a un individuo más hombre. Será más joto, pero más hombre. Pos' de eso se trata el alburear, ¿no?

Y resulta que uno de mis compañeros, de apellido Fierro (de por sí prestante al albur barato y gratuito) se fue de vacaciones porque en estos días se convertirá en padre de un niño que no tiene la culpa de nada, pero que crecerá rodeado de experiencias y bromas homosexuales de barrio. Creo. Pues cuando el citado compañero anunció que su novia estaba embarazada, simplemente sugirió: le dije que si me guardaba un fierrito. ¡Pero qué desfachatez! No me espanto, pero tampoco me es fácil aceptar que haya gente que se refiere así o con ese tipo de desdén u oprobiedad a sus mujeres.

En fin, sólo quería sacarlo de mi sistema, ya que, a pesar de que entiendo casi todas las clases de albures, nunca aprendí a sentirme suficientemente en confianza con un 'amigo' que no fuera mi amante homosexual, como para decirle que lo voy a forzar a mantener una relación sexual de penetración por la fuerza, pero que además lo va a disfrutar, yo no, porque soy muy macho. Ppppffffff.



¡¡¡ letem bi lait !!!





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4 comentarios:

la chida de la historia dijo...

Yo no entiendo mucho de albures y, en algún tiempo... cuando trabajé entre hombres (no se mal entienda, por favor), fui la víctima ideal de aquello que ellos consideraban creativo y jocoso. Bah!

Y sí, tuve que volver a leer el título para confirmar que se tratara de un albur lenta y tardíamente entendido... ¬¬

Saludos

Dib dijo...

Tienes que aceptar, que dejando a un lado el hecho de que son increiblemente rudos y groseros y demás, son maravillosamente elaborados.

Son como un haiku de los poemas. Es una especie de "arte".

Desde el clásico "techo blanco" hasta el recién video de "Elber Galarga".
http://www.youtube.com/watch?v=BTHHwh9t8pw

Yo no los uso, pero presumo de conocerlos... aunque sin duda alguna no soy ni cercanamente un letrado en esas ondas.

Elphaba dijo...

Me no entender nada de nada... soy blanco fácil... :(

Elphaba dijo...

Me no entender nada de nada... soy blanco fácil... :(

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