miércoles, 8 de abril de 2009

... Mis horas bajas, tú ...

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No, aunque esta entrada hable sobre mi vida pasada/presente y sucesos definitivos y definitorios en la misma, no pretendo de ninguna manera incluírla en la serie Pelando la banana. Va mucho más allá. ¿Por qué? Si me siguen, habrán de darse cuenta.

Existe en mi historia una mujer, no cualquier mujer. Cristina es su nombre. Seguidora de Cristo, según los libros de significados de los nombres. La que va tras de la luz, seguidora de un líder. No sé cuantas veces se ha escrito esto en este blog, pero ella pudo haber sido la mujer de mi vida. Y si lo tomamos de una manera literal, lo es. Ninguna ha estado conmigo tanto tiempo ni sabe tanto de mí, sin embargo siempre ha permanecido a la sombra, en parte por un requisito mío pero en mayor medida porque así funciona nuestra 'relación'. Estoy absolutamente seguro que ha descubierto este blog, jamás escribe, nunca se muestra, pero sé que me lee. Sé que leyó la novela y sé que sonrió al reconocerse.


... El sueño se movió de lugar, ahora, Pedro se veía sentado al lado de la cancha de básquetbol de la escuela preparatoria esperando a que terminara el partido entre un equipo de segundo año contra uno de primero, para que pudiera comenzar el duelo de su equipo, el del tercer grado grupo uno contra el grupo dos, también de tercero. El encuentro marcaría su debut en el básquetbol escolar y estaba nervioso. En un momento, vio que Karla venía caminando hacía donde él estaba agitando los brazos y con un oso de peluche en las manos vestido como basquetbolista. Una de las porristas de segundo grado lo notó desde que llegó a sentarse a ese lugar, pero al verlo preocupado se sentó a su lado y Pedro se sorprendió un poco, pero de inmediato clavó su verde mirada en los ojos de la chica y recuperó el temple.

- ¡Hola! ¿Vas a jugar?

- Así es, va a ser mi primer juego. ¿Eres de segundo verdad?

- Sí, sí, me llamo Cristina, ¿y tú?

- Pedro.

- Ya te había visto, con tu mujer esa del oso de peluche.

- Argh, no es mi mujer. Sólo es encimosa y me abraza y me regala cosas.

- Ay, y me vas a decir que eso no te gusta ¿no?

- Me gusta que me regale cosas, pero me da pena, por ejemplo, que alguien como tú, hermosa y divertida me vea con ella. Se oye feo, pero no me gusta.

- Ja, sí, lo sé, ella es fea, no sé cómo es que anda, o bueno, no me podía imaginar cómo es que alguien como tú andaba con semejante adefesio.

- Bueno, ahora ya sabes que no ando con ella.

- Sí, pero a lo mejor ella no lo sabe, mira, aquí viene.

- ¿Confiarías en mí?

- Sí pero, ¿por qué la pregunta?

Pedro interrumpió a Cristina con un beso pequeño en la boca, habían quedado en una posición ideal para besarse y él, sin separar sus labios de los de ella le tomó las manos. Un toque eléctrico le recorrió todo el cuerpo, desde el punto en que su piel tocaba la de ella hasta la punta de sus pies. De pronto el mundo perdía por completo el sentido. Toda la magia que hasta ese entonces solamente había sentido con Nadia, a ratos, le parecía juego de niños comparado con lo que los besos de esta chica que no conocía más que por unas cuantas palabras que habían cruzado le estaban provocando. Era sólo un ligero roce de labios y manos, pero lo llenaba de tal manera que nada más importaba. Abrió los ojos lentamente y vio frente a sí la delgada nariz de Cristina, los grandes ojos cerrados y las pocas pecas que le recorrían espaciadamente las mejillas y el tabique nasal. Detrás de su magnifico cabello negro azabache, Karla lanzaba al piso el oso de peluche y se alejaba con la cabeza mirando al suelo. Pedro no volvería a verla ni a saber de ella jamás.

- ¡Me besaste!

- Discúlpame, ¿te molestó?

- No, no, no, no, al contrario.

- ¿De verdad? ¿No estás enojada?

- Me gustas desde hace mucho y este beso fue, fue mágico, ¿lo sentiste?

- Lo sentí.

Volvieron a acercarse y un segundo toque eléctrico los recorrió a ambos. Pedro creyó percibir un olor penetrante, que lejos de disgustarle, lo hacía sentir más ganas de seguir besando a Cristina. Olía a cloro, pero pensó que había alguien cerca que recién salía de la alberca ...


Y así es como nos conocimos, sería bueno decir que para escribirlo me tomé ciertas licencias literarias, pero no. Así pasó y no pudo ser mejor si yo lo hubiera inventado.

Caray, que quien lea este blog debe pensar que mi vida son las mujeres, pero no. O bueno sí, pero es que siempre me he rodeado de ellas, no por imposición sino por placer. Me siento en verdad cómodo entre la gente que quiero, y sí, muchas de las personas que quiero y respeto, son mujeres. En fin.

Cristina. El español no es un idioma tan rico como para poder describirla y hacerle justicia. Es sencillamente un ángel que ha estado a mi lado en los mejores y peores momentos y sin hacer cuentas precisas, hemos estado juntos de alguna u otra manera casi la mitad de nuestras vidas.

Siempre es la primera en enterarse cuando una mujer me bota, o algo pasa. Al igual que yo. Me sé toda su historia a detalle, entre nosotros no hay promesas ni sentimientos encontrados. Sabemos que somos sin palabras. Sin mentiras. Nos queremos sin decirlo y de una manera que muchos no entienden. Pocas de las mujeres con las que he tenido algo serio han sabido que Cristina existe, menos aún han querido conocerla, sólo una lo ha hecho, y fue un desastre.

Es mejor que permanezcamos en la oscuridad uno del otro, siendo como hasta ahora. Sin decir que somos el futuro cuando lo único que tenemos es el presente. ¿Sexo? El mejor.

Y hoy la vi. Y el viernes la veré de nuevo. Tenía clavada la espina de no haberle avisado que me iba y mucho menos buscarla de inmediato al regresar. Lo entendió todo. Y yo le agradezco a lo que tenga que agradecerle por saber que ella sigue mi camino, por la lateral, pero lo sigue.

Danke ...




¡¡¡ letem bi lait !!!

4 comentarios:

Celina Bigdance dijo...

Y declaro honoroso el hecho de ser la primera en leer esto!!

Arggg me gusta me gusta!!! Lo honesto... lo prudente de cada punto, cada coma, cada oración. Y lo que más me gusta es saber que no es invento :)

¿Cómo? ¿Cómo perderme textos como este? Y qué importa la etiqueta... esto es tuyo y estoy feliz de poder leerlo.

Pobre chava del oso pero.. quién le manda andar de encimosa jaja

Nos estamos leyendo ;)

Dib dijo...

Híjole.
Dos cosas:

1.- A diferencia de mi novela para el Nanowrimo, la tuya rulea el universo y sus circundantes, por lo que demando un link para leerla completa.
2.- ¿Por qué la serie se llama: "Pelando la banana"?

la chida de la historia dijo...

Y algo más que quiera el patroncito?...

Me encanta que vuelvas a escribir de esta foma... me encanta que seas tú de nuevo y no la sombra de ti que apenas se proyectaba desde Cancún...

Besos, papito (nunca mas solecito... je!)

XD

Anónimo dijo...

Las obsesiones de la gente y las ganas de joder.. ahora se dejan ver..

Cada letra que viene de ti, cada linea, cada suspiro, cada... cada lo que sea, se siente màgico... aùn cuando no tendrìa el minimo sentido, aùn cuando no tiene la menor lògica, aùn cando no sea, es...

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