miércoles, 6 de junio de 2012

... I wish you'd known me when i was alive ...

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Dicen en Amores perros que si quieres hacer reír a Dios, le cuentes tus planes. Uno nunca sabe qué es lo que viene a la vuelta de la esquina, uno nunca sabe de qué sabor es la freska hasta que la muerde. La vida es como una caja de bombones. Elvis Costello dice -en God's Comic- que cuando muere tiene miedo, y hablando de la muerte un puede perderse, quebrarse. Todos tenemos personas favoritas en el mundo, en mi caso, mis tres personas favoritas en el mundo son pequeñas (dos más pequeñas que otra) y sin embargo son muy grandes. En alma y en proyección y en grandeza y en grandura y en belleza por supuesto.

Todo lo dicho a ese respecto se quedó corto cuando, la nana de los bebés llegó a casa con los ojos llorosos temiendo por su hija -o algo así entendí-. Carajo, si mi alma se rompe cada vez que Matingo le araña la cara a Roi, cada vez que mi Rodi le estampa la cabeza en el suelo a Matito; misma alma que se autorepara cuando los miro sonreír entre sueños, cuando se dan cuenta de que los dedos en los labios hacen un sonido gracioso y ríen y suenan más, cuando tratan de alcanzarme aunque siempre les gane, cuando dan maromas en el sillón para liberarse de mi abrazo y ganarme. No podría ni siquiera pensar en perder a alguna de mis personas favoritas, ni siquiera a alguna de mis personas menos favoritas, si por mí fuera no perdería jamás a nadie.

Hace dos, tres años tuve miedo por mi abuelo, el único que me queda. Hace dos fines de semana, de regreso de unas mini vacaciones, Astrid y yo platicábamos de la intermitencia de la muerte, de su inevitabilidad y del miedo que nos provoca; no hay peor miedo que el miedo de la duda, y no hay peor duda que la que nos revela nuestra falible condición humana. Las dudas del porvenir contra las dudas del pasado no se ven tan terroríficas y, sin embargo, son las que nos quitan la mayoría de los sueños; el hubiera contra el qué tal si ...

A veces me gustaría ser más como Mateo, que no le teme a nada ni a nadie, pero otras veces me gustaría ser como Rodrigo, que no le teme al ostracismo ni a la oscuridad ni a la soledad. Ya saben todos que mi mayor miedo -además de socializar- es al ostracismo, a la irrelevancia. Si hacia allá me dirijo inexorablemente, bueno, nunca es tarde para enmendar el camino. Soy un buen hombre, creo y trabajo todos los días para seguirlo siendo, pero esta vida petaca no venía con un instructivo en muchos idiomas ni un tutorial en Youtube. Todo se ha tenido que ir aprendiendo sobre la marcha, y siempre va a haber mucho para escribir a casa. Lo constante y la certeza es que siempre va a haber quien lo reciba ahí.

Siempre.



¡¡¡ letem bi lait !!!











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... Gracias Dios por los dones que voy a recibir ...