lunes, 7 de diciembre de 2009

... Trotamundos ...

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Antonio de Nigris se murió todito en Grecia hace ya tres semanas pero yo apenas lo entendí. Me enteré de la dramática noticia al día siguiente por la mañana mientras iba en camino a ver a mi amor de mi vida mía de mí, me detuve un par de minutos como hago todos los días frente a un puesto de periódicos a leer los titulares del día. Si hay algo relevante o que me interese en especial, compro un diario, o dos, si no, me espero a leer las versiones electrónicas (hay que ahorrar monedas y papel).

Entonces, como cubetada de agua fría me cayó la noticia de que había muerto Toño de Nigris. ¡Un accidente! Es lo primero que pienso cuando me entero de la muerte de alguien joven. Y de cierta manera lo es, un accidente provocado única y exclusivamente por la casualidad. Una arritmia nocturna con consecuencias fatales. Investigando un poco, ese tipo de arritmias nocturnas son comunes en atletas de alto rendimiento que tienen un ciclo de sueño regular, y se presentan casi todas las noches, entre las 2 y las 5 am, sin producir daño alguno. Por otro lado, el engrosamiento de las paredes del corazón en los atletas de alto rendimiento es también común. Despues de todo, el corazón es un músculo y como tal, si es entrenado continuamente, la tendencia natural de su fisiología es hacia el crecimiento. Por lo tanto (tres puntitos), la combinación de un crecimiento descontrolado del músculo cardiaco y una arritmia nocturna especialmente fuerte, trajeron la funesta consecuencia del infarto que acabó con la vida, la carrera y los sueños de Antonio de Nigris. Tenía una esposa y una hija de tres años.

Porque Toño no era el mejor futbolista ni el mejor de los delanteros del mundo. Pero lo importante es que ÉL sí se lo creía. Cuando debutó en el Montegay en el 2000 o 2001 o algo así, yo me preguntaba de dónde era, por qué era tan alto y güero y metía tantos goles. Junto a Guillermo Franco, yo pensaba que se habían traído un par de buenos argentinanos por fin. Pero después me enteré de que era mexicano, monterreyano y tenía un hermano que jugaba, ejem, en los Tigres; además de otro hermano que jugaba, ejem, del otro lado.

Después me pasó lo mismo con Kikín Fonseca en PUMAS, no sabía si era chilano, uruguayano o guanajuatano, pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

El babas de Enrique Meza empezó a llamarlo a la Selección Mexicana y a alternarlo en el frente del ataque con Jared Borgetti. "Los italianos", como los llamó José Ramón Fernández, de Nigris y Borgetti representaban por fin la esperanza de una delantera temible y feroz para el Mundial de Corea y Japón 2002, en donde enfrentíamos, por cierto, a Italia, Ecuador y Croacia. Como cada cuatro años, los comentaristas televisivos nos vendieron humo, nosotros lo compramos y pensamos en la gloria mundialista en tierras asiáticas. Sin embargo, Toño de NIgris se quedó en el camino. Como le pasa a todos, absolutamente todos los buenos que se van al américa, acabó con su nivel y valió para dos cosas. No fue al mundial y en el siguiente proceso, el idiota de Lavolpe no lo consideró en lo absoluto.

Para entonces, Toño ya había desafiado a las mafias del futbol mexicano jugando para quien se le diera la gana. Vino a PUMAS y de nuevo crecía en mí la ilusión de un delantero goleador que le metiera cuatro goles al necaxa y encumbrara a los universitarios a un título más. Pero no. Antonio de Nigris fue una pieza más de la inoperancia felina en el segundo semestre de 2005 que a la postre terminaría con el rodar de la cabeza de Hugo y el campeonato legítimo de la Copa Sudamericana de la mano de Miguel España.

Dos goles inmortales suyos tengo en la mente. Uno completamente inócuo, un golazo con la Selección en un partido amistoso contra Brasil, de volea, de primera y al rincón, simplemente hermoso. El segundo sí fue determinante para el avance de PUMAS en la Copa Sudamericana. La época Hugo Sánchez llegaba a su final y nos fuimos a meter al estadio de Corinthians en Brasil, arrastrábamos la cobija y dábamos más pena que gloria así que parecíamos presa fácil para los cariocas. Perdíamos 2-0 y ellos parecían conformes, jugaban con nuestro equipo como un gato con bola de estambre. Era el acabose, necesitaríamos ganar en CU por tres goles para avanzar a las semifinales, y así como se veía el horizonte, nunca en la vida sucedería. Entonces, un tiro de esquina a favor se dio en el último minuto, el balón volaba hacia el centro del área y Toño de Nigris se levantó en toda su altura, conectó el balón con la cabeza a primer poste y sacudió las redes. De súbito ya no necesitábamos tres goles en nuestra casa, solamente uno y eso era totalmente realizable. La siguiente semana perderíamos contra el amiérdica y Hugo fue despedido, España tomaría las riendas y con un Bruno Marioni inspirado, le metimos tres goles al Corinthians, de ahí nos encumbraríamos al subcampeonato espurio y el título legítimo de la copa. Y de Nigris estuvo ahí.

La onda es que se murió Toño y yo no entendía porqué me daba tanta tristeza, porque no es lo mismo, obvio, que se muera Benedetti o Michael Jackson a que se muera Toño de Nigris. Los unos son estrellas inalcanzables que están en una galaxia muy, muy lejana para nosotros los mortales. Pero Antonio era uno más. Repito, no era el mejor del mundo ni mucho menos, sin embargo él pensaba que lo era, y que lo merecía. Y eso hace toda la diferencia.

Porque no se dejó de nadie jamás. Porque buscó siempre la manera de seguir sus sueños aunque las 'voces conscientes' le dijeran mil veces que estaba equivocado. Porque desafió los convencionalismos de su entorno. Porque no le importó que uno de sus jefes lo odiara y lo bloqueara hasta el hartazgo. Porque tuvo los taneits de salirse de donde no era feliz. Porque tocó la vida de al menos un entrenador y varios compañeros de equipo. Porque dio esperanza con su trabajo. Porque cumplió sus sueños paso a paso. Porque dio todo de sí y porque -lo haya sabido o no, haya sido un defecto congénito cardiaco o no, haya tenido que dejar de jugar al futbol para salvarse o no-, no dejó jamás de hacer lo que le gustaba, siempre buscando escaparates y oportunidades. No sé a quien me recuerda ...

Yo lo haría, si me dijeran que para salvar mi vida tendría que dejar de leer y escribir, seguramente no lo haría. Y de hacerlo, ¿quién me salvaría de mí?







¡¡¡ letem bi lait !!!

4 comentarios:

jess dijo...

Siempre he creído que las muertes inesperadas nos inmortalizan.

Así sea entre las multitudes, o en un digno homenaje con sabor a vainilla.

:)

Abrazo partner!

Cecilia Martínez Ruppel. dijo...

qué tristeza. estaba en méxico cuando pasó y mi amigo se quedó muy mal; después escuchando a otra gente más me pareció que el tipo era un personaje muy querido.

la chida de la historia dijo...

Honestamente yo no estaba segura de lo que sentir cuando me enteré de la muerte de Toño... digo, sabía quien era... conocía un poco de su trayectoria, sabía lo de su hermano(jo)... Lo cierto es que, después de todo, me pareció un evento (desafortunado) más...esta vez no hubo alguna fibra removida... es solo la cuestión de que la muerte ataca en el momento menos esperado y yo vivo de recuerdos constantes de eso... Bah!

No sé qué te pasó, papito... pero tú no escribes con las patas y hoy te caché 2 que 3 detalles... :S

Saludos y un abrazo a la socia...

Lata dijo...

ups, sí, siempre cala que alguien joven muera.

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