jueves, 24 de diciembre de 2009

... Doce días de Navidad ...

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Ya sé que la canción habla sobre los doce dias pasando navidad, en la tradición cristiano-católica son los días más importantes entre el nacimiento de Jesús y la epifania, la llegada de los Reyes de Oriente al jodido humilde pesebre donde nació (y se pasó doce días acostadote). Pero yo siento que ya después del 25, cuando los santacloses cromáticos (Coca-cola, Telcel y Fuji incluidos) de los centros comerciales comienzan a desaparecer, como que el so-called espíritu navideño enfrenta su inexorable letargo de once meses para regresar en noviembre con toda su ñoñez y capitalismo malentendido -hasta a Marx le hubiera gustado el comercial de los elfos navideños surcando el cielo en sendas navajas de rasurar, o bueno, quien sabe-.

Por lo tanto, a partir de este año que para mis orasique dosquetreslectores es obvio que ha sido un punto de inflexión en mi viduchilla de porquería... Bueno, ya basta de robarme las frases de la chida de la historia. Resulta que he decidido que no me importan las convenciones sociales tradicionales cristiano-católicas, y proclamo los doce días de navidad del doce al veintitrés de diciembre.


En el primer día de navidad mi amor me regaló una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el segundo día de navidad mi amor me regaló la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el tercer día de navidad mi amor me regaló la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el cuarto día de navidad mi amor me regaló un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el quinto día de navidad mi amor me regaló una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el sexto día de navidad mi amor me regaló una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el séptimo día de navidad mi amor me regaló la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el octavo día de navidad mi amor me regaló estornudos de polvo de libros, una aspirina para el dolor de cabeza y risas interminables con Elmo; la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el noveno día de navidad mi amor me regaló una fiesta de fai-fai, abrazos, pitufos, hamburguesas al dente y a mi sobrina favorita; estornudos de polvo de libros, una aspirina para el dolor de cabeza y risas interminables con Elmo; la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el décimo día de navidad mi amor me regaló veinticuatro (y más) horas juntos, caprichos y bromitas de fotos viejas nonsense; una fiesta de fai-fai, abrazos, pitufos, hamburguesas al dente y a mi sobrina favorita; estornudos de polvo de libros, una aspirina para el dolor de cabeza y risas interminables con Elmo; la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el décimo primer día de navidad mi amor me regaló sus sueños; veinticuatro (y más) horas juntos, caprichos y bromitas de fotos viejas nonsense; una fiesta de fai-fai, abrazos, pitufos, hamburguesas al dente y a mi sobrina favorita; estornudos de polvo de libros, una aspirina para el dolor de cabeza y risas interminables con Elmo; la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

En el décimo segundo día de navidad mi amor me regaló el secreto del miedo y las armas para vencerlo; sus sueños; veinticuatro (y más) horas juntos, caprichos y bromitas de fotos viejas nonsense; una fiesta de fai-fai, abrazos, pitufos, hamburguesas al dente y a mi sobrina favorita; estornudos de polvo de libros, una aspirina para el dolor de cabeza y risas interminables con Elmo; la puerta de su trabajo, bailes cachonditos y dulces de colores; una pizza de nutella y una crepa Bretonne; una cena deliciosa; un abrazo consolador y mis lágrimas en sus mejillas; la mirada más tierna del mundo; la puerta de su familia, una sorpresa bajo el mantel y las veinticuatro horas más cachondas de mi vida (hasta ahora); una sonrisa de sorpresa, el calor de un abrazo nocturno, miles de besos de agradecimiento y un cumpleaños (suyo) perfecto.

Hoy es noche buena y mañana navidad, y lo que falta ...




¡¡¡ letem bi lait !!!

2 comentarios:

Elphaba dijo...

En la noche buena y navidad, mi amor me regaló unas botitas rojas, un libro de Murakami, una gran familia, miles de besos y la mejor navidad de mi vida (hasta ahora).

Te amo, gracias por estar, gracias por existir, gracias por regalarme la navidad con la que siempre soñé...

la chida de la historia dijo...

Ay, me encantó!... la sensibilidad navideñoña me ataca... Te mando un abrazo bien fuerte, papito!!! FELIZ NAVIDAD!!! y abrazos también para mi socia querida!!!

HUEVOS!!!

XD

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