lunes, 7 de septiembre de 2009

... Through the desert for a boy with no name...

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No es que yo haya estado viviendo en una cueva los últimos ocho días ni mucho menos. Sí, he estado ocupado haciendo (y dejándome hacer) cosas que no son de su entera incumbencia, la semana pasada tuve trabajo pesado, extenuante por dos días intercalados, martes y jueves. Mi fin de semana fue perfecto, no existe otra palabra para describirlo, hasta inundación, fuga de gas y conato de incendio incluyó. Mucho frío que tenía hoy en la mañana y ardor de garganta. Nada de qué preocuparme, una infección en su fase inicial que será eliminada rápidamente por un poderoso antibiótico de nombre rimbombante y una cierta irritación en la piel de la panza.

Pero digo que no he estado viviendo en una cueva porque sí me di cuenta de que ya es septiembre. Ya es el mes más patrio del año y el sábado, la selección mexicana de futbol ganó tres goles a cero a Costa Rica; el miércoles hay partido en el Azteca contra Honduras y pos ahí la llevan. La próxima semana hay un puente monumental, viene el grito, el cumpleaños de doña esa (al cual no fui requerido por cierto, al fin que ni quería, lero lero) y una sorpresa latente latente yaquierosaberaunqueyaseperonose.

Y la queja de este día es que también en septiembre, alrededor de los días medios del mes, una punzada me ataca las entrañas. Este año, un hijo de mis ídems cumpliría cuatro años. ¡CUATRO AÑOS! Que se dicen fácil, se cuentan más fácil, pero es toda una vida, y tanto ha pasado desde entonces. Cuatro años que hubieran llenado mi vida tanto de estrés como de risas y de vida y de lazos. Aunque una nueva perspectiva puede que cambie las cosas, pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

Eric o Idril. Eric, idealizado como una versión corregida y aumentada de mí. Idril, la hermosa de los pies de plata. Eric e Idril eran los nombres que yo quería para mis hijos. Sí, 'quería'.

Y no es por obligación ni nada parecido, pero sé de cierto que nadie es sustituible. Como condición de nuestra humanidad, todos somos únicos, indivisibles e irremplazables (aunque unos son más irremplazables que otros). Incluso los no-natos tienen su chiste. Yo digo pues.

No hubo entonces ultrasonidos con forma de cacahuate ni pequeños latidos ni pataditas. Todo el proceso fue sustituido por incertidumbre, mal dormir y durante mucho tiempo, casi un año, sueños/pesadillas en los que yo cuidaba a bebés sin rostro a los que, yo sabía, sus madres los habían abandonado. Me duele, sí. Pero he descubierto que el nombre no hace a la persona, al contrario. El nombre es tan trascendente como lo es uno, no al revés. Hoy, Eric e Idril quedan como recuerdo de lo que pudo haber sido, no porque hayan dejado de gustarme los nombres, sino porque estoy completamente seguro de que cada ilusión merece tener su propia denominación.

Eric o Idril se fue con la vanidad y el desprecio y el engaño y la inseguridad y el miedo. Eric o Idril no fue y nunca será hueso, carne y sangre de su padre. Para Eric o para Idril nunca seré un héroe, o quizá sí, pero no lo sabré.

Hoy, Andrea Regina y Luiz Rodrigo ocupan mis pensamientos y deseos presentes y futuros.

Andrea Regina. Andrea. Andy. Como sea. Ahora la siento tan palpable que me emociona y cada día más. Andrea, casi calca de Astrid, su madre: piel blanca, alta y delgada, cabello negro negrísimo un poco ondulado, sonrisa inmensa y ojos grandes y expresivos (y verdes, hermosos). Genial, súper inteligente y despierta. De todos los futuros que podrían vislumbrarse para ella, el que más me gusta es en el Astrid y yo que la visualizamos vestida de negro con blusa blanca, con el cabello largo pero recogido en una cola de caballo, plantada frente a una orquesta sinfónica dirigiendo un ensamble de The Beatles. Totalmente confiada y segura de sus capacidades, no mira (aunque sabe que lo hace) a su madre imitando sus movimientos de dirección, claro, después de todo, ella fue la que le enseñó todo lo que sabe de música, a ella le debe el excelente oído y la sensibilidad armónica. Tampoco mira que junto a su madre, yo, lucho por contener las lágrimas que se me escapan, sin terminar de entender la emoción que me embarga, después de todo no es la primera vez que la veo dirigir, y triunfar.

Luiz Rodrigo. Rodrigo. Rocco. Como sea. Ñoño y nerd hasta decir basta como su padre. Alto y fuerte, de cabello castaño claro y muy rebelde, prácticamente impeinable. Guapo y con el aire de soberbia que no podía evitarse siendo hijo de quien es. La cara redonda de cachetes cubiertos por una rala barba dorada y bajo las gafas, un par de profundos ojos cafés, los ojos de su madre, miran con alternancia de la computadora al restirador. Planos enormes frente a él se extienden y casi brillan cuando Rocco tuerce los labios en una mueca de satisfacción que pretende ser una sonrisa. Sabe que lo ha conseguido, el proyecto que lo inmortalizará (por primera vez) está listo y piensa en lo orgullosos que estarán sus padres de él. Aunque la verdad es que nosotros estaremos llenos, plenos de orgullo por él desde el momento en que sea concebido, desde antes incluso.

Yo quisiera que Rodrigo estudiara arquitectura, actuaría o cinematografía. Que Andrea se decantara por las artes visuales o las artes escénicas o cualquier tipo de arte. Que los dos, desde muy pequeños estén en clases de natación y de tae-kwon-do, quizá ella ballet y él capoeira. Que Andrea sea altanera preciosa y orgullosa y su hermano sensible pero viril. Que Rodrigo herede mi afición por los PUMAS y su hermana también. Que Astrid nos espere en la casa después de los partidos en Ciudad Universitaria si es que no quiere acompañarnos, que los tres lleguemos con la cara roja roja por el sol y aunque a mí me arda hasta el alma, Astrid y yo le pondremos crema re hidratante a los niños para que su piel no sufra de más, ya después me encargaré de mí. Que su prima Paula sea de sus mejores amigas. Que sus abuelas los adoren más allá de todo. Que Andrea no quiera disfrazarse de princesa jamás porque sabe que ella es la escritora de su propio cuento. Que Rodrigo sepa que las diferencias entre las personas es lo que las hace geniales o no. Que los dos sean respetuosos de lo que merece respeto y críticos ante lo que no les parece justo o adecuado o simplemente no les guste. Que lean, que lean mucho pero que también disfruten que su madre o yo les leamos su libro favorito antes de dormir.

En fin. Tantas ilusiones que se agolpan en mi cabeza que no son expectativas. Son reales. Son visiones de nuestro futuro más que deseos creados por las ganas. Son, en una visión amplia, sólo el reflejo del amor inmenso que tenemos Astrid y yo, que nos tenemos el uno al otro y que eventualmente habremos de compartir con ellos.

Se llamen como se llamen, sean como sean, estudien lo que estudien, quieran lo que quieran, serán nuestros hijos. Nuestros hijos. ¡NUESTROS HIJOS! Y la sola idea de nuestra vida juntos hace que esta sonrisa no se me quite jamás del rostro.

¿Y a ti amor?



¡¡¡ letem bi lait !!!

12 comentarios:

El Pinche Megah dijo...

Vergas, Luis... Te admiro cabrón, no sé ni cómo ni exactamente la razón, pero te admiro.

la chida de la historia dijo...

Y su tía 'la chida' les leerá cuentitos que ella misma ha escrito... y les comprará un helado sin permiso de su mamá.... y los llevará a las luchas sin permiso de su papá... y los invitará a Querétaro de finde para llevarlos a pasear y comer gorditas... ahhh!!!... con su permiso, mis queridísimos Luisz y Astrid... yo soy la tía... LA tía.... ¿ok?... ahhh méndigo hermanito mío... hoy me robaste una sonrisa y me hiciste el día...

Te mando un abrazo fuerte y un beso tronado en el cachete... jojo!

Sachery Guevara dijo...

wiiii! porque escribes tan bonito? ¬¬

Anastacia dijo...

No se que decir o si decir algo...

hermoso y triste a la vez en este dia...

pero gracias...

La Balada Despeinada dijo...

Que bellos planes... Que así sea pues!

Dib dijo...

Qué buen texto.
Sincero, llegador, endemoniadamente bien escrito.

Y ojalá, profético.

Pero debo de hacer notar que los Beatles están más sobrevalorados que los Ingenieros Industriales.

Elphaba dijo...

Claro que sonrío, sonrío sin parar por el presente que vivimos y el futuro que nos espera, pero también se me llenan los ojos de lágrimas al leer esto, que refleja de manera perfecta lo que busco, deseo y espero con ansias...

¿Que decirte, Luisz? en tus ojos veo nadando a Rocco y a Andy, esperando salir a darles toda la felicidad del mundo a sus padres...

Este presagio de lo que nos espera es sólo el comienzo de lo que vendrá, cuando el amor es tan grande y las ganas son tantas, nada nos puede salir mal...

Te amo!


PD: Sólo porque estoy demasiado conmovida dejaré pasar el comentario de Dib sobre los Beatles.
PD": Chida, ya dijiste!

Nena dijo...

Qué lindo. Yo nunca he tenido ni mentalmente ideas de como podrían ser las mini Nenas y mini Nenos.

Ánimo y disfruta aquí y ahora.

jess dijo...

A ver partner.

¿Vestida de negro con blusa blanca?

no sabía que la blusa no formaba parte de la vestimenta.

Bendita sabiduría capitalina que me hace salir de mi ignorancia!

jajaja.

ya pues, tenía que decirlo o estallaba.

Pero oye, no manches, qué chido, neta te rifaste, me he dado cuenta que siempre que hablamos de nuestros hijos no nacidos, siempre mostramos nuestro mejor lado.

Snif.... me acordé de mi Maximiliano.

.... sieeeeeeeempre tienes que sacar a luz tus ojos verdes... ash... por ahí escuché que es un defecto ehhhhhhhh? :P

qué bonito, qué bonito.

abrazo para ambos!!

Lady Diabla dijo...

yo quiero que mi hija se llame Luz y mi hijo Fernando para que cuando valla a las juntas pueda decir:

Soy la madre de Luz y Fer

soy una amargada... lo se.

G L O R I A dijo...

Chale, hiciste que se me despertara el instinto materno por unos segundos.
1...
2...
3...
Aunque de repente extraño tus posts contra el mundo, me late esta faceta que estas dejando ver, ay te extraño!
A ver que día platicamos.

Luisz dijo...

El Pinche Megah: 'Oraaa, stateeeee que me sonrojas.

la chida de la historia: ¡Volviste a poner foto en tu perfil! Oye, quiero ver esos zapatitos.

Pandora!: Porque estoy enamorado ...

Anastacia: Gracias, es difícil a veces decidir.

Arte: Gracias, así será.

Dib: No soy ingeniero yo, pero sí conozco a alguien (Elphaba) que te va apatear el trasero por decir eso de The Beatles.

Elphaba: ¡Yo te amo a ti! Y no tengas piedad con Teh Dib ...

Nena: Yo ya muero de ganas de ser papá je. Saludos.

jess: Me debes la historia de Maximiliano. Sí, los ojos claros son defectuosos pero y que y que y que, uso lentes y ya. Prrrrt.

La Diabla: ¿La madre o la hija?

INDESEADA: ¿Y ya se te pasó el instinto?

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