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El cada vez más desértico METATEXTOS ha publicado mi más reciente colaboración.
Para nadie es noticia ya que los habitantes de la Ciudad de México acaban de vivir dos semanas muy extrañas, se vieron forzados a permanecer el mayor tiempo posible dentro de sus casas. La ciudad más grande del mundo se paralizó durante casi dos semanas.
Si bien el asunto de la Influenza puede ayudar a crear varios ejercicios interesantes creo que es preferíble darle una pequeña vuelta al asunto den encierro.
Los participantes de Metatextos deberán, en 300 palabras o menos describir la experiencia de un personaje que, como THX 1138 en la película homónima o Neo en Matrix, ha salido de una prisión a la que consideraba su mundo. Con la variante de que el personaje no se ha dado cuenta que está “afuera”.
Si su protagonista descubre o no que ha “salido” está sujeto al criterio de los autores.
Uno de dos.
Quiere abrir los ojos pero siente como si tuviera los párpados cosidos. No se le puede culpar, después de pasar toda su existencia en un medio bastante más amigable, con su piel permeada y acariciada por la delicada sensación de frescura que lo había acompañado desde siempre.
Pesadamente distingue una voz familiar, una que lo ha llamado por su nombre desde que tiene memoria, aunque no tiene recuerdos visuales, sabe perfecto de quien se trata. Vuelve a llamarlo y él hace un nuevo esfuerzo por vencer el duro latigazo del haz de luz que le entra por las rendijas de los ojos semiabiertos. No es para menos, lo más luminoso que había percibido era un destello detrás de la flexible pared que lo protegía. No entiende mucho que ha pasado. Su memoria parece borrada.
El cuerpo le punza como agujas clavándosele por toda la piel, fuertes ráfagas de viento amenazan con hundirse en cada uno de sus poros, pero en un instante ese miedo se acaba. Siente la suavidad de una tela almidonada y caliente.
Deja de intentar el abrir los ojos, es agradable y se deja llevar por el movimiento oscilante mientras su pensamiento lucha contra las sombras del olvido en aras del recuerdo. Su compañero ha desaparecido, se encuentra solo y no percibe su cercanía como solía hacerlo hasta hace horas. Sus dedos asen el aire sin encontrar los de él.
La voz cantarina continua nombrándolo rítmicamente hasta que es interrumpida por otra, gruesa y con un toque autoritario:
-Hicimos lo posible señora Darmand. Pero el segundo no logró sobrevivir.
En brazos de su madre, Pedro sigue sin comprender, pero al escuchar esto, no puede evitar sentir un violento temblor en sus extremidades, y la sequedad de su rostro profanada por una gota cayendo desde sus ojos.
¡¡¡ letem bi lait !!!
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2 comentarios:
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No entendí ...
Por alguna razón que todavía no entiendo, no puedo loggearme en Metatextos. Ni desde el IE ni desde el Firefox ni nada.
El texto está chido, te mantiene interesado hasta el final y termina de una forma excelente.
Felicidades.
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