... Puntual y etéreo ...

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... Bueeeeeeh ...

No tenía pensado ni planeado el escribir algo el dia de hoy. Me duele la cabeza desde hace un par de horas, mis ojos (verdes, hermosos) están cubiertos por una cortina de borrosez y me siento mareado.

Ha sido un fin de semana extraño. Aún no sé cómo interpretar lo de anoche, si fue una broma del destino funesto o el último coletazo de un pez que se niega a morir en la cubierta de un buque o simplemente el no querer olvidar lo que nunca pasará de nuevo. No es tan fácil de digerir. Quizá no sea nada en realidad y tenga que preocuparme por otras cosas que en realidad tengan la importancia y/o la relevancia para distraer mis pensamientos. Es raro, y se siente.

La ciudad se muestra desierta, contados son los sitios que están abiertos. Ciertos restaurantes que hicieron caso omiso a las 'recomendaciones' del gobierno amarillo, pero vacíos. Ja, los moteles también están abiertos, esos nunca fallan, pero también se nota la desolación en ellos, aunque debo ser sincero y reconocer que eso de coger con cubrebocas no está chido.

De mi adormilamiento dolorido me despertó un mensaje del celular: 'Luis, Luis, Luis' (así suena). "Recuerda que el hombre es horizontal por naturaleza, en un mundo tendiente cada vez más hacia lo vertical, siempre enfila tus baterías a buscar la horizontalidad. Pronto nos veremos buscando otras cosas, y las mismas. Puntual y etéreo ..."

Uno de mis mejores amigos, maestro, sensei. Él tenía veinte años cuando llegó como sustituto en una de las ocasiones en que el Maestro Toño, de 5o 'A' faltaba debido a sus problemas de sobrepeso, hipertensión y jotería. Yo tenía diez años. Miguel era malísimo como profesor de quinto de primaria, pero era (y es) un excelente entretenedor, con guitarra en mano mantuvo en orden a un grupo de treinta chamacos prepubescentes.

Con el paso del tiempo y las artes, nos volvimos a encontrar en el camino. Trabajamos juntos y él me recordaba como una pelota rosada, un ñoño chamaquín más ancho que alto. Ja, ahora soy igual de alto que él y definitivamente menos ancho. Como el mayor de 'la banda' de los Búfalos Mojados era el primero que ponía el desorden, pero el primero también en huir cuando las cosas se ponían un tanto cuanto más, ejem, comprometedoras. Finalmente, era el único casado y cuando las mujeres hacían su aparición, él emprendía la graciosa huida. Siempre le he admirado la contención. Y el ser el primer individuo que conocí con nulas pero firmes convicciones.

Puntual y etéreo. Así me bautizó hace tiempo ya. No hubo necesidad de explicación. Entre el humo que expedía y la circulación de líquidos espirituosos, todos comprendimos a qué se refería. Y lo soy, creo. No, lo sé. Creer es dudar.

Bah, ni sé lo que digo.

Me duele la cabeza.

Falta una semana para mi cumpleaños ...

Aquí la canción que define lo Puntual y Etéreo.

¡¡¡ letem bi lait !!!