sábado, 31 de julio de 2010

... Cachetotes de manzana ...

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(Nada que ver con Cachetitos de manzana)


únicamente para reivindicar los derechos de los rojos. ¿Los rojos? Sí, todos aquellos a quienes, como se dice vulgarmente, se nos suben los colores al rostro; todos aquellos que con la sola mención de cualquier cosa nos ponemos como tomate / manzana / camarón; todos aquellos que, como yo, nos sentimos más avergonzados de la repentina coloradez de nuestras mejillas que por el objeto mismo de la verguenza.

No es agradable sentir ese calor entre los pómulos avisando que el enrojecimiento se aproxima lenta pero inexorablemente; mucho menos cuando viene, de manera inevitable, del consabido sonsonete burlón: "Miiraaaaaa, se puso bien rojooooooo".

Los perpetradores de dicha malaondez parecen taurinos (a propósito). Disfrutan al ver correr sangre, sólo que en vez de verla correr por los ruedos, su placer es ver nuestra sangre recorriendo los vasos que atraviesan la cabeza. No, no, no, no. Escribo esto y me hierve el líquido hemático. No está padre.

Padres, no lo fomenten en sus hijos; hijos, no lo permitan de sus padres. Todos tenemos derecho a tener la cara del color que las circunstancias lo determinen. ¡No está padre! No es necesario restregarle en la roja carota al infortunado sujeto su subida coloración. Lo sabe, créanme que lo sabe. Lleva toda la vida sabiéndolo. Incluso, ese episodio lo sintió desde antes.

Es como una llama súbita que crece en el pecho quitando temperatura del resto del cuerpo, únicamente para correr de inmediato al rostro, las manos y los pies enrojeciéndolos, haciéndolos sudar y voltear los ojos en todas direcciones buscando una mirada empática donde hallar cobijo. Obviamente jamás la encontrará. Si hay otros rojos presentes, evitarán su mirada pues al ser testigos, recordarán inevitablemente las situaciones en las que ellos mismos estuvieron siendo ridiculizados igual. La empatía llegará, pero serán incapaces de sostenerle la mirada.

Todo eso, mientras las risas de los no-rojos se escuchan en segundo plano. ¡Snif!




¡¡¡ letem bi lait !!!

3 comentarios:

la chida de la historia dijo...

Argghhh!! y me sonrojé al leerlo... pero es que, ¿qué se puede hacer para evitarlo?... NADA! carajo... y tienes razón en que 'ellos', los no rojos... sólo buscan la ocasión para hacerlo más evidente de lo que ya es... y te lo digo, a modo de experiencia propia, que es peor cuando dicen: 'ay, y se te notan más tus pequitas'... ¬¬ Como si la 'sonrojadez' fuera una gracia...

Ah, aprovecharé para exhibirte frente a tus lectores... tú te has burlado alguna vez de mi 'rojez'... No sé de qué te quejas... jojo!

Saludotes y un abrazo, hermanaco!

Luisz dijo...

Debo decir que sí, me he burlado de tu rojez, pero también debes aceptar que me burlo también de tu palidez, de tu negrez y de todos y cada uno de los aspectos de tu viduchilla de porquería :P

Elphaba dijo...

Y todo esto empezó porque un día, al dejarlo un momento en la línea, escuchó que me burlaba de la 'rojez' de uno de mis compañeritos... nunca me había regañado con tanta seriedad.

Que gente tan susceptible, caray.

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