Sè de cierto y quiero pensar que todos lo hacen, que a nadie le gusta sentirse abandonado. No dejado ni suplantado ni substituido, simplemente abandonado. Como este blog.
Fue bueno, muy bueno, no como válvula de escape sino como fiel reflejo de mis andanzas y aventuras. Nunca pretendí entenderme ni lograr que otros lo hicieran, tampoco era el objetivo el instruir ni construir ni destruir. Vamos, sólo es un blog, con todas las incoherencias que nacen de él, fuerte blog débil. Un blog que es todos los blogs del mundo. Un Sancho Panza que está siempre al pendiente de lo que hace el ingenioso hidalgo. Una Penélope que aguarda siempre, paciente, esperanzada...
Sin embargo no deja de ser sólo un blog. Un blog que nace, crece, se reproduce y no muere, no al menos hasta que colapsen todos y cada uno de los servidores de Blogger en Silicon Valley o en algún lugar de ese tipo.
La Galleta de Vainilla soy yo y no puede haber mejor cronista de la historia de mi vida que el de la letra, pero todo tiene un ciclo natural, y el de las letras en este espacio claramente ha caído en un letargo tan profundo que no se ve sino maleza y oscuridad.
No siento tristeza ni frustración como cuando escribía para callar los demonios y para evitar moldearme letras en los brazos con navajas de afeitar; al contrario, hoy tengo el alma limpia y llena de toda sensación positiva y engendradora que pueda existir. No tengo miedo del porvenir pues tengo la mejor compañía del mundo mundial. No siento gana alguna de borrar ni un acento de este blog pues lo que queda es todo lo que importa, lo que se fue y lo que nunca salió no tiene relevancia ninguna.
La Galleta de Vainilla quedará siempre aquí, igual que yo, que como Luisz no desapareceré jamás y me verán y me leerán siguiéndolos y leyéndolos cuando sus letras me atrapen. No es cuestión de tiempo, es cuestión de prioridades y hoy, en lugar de contar historias y anécdotas, sueño con crear miles nuevas, todas jamás contadas: la historia más grande del mundo está por comenzar, con el universo entero como testigo. Siendo así, las trece horas con cuarenta minutos del diecisiete de septiembre de dos mil diez, me constituyo en el ciberespacio para agradecer los caracteres que me otorgaron, buenos y malos, geniales y no tanto.
3 comentarios:
Waaa mucha suerte! Seguimos en contacto anyway!
Sabe que lo admiro Sr. Galleta jo
Yo acabo de enterarme... también tengo un rato de no aparecerme por blogger... y sentí así como rarito... sentí feo... y bonito al mismo tiempo... Este blog 'la galleta de vainilla', trajo a mi vida a el mejor hermano galletoso que pueda haber... y eso no tengo más que agradecerlo... así como no tengo más que sonreír porque tu vida está donde te hace sentir feliz, sonriente, radiante y ¡CHIDO!...
Te mando muchos besos y abrazos... y claro que seguimos en contacto...
Saludos a mi cuñadaca!
Me da gusto que la historia continue, me da gusto saberte feliz, y sobre todo que las letras y las historias de ese soñador que eres tu, siempre seran parte de lo que eres...
Dicen que el mundo no se detiene por que siempre hay alguien que cuenta una historia... yo lo creo al cerrar mis ojos, o al contar una historia, o al oir una nueva...
sea aqui, en los libros, o en la vida diaria, un soñador contador de historias siempre tendra en su vieja maleta una historia que contar a unos oidos abiertos y unos ojos que aunque no lo vean frente de si, seran capaces de soñar con historias pintadas porotro soñador.
Gracias por las letras y las galletas de vainilla, y nunca deje de soñar, don galleto
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