.
(Nada que ver con Cachetitos de manzana)
únicamente para reivindicar los derechos de los rojos. ¿Los rojos? Sí, todos aquellos a quienes, como se dice vulgarmente, se nos suben los colores al rostro; todos aquellos que con la sola mención de cualquier cosa nos ponemos como tomate / manzana / camarón; todos aquellos que, como yo, nos sentimos más avergonzados de la repentina coloradez de nuestras mejillas que por el objeto mismo de la verguenza.
No es agradable sentir ese calor entre los pómulos avisando que el enrojecimiento se aproxima lenta pero inexorablemente; mucho menos cuando viene, de manera inevitable, del consabido sonsonete burlón: "Miiraaaaaa, se puso bien rojooooooo".
Los perpetradores de dicha malaondez parecen taurinos (a propósito). Disfrutan al ver correr sangre, sólo que en vez de verla correr por los ruedos, su placer es ver nuestra sangre recorriendo los vasos que atraviesan la cabeza. No, no, no, no. Escribo esto y me hierve el líquido hemático. No está padre.
Padres, no lo fomenten en sus hijos; hijos, no lo permitan de sus padres. Todos tenemos derecho a tener la cara del color que las circunstancias lo determinen. ¡No está padre! No es necesario restregarle en la roja carota al infortunado sujeto su subida coloración. Lo sabe, créanme que lo sabe. Lleva toda la vida sabiéndolo. Incluso, ese episodio lo sintió desde antes.
Es como una llama súbita que crece en el pecho quitando temperatura del resto del cuerpo, únicamente para correr de inmediato al rostro, las manos y los pies enrojeciéndolos, haciéndolos sudar y voltear los ojos en todas direcciones buscando una mirada empática donde hallar cobijo. Obviamente jamás la encontrará. Si hay otros rojos presentes, evitarán su mirada pues al ser testigos, recordarán inevitablemente las situaciones en las que ellos mismos estuvieron siendo ridiculizados igual. La empatía llegará, pero serán incapaces de sostenerle la mirada.
Todo eso, mientras las risas de los no-rojos se escuchan en segundo plano. ¡Snif!
¡¡¡ letem bi lait !!!
sábado, 31 de julio de 2010
... Cachetotes de manzana ...
Vainilla con:
bloqueo,
fumar o no fumar,
Luis,
manías,
mi historia,
miedo,
mis ideas,
no debería,
recuerdos
martes, 27 de julio de 2010
... Agárrele su dinero ...
.
Ésta es la historia de un amable y bonachón servidor público, guardián de la ley y el orden en la caótica ciudad de la esperanza. Su nombre es el oficial Erick López Herrera. Un hombre alto, delgado y guapo, cuyas profundas convicciones sociales lo llevaron a dedicar su vida, su cuerpo y su alma al servicio público y a la conservación del estado de derecho en esta ciudad llena de gente ingrata, de personas cuya única misión en la vida es juzgar a los demás, criticarlos y hacerlos perder el tiempo. El oficial Erick López Herrera desechó una beca completa que le fue otorgada para estudiar finanzas bursátiles internacionales en la Universidad de Columbia en Nueva York, para entrar al 41 veces glorioso cuerpo de policía de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Con estos antecedentes, sale todos los días a las peligrosísimas y mojadas calles capitalinas en compañía de su inseparable e incorruptible pareja, la oficial Eréndira Pérez González para cumplir su deber: defender a la autoridad de la desfachatez de los abusivos ciudadanos que sólo buscan molestar.
Así comienza su triste y valerosa historia del fin de semana. Cuando patrullaba sobre avenida Cuauhtémoc a las ocho de la noche, deseando que la noche fuera tranquila pues le aguardaba un turno nocturno, no por no querer trabajar, ¡no qué va! Estaba deseando que no pasaran desgracias a los pobrecitos ciudadanos, si todo estaba en orden, nadie sufriría y él cumpliría su turno tranquilo, listo para retirarse a su cálido hogar a las seis de la mañana a descansar.
De pronto, en la esquina de la citada avenida y el Eje 6 Sur, un hombre con el impermeable empapado llama su atención pues manotea incesantemente. De inmediato y cumpliendo su más cabal sentido del deber, se detiene para ser increpado por su tardanza. ¡Pobres ciudadanos! Piensa, ¡no tienen idea de lo mucho que hacemos para preservar su integridad!
Había ocurrido un choque en ese peligrosísimo crucero. Un auto color arena, de manera completamente irresponsable, se detuvo al ver la luz roja del semáforo. Como resulta obvio, el auto de atrás, gris, sin deberla ni temerla y víctima inclemente de las condiciones del asfalto, se estrelló inexorablemente contra la parte posterior del vehículo que de manera increíble se detuvo en el semáforo en rojo. La facia del auto arena quedó partida como con un hacha, daños terribles en el piso y la tapa de la cajuela y el tirón de la espalda de su atribulado conductor, un hombrecito redondo y galletoso cuyo tremendo pecado fue el detenerse ante la luz granate.
Todo parecía marchar de manera normal, los carnívoros ajustadores de seguros se hicieron presente con la velocidad de un carrito de paletas para llenar el papelerío. De improviso, una llamada sacude al representante del auto gris: ¡La malvada corporación encargada de proporcionarle el servicio de seguridad y asistencia ha cancelado de manera unilateral la póliza que con tanto esfuerzo habían contratado! No había arreglo posible, el caníbal ajustador del auto arena había tasado los daños en una cifra astronómica que el pobre hombre no tenía manera de cubrir.
Por eso fueron necesarios los servicios del oficial Erick López Herrera. No había arreglo y la intervención de la autoridad se hizo indispensable. Al ser viernes lluvioso y con la proximodad del alcoholímetro, todas y cada una de las unidades de tránsito se encontraban acuarteladas y listas para el operativo que salvaguardaría miles de vidas esa noche. El oficial Erick López Herrera se vio forzado a interrumpir su patrullaje para llevar a los conductores ante la autoridad correspondiente, no sin antes conminarlos a llegar a un arreglo civilizado, como lo hacen los hombres viriles, dijo.
No hubo arreglo posible y en medio de la incesante lluvia, el convoy de patrulla, autos chocados y auto ajustador se dirigió al ministerio público más cercano, relativamente. Al llegar, el dolor ya hacía presa del hombrecillo galletoso y pidió que sus molestias fueran atendidas a la brevedad. El bravucón ajustador de seguros pidió los servicios médicos pero éstos no estaban disponibles. Atribulado y seriamente preocupado por la integridad física del conductor afectado, el oficial Erick López Herrera se ofrece voluntario a trasladarlo al impecable y eficiente Hospital de Xoco. La travesía transcurrió con los intentos del oficial Erick López Herrera de hacer sentir mejor al adolorido minimizando la gravedad de sus dolores de espalda e intentar que pensara en otra cosa, como el llegar a un arreglo con el otro conductor, pues de lo contrario, le esperarían interminables horas en el juzgado. La frase contundente del oficial Erick López Herrera fue: "Es que usted le está haciendo demasiado caso a su abogado". Dicho que provocó la ira del hombrecillo galletoso, quien, ingrato le espetó: "¡Pues claro! ¿A quién quiere que le haga caso? ¿A usted?"
No hubo mayor problema con la salud del afectado y el silencio reinó la patrulla de regreso al juzgado. La esposa galleta estaba ya ahí con el abogado de colmillos afilados, ambos preocupados por el estado de la espalda del galletoso.
El oficial Erick López Herrera siguió tratando toda la noche de conciliar, pero el abogado de colmillos afilados y la recalcitrante necedad del infractor por pagar menos del valor del daño no lograron que el oficial Erick López Herrera cumpliera su labor. Lo que él quería era terminar con este asunto lo antes posible, así podría regresar a su patrullaje y a donde él realemente pertenecía, a las calles; a cuidar de viva presencia a los ciudadanos. Como no encontró eco en sus sugerencias y al ver que las partes estaban ya cansadas de tanto negociar y esperar, decidió demorar el proceso lo más posible, todo con la sensible intención de que tuvieran algún tiempo para cerrar los ojos y descansar su mente de los problemas que se avecinarían.
Así, desvió la atención de todos al dejar a las partes por un par de horas después de llevar los autos al corralón, teniéndolos bajo resguardo para evitar que se hicieran mas daño a ellos mismos o a otros autos. Un par de horas que le sirvieron al infractor necio, al abogado de colmillos largos y al hombrecillo galletoso y a su esposa galleta para aclarar un poco su mente y relajar sus músculos en los ergonómicos y comodísimos sillones de espera.
El último intento del oficial Erick López Herrera por conciliar fue cuando acorraló al hombrecillo galletoso, lejos de su esposa y del abogado de colmillos largos y le dijo: "Ande, ¡agárrele su dinero!" Recibiendo un rotundo no por respuesta, la ambición desmedida del galletoso no conocía saciedad, claro, estaba escuchando demasiado a su abogado.
Veinticuatro horas habían pasado cuando por fin se dio la resolución, el abogado de colmillos largos perdió la cabeza y dejó ir con una pena menor al infractor, obteniendo una cantidad menor a la pactada, ahora se iba sobre el hombrecillo galletoso pretendiendo que éste pagara por los daños morales ocasionados. No resultó, la negativa del galletoso a firmar nada y las hirientes palabras y demostraciones de hechos de la esposa galleta hicieron llorar al pobrecito abogado, ya no de colmillos largos, sino al tierno cachorro en que se había convertido. Derrotado y abatido, fue dejado en el medio de una pertinaz lluvia que no había cesado, para seguir atendiendo otro caso más.
A lo lejos, el oficial Erick López Herrera disfrutaba viendo cómo todos obtenían su merecido. "La moraleja de esta historia", pensó, "es que hay quienes hacen bien su trabajo, pero hay otros que para hacer bien su trabajo, deben joder el trabajo y el tiempo de otras personas". Instantes después, el oficial Erick López Herrera se fue a su casa a flajelarse por haber fallado en su encomienda.
¡¡¡ letem bi lait !!!
Ésta es la historia de un amable y bonachón servidor público, guardián de la ley y el orden en la caótica ciudad de la esperanza. Su nombre es el oficial Erick López Herrera. Un hombre alto, delgado y guapo, cuyas profundas convicciones sociales lo llevaron a dedicar su vida, su cuerpo y su alma al servicio público y a la conservación del estado de derecho en esta ciudad llena de gente ingrata, de personas cuya única misión en la vida es juzgar a los demás, criticarlos y hacerlos perder el tiempo. El oficial Erick López Herrera desechó una beca completa que le fue otorgada para estudiar finanzas bursátiles internacionales en la Universidad de Columbia en Nueva York, para entrar al 41 veces glorioso cuerpo de policía de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Con estos antecedentes, sale todos los días a las peligrosísimas y mojadas calles capitalinas en compañía de su inseparable e incorruptible pareja, la oficial Eréndira Pérez González para cumplir su deber: defender a la autoridad de la desfachatez de los abusivos ciudadanos que sólo buscan molestar.
Así comienza su triste y valerosa historia del fin de semana. Cuando patrullaba sobre avenida Cuauhtémoc a las ocho de la noche, deseando que la noche fuera tranquila pues le aguardaba un turno nocturno, no por no querer trabajar, ¡no qué va! Estaba deseando que no pasaran desgracias a los pobrecitos ciudadanos, si todo estaba en orden, nadie sufriría y él cumpliría su turno tranquilo, listo para retirarse a su cálido hogar a las seis de la mañana a descansar.
De pronto, en la esquina de la citada avenida y el Eje 6 Sur, un hombre con el impermeable empapado llama su atención pues manotea incesantemente. De inmediato y cumpliendo su más cabal sentido del deber, se detiene para ser increpado por su tardanza. ¡Pobres ciudadanos! Piensa, ¡no tienen idea de lo mucho que hacemos para preservar su integridad!
Había ocurrido un choque en ese peligrosísimo crucero. Un auto color arena, de manera completamente irresponsable, se detuvo al ver la luz roja del semáforo. Como resulta obvio, el auto de atrás, gris, sin deberla ni temerla y víctima inclemente de las condiciones del asfalto, se estrelló inexorablemente contra la parte posterior del vehículo que de manera increíble se detuvo en el semáforo en rojo. La facia del auto arena quedó partida como con un hacha, daños terribles en el piso y la tapa de la cajuela y el tirón de la espalda de su atribulado conductor, un hombrecito redondo y galletoso cuyo tremendo pecado fue el detenerse ante la luz granate.
Todo parecía marchar de manera normal, los carnívoros ajustadores de seguros se hicieron presente con la velocidad de un carrito de paletas para llenar el papelerío. De improviso, una llamada sacude al representante del auto gris: ¡La malvada corporación encargada de proporcionarle el servicio de seguridad y asistencia ha cancelado de manera unilateral la póliza que con tanto esfuerzo habían contratado! No había arreglo posible, el caníbal ajustador del auto arena había tasado los daños en una cifra astronómica que el pobre hombre no tenía manera de cubrir.
Por eso fueron necesarios los servicios del oficial Erick López Herrera. No había arreglo y la intervención de la autoridad se hizo indispensable. Al ser viernes lluvioso y con la proximodad del alcoholímetro, todas y cada una de las unidades de tránsito se encontraban acuarteladas y listas para el operativo que salvaguardaría miles de vidas esa noche. El oficial Erick López Herrera se vio forzado a interrumpir su patrullaje para llevar a los conductores ante la autoridad correspondiente, no sin antes conminarlos a llegar a un arreglo civilizado, como lo hacen los hombres viriles, dijo.
No hubo arreglo posible y en medio de la incesante lluvia, el convoy de patrulla, autos chocados y auto ajustador se dirigió al ministerio público más cercano, relativamente. Al llegar, el dolor ya hacía presa del hombrecillo galletoso y pidió que sus molestias fueran atendidas a la brevedad. El bravucón ajustador de seguros pidió los servicios médicos pero éstos no estaban disponibles. Atribulado y seriamente preocupado por la integridad física del conductor afectado, el oficial Erick López Herrera se ofrece voluntario a trasladarlo al impecable y eficiente Hospital de Xoco. La travesía transcurrió con los intentos del oficial Erick López Herrera de hacer sentir mejor al adolorido minimizando la gravedad de sus dolores de espalda e intentar que pensara en otra cosa, como el llegar a un arreglo con el otro conductor, pues de lo contrario, le esperarían interminables horas en el juzgado. La frase contundente del oficial Erick López Herrera fue: "Es que usted le está haciendo demasiado caso a su abogado". Dicho que provocó la ira del hombrecillo galletoso, quien, ingrato le espetó: "¡Pues claro! ¿A quién quiere que le haga caso? ¿A usted?"
No hubo mayor problema con la salud del afectado y el silencio reinó la patrulla de regreso al juzgado. La esposa galleta estaba ya ahí con el abogado de colmillos afilados, ambos preocupados por el estado de la espalda del galletoso.
El oficial Erick López Herrera siguió tratando toda la noche de conciliar, pero el abogado de colmillos afilados y la recalcitrante necedad del infractor por pagar menos del valor del daño no lograron que el oficial Erick López Herrera cumpliera su labor. Lo que él quería era terminar con este asunto lo antes posible, así podría regresar a su patrullaje y a donde él realemente pertenecía, a las calles; a cuidar de viva presencia a los ciudadanos. Como no encontró eco en sus sugerencias y al ver que las partes estaban ya cansadas de tanto negociar y esperar, decidió demorar el proceso lo más posible, todo con la sensible intención de que tuvieran algún tiempo para cerrar los ojos y descansar su mente de los problemas que se avecinarían.
Así, desvió la atención de todos al dejar a las partes por un par de horas después de llevar los autos al corralón, teniéndolos bajo resguardo para evitar que se hicieran mas daño a ellos mismos o a otros autos. Un par de horas que le sirvieron al infractor necio, al abogado de colmillos largos y al hombrecillo galletoso y a su esposa galleta para aclarar un poco su mente y relajar sus músculos en los ergonómicos y comodísimos sillones de espera.
El último intento del oficial Erick López Herrera por conciliar fue cuando acorraló al hombrecillo galletoso, lejos de su esposa y del abogado de colmillos largos y le dijo: "Ande, ¡agárrele su dinero!" Recibiendo un rotundo no por respuesta, la ambición desmedida del galletoso no conocía saciedad, claro, estaba escuchando demasiado a su abogado.
Veinticuatro horas habían pasado cuando por fin se dio la resolución, el abogado de colmillos largos perdió la cabeza y dejó ir con una pena menor al infractor, obteniendo una cantidad menor a la pactada, ahora se iba sobre el hombrecillo galletoso pretendiendo que éste pagara por los daños morales ocasionados. No resultó, la negativa del galletoso a firmar nada y las hirientes palabras y demostraciones de hechos de la esposa galleta hicieron llorar al pobrecito abogado, ya no de colmillos largos, sino al tierno cachorro en que se había convertido. Derrotado y abatido, fue dejado en el medio de una pertinaz lluvia que no había cesado, para seguir atendiendo otro caso más.
A lo lejos, el oficial Erick López Herrera disfrutaba viendo cómo todos obtenían su merecido. "La moraleja de esta historia", pensó, "es que hay quienes hacen bien su trabajo, pero hay otros que para hacer bien su trabajo, deben joder el trabajo y el tiempo de otras personas". Instantes después, el oficial Erick López Herrera se fue a su casa a flajelarse por haber fallado en su encomienda.
¡¡¡ letem bi lait !!!
Vainilla con:
accidentes,
Fairy Goddess,
libertad de expresión,
Luis,
mamadas,
odio a la gente,
oficina,
periodismo
miércoles, 21 de julio de 2010
... Yo y mi bocota ...
.
Resulta que en el examen de ayer, les pedí a los alumnos que me dijeran qué hacer con los exámenes que tuvieran faltas de ortografía. No es una pregunta sencilla y sin embargo la consideré como extra para echarles una mano. Las respuestas son bastante curiosas:
en un punto de vita deberia bajar decimas por cada falta de ortografia porque las personas que estudien comunicación ya no deberian tener tantas faltas de ortografia en esta instancia de su preparación.
creo que para empezar ya estamos en un nivel donde no deberia ocurrir muy seguido este tipo de faltas en nuestras redacciones; sin embargo no todos recibimos el mismo tipo de educación en este sentido, y otros no estan acostumbrados a escribir más alla de lo que hacemos en clase. Pero finalmente estamos aqui para corregirnos, bueno asi lo pienso yo, y si no tambien para aprender: por lo tanto creo que debe considerar que en los examenes aunque haigamos estudiado o no estamos, además bajo la presión del tiempo y no tendiiamos el suficiente para corregir, entonces le sugeriria que las corrijiera, sin tomarlas en cuenta para calificación.
marcar las faltas encontradas y hacernos notar la falta de lectura que hay en nosotros, tomar encuenta para calificación.
Que tome un límite de estas, despues bajar decimas, pero también que exista un límite, es decir, que no afecte demasiado en la calificación del examen. Considero que es muy importante la ortografía, pero más el conocimiento.
Sansionar con un determinado puntaje además creo que es bueno marcar esas faltas de ortografía pues en esta carrera es sumamente importante saber escribir bien, recordemos que un acento por ejemplo cambia completamente el sentido de una palabra ¡Rigor!
Considero que a este nivel ya tenemos que saber escribir y colocar todos los signos de puntuación,pero abemos muchos que nos falta pero no por eso voy ajustificar y decir que no haga nada, no se puede bajarle lo que el prfesor considere necesario sobre la calificación del examen.
.ser un poco flexible por la cuestion ke no atodos senosda la Facultad de excribir adecuadamente.
bueno honestamente el profesor las debe tachar y regresarle el examen por que el profesor no va a estar adivinando que palabra pondria y aparte ya estamos en nivel universitario a estas alturas no podemos tener faltas de ortografia.
Pues lo principal esque las marque y corrija para que nosotros aprendamos de nuestros errores, y ya siendo muy sinceros debería de bajar cierta calificación por ciertas faltas, porque ya no somos alumnos de primaria, ya debemos tener una mejor ortografía.
Cuando el profesor no cuenta con un conocimiento en redacción y incurre en faltas de ortografía debería ser más cuidadoso en la corrección ya que al redactarlo en computadora puede recurrir al corrector de estilo, pero si el catedrático es conocedor de la ortografía y su área es en función de la misma no debe presentar un examen sin antes pedir una disculpa por su falta de interés al realizarlo o tiempo o espacio al agendarlo.
A la sexta falta de ortografía comenzar a bajar décimas y después si ya son muchas y l quedamos debiendo décimas pues pedirnos que vayamos a un curso de ortografía =)
¡Dios!
¡¡¡ letem bi lait !!!
Resulta que en el examen de ayer, les pedí a los alumnos que me dijeran qué hacer con los exámenes que tuvieran faltas de ortografía. No es una pregunta sencilla y sin embargo la consideré como extra para echarles una mano. Las respuestas son bastante curiosas:
en un punto de vita deberia bajar decimas por cada falta de ortografia porque las personas que estudien comunicación ya no deberian tener tantas faltas de ortografia en esta instancia de su preparación.
creo que para empezar ya estamos en un nivel donde no deberia ocurrir muy seguido este tipo de faltas en nuestras redacciones; sin embargo no todos recibimos el mismo tipo de educación en este sentido, y otros no estan acostumbrados a escribir más alla de lo que hacemos en clase. Pero finalmente estamos aqui para corregirnos, bueno asi lo pienso yo, y si no tambien para aprender: por lo tanto creo que debe considerar que en los examenes aunque haigamos estudiado o no estamos, además bajo la presión del tiempo y no tendiiamos el suficiente para corregir, entonces le sugeriria que las corrijiera, sin tomarlas en cuenta para calificación.
marcar las faltas encontradas y hacernos notar la falta de lectura que hay en nosotros, tomar encuenta para calificación.
Que tome un límite de estas, despues bajar decimas, pero también que exista un límite, es decir, que no afecte demasiado en la calificación del examen. Considero que es muy importante la ortografía, pero más el conocimiento.
Sansionar con un determinado puntaje además creo que es bueno marcar esas faltas de ortografía pues en esta carrera es sumamente importante saber escribir bien, recordemos que un acento por ejemplo cambia completamente el sentido de una palabra ¡Rigor!
Considero que a este nivel ya tenemos que saber escribir y colocar todos los signos de puntuación,pero abemos muchos que nos falta pero no por eso voy ajustificar y decir que no haga nada, no se puede bajarle lo que el prfesor considere necesario sobre la calificación del examen.
.ser un poco flexible por la cuestion ke no atodos senosda la Facultad de excribir adecuadamente.
bueno honestamente el profesor las debe tachar y regresarle el examen por que el profesor no va a estar adivinando que palabra pondria y aparte ya estamos en nivel universitario a estas alturas no podemos tener faltas de ortografia.
Pues lo principal esque las marque y corrija para que nosotros aprendamos de nuestros errores, y ya siendo muy sinceros debería de bajar cierta calificación por ciertas faltas, porque ya no somos alumnos de primaria, ya debemos tener una mejor ortografía.
Cuando el profesor no cuenta con un conocimiento en redacción y incurre en faltas de ortografía debería ser más cuidadoso en la corrección ya que al redactarlo en computadora puede recurrir al corrector de estilo, pero si el catedrático es conocedor de la ortografía y su área es en función de la misma no debe presentar un examen sin antes pedir una disculpa por su falta de interés al realizarlo o tiempo o espacio al agendarlo.
A la sexta falta de ortografía comenzar a bajar décimas y después si ya son muchas y l quedamos debiendo décimas pues pedirnos que vayamos a un curso de ortografía =)
¡Dios!
¡¡¡ letem bi lait !!!
jueves, 15 de julio de 2010
... Amanecer, ocaso ...
.
Nunca, ni en mis más ansiosas y recurrentes pesadillas se me ha ocurrido quedarme sin letras. No lo he hecho pues las ideas revolotean sin orden en la sesera. ¡No al ostracismo y no al silencio! Fueron, son y serán mis proclamas a viva voz por donde sea que me pare. No hay de otra sopa. Blogueros consumados y otros no tanto han ensayado hasta el hartazgo el tema de las caídas y resurrecciones recurrentes de los blogs, tanto que ha perdido el sentido. DonRul ha pronosticado en Blog me do la lenta y dolorosa muerte de los blós a manos del inclemente e implacable tuíter. Rox ha dicho que los tuiteros que utilizan twittlonger no tienen los huevos suficientes para mantener un blog. Lilián se burla de los apologistas del ocaso preguntándose cuándo fue el amanecer.
No se acaban los blogs. No se agotan los blogs. Heráclitamente, el que cambia, el que se agota y el que se acaba es el bloguero, el dueño o dueña de las manos que aporrean el teclado hilando un par de ideas relevantes o no. Los blogs cambian, las ideas cambian y el público cambia. Elphaba lo dice perfecto: "... No se trata de no tener muchos seguidores, tampoco es que las historias felices tiendan a ser aburridas y repetitivas para aquellos que buscan algo de drama, aventuras o comedia en los blogs; simplemente tengo muchas cosas que decir, pero no quiero, y muchas historias que contar, pero ninguna que tenga -todavía- un final feliz ...".
La vida sigue y las cosas pasan. Los blogs nacen, se reproducen y mueren. Se vuelven aburridos y redundantes, simplones e incomprensibles, vacíos y espaciados. El autor se enamora y lo abandona o lo atiborra de palabras de miel; después se da en la cara con un poste de concreto y vuelve a escribir buscando consuelo o entendimiento. Pero no es regla general.
La clave está en la evolución de las letras, de las ideas. Sin necesidad de ser irónicos o reflexivos, el blog es como la vida misma, pero no es la vida en sí misma. Muchos lo olvidan. Blogs vienen y van, blogs son olvidados por sus lectores por las razones antes descritas; como en la vida, sólo nos quedamos con las amistades que nos aportan algo, a los aburridos y deprimentes siempre es mejor tenerlos lejos. Los estancados sirven para abrir camino, tampoco son tan inútiles, pero de nuevo, heráclita y nerudamente "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".
Haciendo eco de la magistral redacción del buen amigo Emilio (colaborador también de Blog me do, por cierto), haré una última explicación de ausencia. La última que se leerá aquí (o no).
Como un embrujo de dedos atados, no por obligación ni por desdén sino por convicción, he decidido no ventilar en este espacio el mejor proyecto de mi vida, no al menos hasta que sea el tiempo preciso. ¿Cuándo lo será? Ni yo tengo esa respuesta, pero con gracia será pronto, muy pronto.
Eso y no otra cosa es lo que ha detenido mis letras. Ahora yo, no porque no tenga cosas que decir ni ideas sobre las cuales escribir y despotricar, sino porque mi más grande sueño y mi más grande felicidad me ocupan todo el tiempo del día, pensando, planeando, en acción y esperando. Todo lo que he estado haciendo y diciendo y mentalizando está enfocado en concretar ese sueño, en lograr ese pedacito de felicidad que nos falta para ser completos. La propia decisión del silencio podría ser interpretada como un mecanismo de defensa; no soy psicólogo yo y no importa de cualquier manera. Todo a su tiempo, sin prisas y sin indiscreciones.
Yo estoy bien, Astrid está bien, juntos estamos mejor. El pasado domingo cumplimos un año ya de estar juntos todos y cada uno de los días, en ausencia o en presencia pero juntos, para el presente precoz y para el futuro vivaz, para la intensidad del clímax mutuo y para la tranquilidad de la primera mirada de la mañana.
Quiero contar cómo nos fue en nuestro viaje de aniversario, quiero contar cómo va la vida compartida, quiero contar (aunque se me haya ido el tiempo) la visión galletosa del Mundial y sus implicaciones éticas, quiero contar la fantástica experiencia que es el impartir conocimiento, quiero contar las interminables historias retorcidas que se me han ocurrido mientras escuchosin querer conversaciones ajenas en starbucks, en fin. Tantas ganas y tan poco espacio.
A veces quisiera que quien pasa por aquí se diera un paseo por mi cabeza para enterarse de las maravillosas ideas que traigo entre ceja y oreja. Lástima que en mis pensamientos sólo hay espacio para una persona ...
... por ahora.
¡¡¡ letem bi lait !!!
Nunca, ni en mis más ansiosas y recurrentes pesadillas se me ha ocurrido quedarme sin letras. No lo he hecho pues las ideas revolotean sin orden en la sesera. ¡No al ostracismo y no al silencio! Fueron, son y serán mis proclamas a viva voz por donde sea que me pare. No hay de otra sopa. Blogueros consumados y otros no tanto han ensayado hasta el hartazgo el tema de las caídas y resurrecciones recurrentes de los blogs, tanto que ha perdido el sentido. DonRul ha pronosticado en Blog me do la lenta y dolorosa muerte de los blós a manos del inclemente e implacable tuíter. Rox ha dicho que los tuiteros que utilizan twittlonger no tienen los huevos suficientes para mantener un blog. Lilián se burla de los apologistas del ocaso preguntándose cuándo fue el amanecer.
No se acaban los blogs. No se agotan los blogs. Heráclitamente, el que cambia, el que se agota y el que se acaba es el bloguero, el dueño o dueña de las manos que aporrean el teclado hilando un par de ideas relevantes o no. Los blogs cambian, las ideas cambian y el público cambia. Elphaba lo dice perfecto: "... No se trata de no tener muchos seguidores, tampoco es que las historias felices tiendan a ser aburridas y repetitivas para aquellos que buscan algo de drama, aventuras o comedia en los blogs; simplemente tengo muchas cosas que decir, pero no quiero, y muchas historias que contar, pero ninguna que tenga -todavía- un final feliz ...".
La vida sigue y las cosas pasan. Los blogs nacen, se reproducen y mueren. Se vuelven aburridos y redundantes, simplones e incomprensibles, vacíos y espaciados. El autor se enamora y lo abandona o lo atiborra de palabras de miel; después se da en la cara con un poste de concreto y vuelve a escribir buscando consuelo o entendimiento. Pero no es regla general.
La clave está en la evolución de las letras, de las ideas. Sin necesidad de ser irónicos o reflexivos, el blog es como la vida misma, pero no es la vida en sí misma. Muchos lo olvidan. Blogs vienen y van, blogs son olvidados por sus lectores por las razones antes descritas; como en la vida, sólo nos quedamos con las amistades que nos aportan algo, a los aburridos y deprimentes siempre es mejor tenerlos lejos. Los estancados sirven para abrir camino, tampoco son tan inútiles, pero de nuevo, heráclita y nerudamente "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".
Haciendo eco de la magistral redacción del buen amigo Emilio (colaborador también de Blog me do, por cierto), haré una última explicación de ausencia. La última que se leerá aquí (o no).
Como un embrujo de dedos atados, no por obligación ni por desdén sino por convicción, he decidido no ventilar en este espacio el mejor proyecto de mi vida, no al menos hasta que sea el tiempo preciso. ¿Cuándo lo será? Ni yo tengo esa respuesta, pero con gracia será pronto, muy pronto.
Eso y no otra cosa es lo que ha detenido mis letras. Ahora yo, no porque no tenga cosas que decir ni ideas sobre las cuales escribir y despotricar, sino porque mi más grande sueño y mi más grande felicidad me ocupan todo el tiempo del día, pensando, planeando, en acción y esperando. Todo lo que he estado haciendo y diciendo y mentalizando está enfocado en concretar ese sueño, en lograr ese pedacito de felicidad que nos falta para ser completos. La propia decisión del silencio podría ser interpretada como un mecanismo de defensa; no soy psicólogo yo y no importa de cualquier manera. Todo a su tiempo, sin prisas y sin indiscreciones.
Yo estoy bien, Astrid está bien, juntos estamos mejor. El pasado domingo cumplimos un año ya de estar juntos todos y cada uno de los días, en ausencia o en presencia pero juntos, para el presente precoz y para el futuro vivaz, para la intensidad del clímax mutuo y para la tranquilidad de la primera mirada de la mañana.
Quiero contar cómo nos fue en nuestro viaje de aniversario, quiero contar cómo va la vida compartida, quiero contar (aunque se me haya ido el tiempo) la visión galletosa del Mundial y sus implicaciones éticas, quiero contar la fantástica experiencia que es el impartir conocimiento, quiero contar las interminables historias retorcidas que se me han ocurrido mientras escucho
A veces quisiera que quien pasa por aquí se diera un paseo por mi cabeza para enterarse de las maravillosas ideas que traigo entre ceja y oreja. Lástima que en mis pensamientos sólo hay espacio para una persona ...
... por ahora.
¡¡¡ letem bi lait !!!
Vainilla con:
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apego,
blog-me-do,
Fairy Goddess,
galleta,
internet,
Luis,
mi bella dama,
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