.
Desde la semana pasada está en línea mi más reciente cuento de METATEXTOS y ésta era la idea:
Comenzaremos esta nueva etapa haciendo un cambio en el ambiente, o quizá sea mejor decir en el escenario.
Desde hace mucho tiempo ya, se usa como salida fácil el refrito, contar una historia vieja pero en un ambiente distinto, para hacer creer al lector que está ante una narración difente, un ejemplo archiconocido es que el western clásico Los siete magnficios que es la misma historia que Los Siete Samurai de Akira Kurosawa. (Tambien “Bichos”)
En este taller trataremos de hacer algo diferente.
Los participantes de Metatextos deberán, en trescientas palabras o menos, narrar una historia ya existente (cuento, novela, película etc) haciendo un cambio de ambiente PERO este ambiente debe afectar (del modo que crean conveniente) a dicha historia.
Negro corazón.
Kareen no entendía las horribles visiones que me atormentaban por las noches, entre sueños; aun así, la amaba. Decía excitarse con mi piel oscura aperlada de sudor cuando despertaba agitado, pero se burlaba de mi miedo por vivir detrás de un cementerio en esta pobre isla. “La macumba y el vudú”, decía, “son inventos de los charlatanes”.
“Negro corazón”, me llamaba por las noches cuando yo, inquieto por la oscuridad, la miraba a los ojos. Esos ojos cristalinos que ante el débil reflejo de la luna me perturbaban apenas se apagaba la luz.
Sus ojos brillaban desafiantes cuando por la ventana se filtraron los murmullos de los muertos. Entonces escuché el estrepitoso bramido de la tierra al abrirse y liberar los cuerpos de sus tumbas. La sacudí intentando despertarla sin notar que el rugir de las entrañas de la isla apagaba el sonido de su cráneo estrellándose en la cabecera.
“¡Ya vienen los muertos!”, le gritaba. La sangre manaba entre mis dedos. Los muertos ya la habían acogido. Los vecinos corrían ante la embestida brutal. Súplicas de auxilio venían de todas partes.
Salí intentando callar el escándalo pero un furioso latido proveniente del interior me delataba. Kareen estaba acusándome. ¡Pero yo no la maté! ¡La mataron los muertos! ¡La mató la tierra que se abrió!. El tun-tun de su corazón era ya insoportable. Taladraba mis oídos y me quemaba el pensamiento.
Decenas entraban aterrados a mi casa que se mantenía en pie, pero no podían, no debían enterarse de mi crimen. El latido se hacía cada vez más fuerte como si viniera del centro mismo de la Tierra. Una opresión de muerte me atacó el pecho, la tierra tembló y lo último que vieron mis ojos, fue el techo desplomarse sobre los incautos que miraban el cadáver de mi Kareen.
¡¡¡ letem bi lait !!!
domingo, 28 de febrero de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
... ¿Chovinista yo? ...
.
Aunque no todos entendamos de economía ni sepamos leer los indicadores de la sección de finanzas de los periódicos, a todos nos afecta la situación actual. Quizá sea una profunda recesión mundial, un error de cualquier mes del año o un simple catarrito a la economía nacional, pero lo que pasa en realidad es que nuestro bolsillo resiente todos y cada uno de los movimientos que tal vez no alcanzamos a entender.
Se nos repite por la televisión o por el radio que hay que comprar los productos “Hechos en México”, sin embargo no se nos explica el porqué. Muchas veces los productos mexicanos son más caros que los importados o son de menor calidad o tienen nombres menos bonitos.
Todos sabemos de cierto que la decisión de compra es individual y aunque haya toneladas de publicidad bombardeando nuestros sentidos en todo momento y en todo lugar, al final, en la tienda, frente al anaquel, estamos solos. ¿Qué nos hace decidir entre un producto y otro? No es cuestión de malinchismo ni tampoco de chovinismo. No hay que confundirnos.
En términos de mercado, los mexicanos somos irracionalmente fieles a nuestras marcas favoritas, es muy difícil que cambiemos “sólo por probar”. Los que han estado acostumbrados a consumir marcas extranjeras pensarán que son lo mejor y no comprarán los productos hechos en México, por el contrario, quien creció con una idea nacionalista preferirá los productos nacionales sin siquiera dudarlo, incluso sin saber si se pierde de mayores beneficios o servicios que una marca internacional pudiera ofrecerle.
Hablando de tecnología no hay mucho para donde hacerse, es cierto que existen armadoras de computadoras nacionales pero los componentes y partes son en su mayoría de procedencia extranjera. Una interesante analogía nos lleva a un ejemplo muy preciso:
Jugando al adivino, ¿qué pasaría si de pronto todos los mexicanos dejaran de consumir coca-cola para tomar solamente refrescos Lulú? Es divertido adivinar el resultado: Refrigeradores atiborrados de coca-cola porque sencillamente ya no se vende, las embotelladoras comienzan a cerrar rutas despidiendo a parte de su personal, la producción decrece y muchos obreros pierden también su trabajo, la bola de nieve alcanza al corporativo que decide retirar todas sus inversiones en el país al tener cero pesos de entrada de efectivo. Refrescos Lulú, por el otro lado, se enfrentaría a un desabasto sin precedentes en su historia declarándose incompetente para satisfacer la demanda, simple y sencilalmente explotaría. Seguramente esto nunca pasará y los escenarios que planteo estarían totalmente equivocados, sin embargo nos revela una situación para considerar.
Es cierto que parte de los ingresos que genera la venta de coca-cola en nuestro país se va a Estados Unidos. Pero también es cierto que el proceso de producción del refresco en México crea muchísimos empleos directos e indirectos, además de que su demanda inagotable no puede ser más que saludable para el mercado.
El consumir productos mexicanos ayuda a que todo el flujo de capital que se mueve con cada transacción permanezca en el país. Muchas naciones lo han experimentado en tiempos de guerra o crisis, no descuidaron su mercado interno y su economía se mantuvo activa.
Repito, no es malinchismo el pensar que una marca extranjera es mejor que una mexicana -lo es pensar que todas lo son, eso sí-, pero sí es chovinismo el asegurar contra toda prueba que una marca mexicana, por el simple hecho de serlo debe ser privilegiada sobre cualquier otra. Ambos extremos son malos. No debemos tolerar la venta de productos deficientes, sean nacionales o extranjeros; un buen producto siempre será un buen negocio para todos los involucrados.
Corresponde a los consumidores comparar, informarse, decidir su compra en valores de calidad, precio y servicio, no dejarse llevar solamente por el nombre o procedencia de algún producto. Lo mejor para comenzar a reactivar la maltrecha economía de un país es que la gente no deje de consumir.
Yo, por mi parte, pienso que un trio de McDonald’s no le llega ni a los talones a un buen plato de pozole acompañado por un sidral. Pero ese soy yo, ¿y ustedes?
¡¡¡ letem bi lait !!!
Aunque no todos entendamos de economía ni sepamos leer los indicadores de la sección de finanzas de los periódicos, a todos nos afecta la situación actual. Quizá sea una profunda recesión mundial, un error de cualquier mes del año o un simple catarrito a la economía nacional, pero lo que pasa en realidad es que nuestro bolsillo resiente todos y cada uno de los movimientos que tal vez no alcanzamos a entender.
Se nos repite por la televisión o por el radio que hay que comprar los productos “Hechos en México”, sin embargo no se nos explica el porqué. Muchas veces los productos mexicanos son más caros que los importados o son de menor calidad o tienen nombres menos bonitos.
Todos sabemos de cierto que la decisión de compra es individual y aunque haya toneladas de publicidad bombardeando nuestros sentidos en todo momento y en todo lugar, al final, en la tienda, frente al anaquel, estamos solos. ¿Qué nos hace decidir entre un producto y otro? No es cuestión de malinchismo ni tampoco de chovinismo. No hay que confundirnos.
En términos de mercado, los mexicanos somos irracionalmente fieles a nuestras marcas favoritas, es muy difícil que cambiemos “sólo por probar”. Los que han estado acostumbrados a consumir marcas extranjeras pensarán que son lo mejor y no comprarán los productos hechos en México, por el contrario, quien creció con una idea nacionalista preferirá los productos nacionales sin siquiera dudarlo, incluso sin saber si se pierde de mayores beneficios o servicios que una marca internacional pudiera ofrecerle.
Hablando de tecnología no hay mucho para donde hacerse, es cierto que existen armadoras de computadoras nacionales pero los componentes y partes son en su mayoría de procedencia extranjera. Una interesante analogía nos lleva a un ejemplo muy preciso:
Jugando al adivino, ¿qué pasaría si de pronto todos los mexicanos dejaran de consumir coca-cola para tomar solamente refrescos Lulú? Es divertido adivinar el resultado: Refrigeradores atiborrados de coca-cola porque sencillamente ya no se vende, las embotelladoras comienzan a cerrar rutas despidiendo a parte de su personal, la producción decrece y muchos obreros pierden también su trabajo, la bola de nieve alcanza al corporativo que decide retirar todas sus inversiones en el país al tener cero pesos de entrada de efectivo. Refrescos Lulú, por el otro lado, se enfrentaría a un desabasto sin precedentes en su historia declarándose incompetente para satisfacer la demanda, simple y sencilalmente explotaría. Seguramente esto nunca pasará y los escenarios que planteo estarían totalmente equivocados, sin embargo nos revela una situación para considerar.
Es cierto que parte de los ingresos que genera la venta de coca-cola en nuestro país se va a Estados Unidos. Pero también es cierto que el proceso de producción del refresco en México crea muchísimos empleos directos e indirectos, además de que su demanda inagotable no puede ser más que saludable para el mercado.
El consumir productos mexicanos ayuda a que todo el flujo de capital que se mueve con cada transacción permanezca en el país. Muchas naciones lo han experimentado en tiempos de guerra o crisis, no descuidaron su mercado interno y su economía se mantuvo activa.
Repito, no es malinchismo el pensar que una marca extranjera es mejor que una mexicana -lo es pensar que todas lo son, eso sí-, pero sí es chovinismo el asegurar contra toda prueba que una marca mexicana, por el simple hecho de serlo debe ser privilegiada sobre cualquier otra. Ambos extremos son malos. No debemos tolerar la venta de productos deficientes, sean nacionales o extranjeros; un buen producto siempre será un buen negocio para todos los involucrados.
Corresponde a los consumidores comparar, informarse, decidir su compra en valores de calidad, precio y servicio, no dejarse llevar solamente por el nombre o procedencia de algún producto. Lo mejor para comenzar a reactivar la maltrecha economía de un país es que la gente no deje de consumir.
Yo, por mi parte, pienso que un trio de McDonald’s no le llega ni a los talones a un buen plato de pozole acompañado por un sidral. Pero ese soy yo, ¿y ustedes?
Originalmente publicado el 16 de noviembre de 2009 en El Universal.
¡¡¡ letem bi lait !!!
Vainilla con:
capitalismo,
galleta,
libertad de expresión,
Luis,
mis ideas,
Pablo,
palabras,
periodismo
lunes, 15 de febrero de 2010
... Como un esclavo ...
.
Odio y amo hotmail Mi cuenta de hotmail específicamente. En ella se concentra la totalidad de mis correos del mundo mundial. Todo me llega ahí.
Correos personales, comentarios blogueros, solicitudes y notificaciones de facebook, reenvíos de mi correo de Blog me do, promociones de Sam's, invitaciones a presentaciones de libros, artículos de periódicos y de webs, cadenas de mis próximos examigos, recomendaciones sobre cómo bajar la grasa abdominal, pero sobre todo recibo ofertas de empleo.
Ya alguna vez expuse los peligros y riesgos de confiar en las ofertas de trabajo publicadas en internet. Pueden toparse con tipos dispuestos a hacerles el favor de capacitarlos mediante la módica cantidad de 205 pesos, para luego desecharlos si es que no cumplen con los requisitos solicitados por la empresa para contratarlos, pero ¡hey! Al menos ya están capacitados, no se preocupen, es nuestra pérdida...
El siguiente caso es deprimente, pero completamente congruente.
Como buen negocio de Grupo Salinas, Elektra, para trabajar como su peón, primero te arrebata el amor propio y el autoestima, para luego seguir con tu creatividad, decencia, y finalmente terminar con tu sanidad.
Las respuestas marcadas tienen una sola interpretación:
A- ¡Necio!
B- ¡Limosnero y con garrote! (La opción b) nos diría que es un hombre poco comprometido con la organización).
C- ¡Gutierritos avorazado!
D- ¡Miserable conformista! (Aunque la otra opción significa también Gutierritos avorazado).
E- ¡Soplón! (Alternativa: ¡Alcahuete!)
F- ¡Individualista protagónico! (Segunda opción: ¡Nene llorón e inútil!
Pero lo que de plano no tiene nombre es esto:
Ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja.
¡Por eso estamos como estamos!
¡¡¡ letem bi lait !!!
Odio y amo hotmail Mi cuenta de hotmail específicamente. En ella se concentra la totalidad de mis correos del mundo mundial. Todo me llega ahí.
Correos personales, comentarios blogueros, solicitudes y notificaciones de facebook, reenvíos de mi correo de Blog me do, promociones de Sam's, invitaciones a presentaciones de libros, artículos de periódicos y de webs, cadenas de mis próximos examigos, recomendaciones sobre cómo bajar la grasa abdominal, pero sobre todo recibo ofertas de empleo.
Ya alguna vez expuse los peligros y riesgos de confiar en las ofertas de trabajo publicadas en internet. Pueden toparse con tipos dispuestos a hacerles el favor de capacitarlos mediante la módica cantidad de 205 pesos, para luego desecharlos si es que no cumplen con los requisitos solicitados por la empresa para contratarlos, pero ¡hey! Al menos ya están capacitados, no se preocupen, es nuestra pérdida...
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El siguiente caso es deprimente, pero completamente congruente.
Como buen negocio de Grupo Salinas, Elektra, para trabajar como su peón, primero te arrebata el amor propio y el autoestima, para luego seguir con tu creatividad, decencia, y finalmente terminar con tu sanidad.
Las respuestas marcadas tienen una sola interpretación:
A- ¡Necio!
B- ¡Limosnero y con garrote! (La opción b) nos diría que es un hombre poco comprometido con la organización).
C- ¡Gutierritos avorazado!
D- ¡Miserable conformista! (Aunque la otra opción significa también Gutierritos avorazado).
E- ¡Soplón! (Alternativa: ¡Alcahuete!)
F- ¡Individualista protagónico! (Segunda opción: ¡Nene llorón e inútil!
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Pero lo que de plano no tiene nombre es esto:
Ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja ja.
¡Por eso estamos como estamos!
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domingo, 7 de febrero de 2010
... La media decena trágica ...
.
No soy un experto yo, y tampoco pretendería decir que lo he visto todo. Pero si algo he aprendido a lo largo de la vida y las sábanas, es que hay tantas manías y frustraciones sexuales como personas hay en el mundo. Pero si alguien quisiera hacer un tratado sobre disfunciones y traumas freudianos, yo con mucho gusto les compartiría mis anécdotas. No es que me vanaglorie pero hay bastante tela de donde cortar. Pero por ahora, hagamos un top five no necesariamente en orden de humillación/payasada/etecé.
La sex-shop-aholic. Hubo una vez en mis despertares que mi acosadora número uno prácticamente me violó. Sí, me violó seguidores. Me sentí tan usado, tan objeto, tan... tan no sabía ni qué había pasado. Me quitó la ropa, me aventó a la cama, analizó minuciosamente mi erección y me puso magistralmente un condón. Se desnudó ella y sus enormes tetas bamboleantes (no en el buen sentido) se balanceaban frente a mi cara y lentamente se sentó en mí, subía y bajaba y gemía. Mi inexperto cuerpecito reaccionaba a la fricción previsiblemente, pero en cuanto yo comencé a sentir la explosión, ella ya estaba de pie frente al espejo vistiéndose. ¿? Entonces supe que erré el camino, para la próxima vida reencarnaré en un dildo.
La silence-freak. Sí, estoy de acuerdo, era prohibido, nadie tenía que enterarse, yo debía estar durmiendo en casa y ella tenía novio, su mamá dormía en el cuarto adyacente, y sin embargo ella me metía sus dedos a la boca en un afán silenciador que yo jamás entendí. No por el hecho, porque como podrán darse cuenta, se suponía que no deberíamos estar haciendo eso, ahí, en ese momento. No entendí sus ganas de callarme pues de su garganta salían atronadores gemidos, tan exagerados como inverosímiles. En vez de excitarme me hacían estremecer mis huesitos auditivos. Y ni siquiera eran gritos prolongados, ella misma se daba cuenta de que estaba subiendode más enormemente el volumen de sus gritos y sombrerazos y los cortaba con un sonoro "ih", seguido de un extraño bufido que jamás en la vida he vuelto a escuchar, ni siquiera en el Discovery Channel.
La ese pe eme. Yo tenía veinticuatro años y ella treinta. Habíamos tenido una materia en común en la maestría, Investigación de Operaciones y ella, escudándose en su formación social me pedía ayuda con cierto modelo de filas especialmente complicado. Una cosa derivó en otra y recibí una invitación a comer. ¿Comer? ¡Sí! Aunque justo ese día era el lanzamiento en el mundo mundial de Harry Potter and the Half-Blood Prince (el libro por supuesto). Entonces me cambió la comida por un café después -gracias a Dios-. Entonces yo llegué a la cita muy feliz con mi ladrillo bajo el brazo, ansioso por terminar con el trámite protocolario de la date y el acostón prometido y comenzar a leer. ¡Oh gran error! En plena mesa, ella se dobló de dolor premenstrual (o algo así). Ya en su casa, en su habitación, las cosas no mejoraron. Fue algo de lo más extraño, sus gritos de dolor bien pudieron haber sido emitidos por cualquier actriz porno pretendiendo un placer desorbitado. Weird.
La cubista weeping. Una sola vez tuve sexo con ella. Lo suficiente para que, minutos después me amara por toda la eternidad y horas después me dijera que no era yo lo que buscaba en un hombre ideal. Cucú, cucú. No era fea, bueno, lo era en el sentido estricto de la palabra. Era no-bonita, lo cual la convierte en automático en fea, pero debo decir que tenía un nosequéquequéseyo que la hacía medianamente atractiva, era tan rara que era hipnotizante, como cuando no puedes dejar de ver una pintura en un museo. El maestro no pudo haberla retratado mejor. No lo sé. Quizá fue la forma tan atrevida y desparpajada con la que me besó la primera vez, rodeando mi escritorio y atacándome sin que yo pudiera hacer algo por evitarlo. Pero el punto es que lloraba desconsolada con cada movimiento oscilatorio y/o trepidatorio de la cama. Sus gemidos lastimeros se confundían con sus pequeños gemiditos placenteros y yo, justo al terminar, emprendí la graciosa huida a la ducha.
La shallow nazi. Hay momentos para exigir, para gritar, para pedir con autoridad e incluso para suplicar por sexo. No es lo mismo susurrar sensualmente: "¡Ya métemela!" que gritar con voz de niña chiquita: "¡Estoy vacía!". Nadie, ningún hombre digno de su ralea quiere escuchar eso, en ningún momento, menos cuando uno se está poniendo un condón con todo el cuidado del mundo. Y entonces levanté la mirada y la vi justo en posición de labor de parto. ¡Qué cosa más extraña! La consecuente disminución de libido no hizo más fácil el enmicado condoniano. Fue en ese momento cuando debí haber dicho una frase que retumbaría en sus oídos y en su frágil autoestima por siempre. "Pues yo te veo bastante llenita eh reina". "Pues a ver si lees algo que no sea Sor Juana de vez en cuando". "En serio, más CNN y menos E!". "Pues si tuvieras un poco más de consideración hacia tus prójimos no sentirías esa vacuidad en el alma". O algo así.
Creo que casi todas de las cosas extrañas y maniáticas que me han pasado tienen que ver con gritos o sonidos en general. Tampoco está de más decir que esto sólo es la punta del iceberg, así que prometo echarme un clavado en los anales de mi memoria privilegiada y restacar de las profundidades las más divertidísimas historias de coitus-brutus que tengo en mi haber.
¡¡¡ letem bi lait !!!
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No soy un experto yo, y tampoco pretendería decir que lo he visto todo. Pero si algo he aprendido a lo largo de la vida y las sábanas, es que hay tantas manías y frustraciones sexuales como personas hay en el mundo. Pero si alguien quisiera hacer un tratado sobre disfunciones y traumas freudianos, yo con mucho gusto les compartiría mis anécdotas. No es que me vanaglorie pero hay bastante tela de donde cortar. Pero por ahora, hagamos un top five no necesariamente en orden de humillación/payasada/etecé.
La sex-shop-aholic. Hubo una vez en mis despertares que mi acosadora número uno prácticamente me violó. Sí, me violó seguidores. Me sentí tan usado, tan objeto, tan... tan no sabía ni qué había pasado. Me quitó la ropa, me aventó a la cama, analizó minuciosamente mi erección y me puso magistralmente un condón. Se desnudó ella y sus enormes tetas bamboleantes (no en el buen sentido) se balanceaban frente a mi cara y lentamente se sentó en mí, subía y bajaba y gemía. Mi inexperto cuerpecito reaccionaba a la fricción previsiblemente, pero en cuanto yo comencé a sentir la explosión, ella ya estaba de pie frente al espejo vistiéndose. ¿? Entonces supe que erré el camino, para la próxima vida reencarnaré en un dildo.
La silence-freak. Sí, estoy de acuerdo, era prohibido, nadie tenía que enterarse, yo debía estar durmiendo en casa y ella tenía novio, su mamá dormía en el cuarto adyacente, y sin embargo ella me metía sus dedos a la boca en un afán silenciador que yo jamás entendí. No por el hecho, porque como podrán darse cuenta, se suponía que no deberíamos estar haciendo eso, ahí, en ese momento. No entendí sus ganas de callarme pues de su garganta salían atronadores gemidos, tan exagerados como inverosímiles. En vez de excitarme me hacían estremecer mis huesitos auditivos. Y ni siquiera eran gritos prolongados, ella misma se daba cuenta de que estaba subiendo
La ese pe eme. Yo tenía veinticuatro años y ella treinta. Habíamos tenido una materia en común en la maestría, Investigación de Operaciones y ella, escudándose en su formación social me pedía ayuda con cierto modelo de filas especialmente complicado. Una cosa derivó en otra y recibí una invitación a comer. ¿Comer? ¡Sí! Aunque justo ese día era el lanzamiento en el mundo mundial de Harry Potter and the Half-Blood Prince (el libro por supuesto). Entonces me cambió la comida por un café después -gracias a Dios-. Entonces yo llegué a la cita muy feliz con mi ladrillo bajo el brazo, ansioso por terminar con el trámite protocolario de la date y el acostón prometido y comenzar a leer. ¡Oh gran error! En plena mesa, ella se dobló de dolor premenstrual (o algo así). Ya en su casa, en su habitación, las cosas no mejoraron. Fue algo de lo más extraño, sus gritos de dolor bien pudieron haber sido emitidos por cualquier actriz porno pretendiendo un placer desorbitado. Weird.
La cubista weeping. Una sola vez tuve sexo con ella. Lo suficiente para que, minutos después me amara por toda la eternidad y horas después me dijera que no era yo lo que buscaba en un hombre ideal. Cucú, cucú. No era fea, bueno, lo era en el sentido estricto de la palabra. Era no-bonita, lo cual la convierte en automático en fea, pero debo decir que tenía un nosequéquequéseyo que la hacía medianamente atractiva, era tan rara que era hipnotizante, como cuando no puedes dejar de ver una pintura en un museo. El maestro no pudo haberla retratado mejor. No lo sé. Quizá fue la forma tan atrevida y desparpajada con la que me besó la primera vez, rodeando mi escritorio y atacándome sin que yo pudiera hacer algo por evitarlo. Pero el punto es que lloraba desconsolada con cada movimiento oscilatorio y/o trepidatorio de la cama. Sus gemidos lastimeros se confundían con sus pequeños gemiditos placenteros y yo, justo al terminar, emprendí la graciosa huida a la ducha.
La shallow nazi. Hay momentos para exigir, para gritar, para pedir con autoridad e incluso para suplicar por sexo. No es lo mismo susurrar sensualmente: "¡Ya métemela!" que gritar con voz de niña chiquita: "¡Estoy vacía!". Nadie, ningún hombre digno de su ralea quiere escuchar eso, en ningún momento, menos cuando uno se está poniendo un condón con todo el cuidado del mundo. Y entonces levanté la mirada y la vi justo en posición de labor de parto. ¡Qué cosa más extraña! La consecuente disminución de libido no hizo más fácil el enmicado condoniano. Fue en ese momento cuando debí haber dicho una frase que retumbaría en sus oídos y en su frágil autoestima por siempre. "Pues yo te veo bastante llenita eh reina". "Pues a ver si lees algo que no sea Sor Juana de vez en cuando". "En serio, más CNN y menos E!". "Pues si tuvieras un poco más de consideración hacia tus prójimos no sentirías esa vacuidad en el alma". O algo así.
Creo que casi todas de las cosas extrañas y maniáticas que me han pasado tienen que ver con gritos o sonidos en general. Tampoco está de más decir que esto sólo es la punta del iceberg, así que prometo echarme un clavado en los anales de mi memoria privilegiada y restacar de las profundidades las más divertidísimas historias de coitus-brutus que tengo en mi haber.
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martes, 2 de febrero de 2010
... El día de la marmota ...
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Es raro, o bueno a mí me lo parece que dos autos con nombres tan similares -in a matter of speaking- sean tan diferentes. Y de marcas o constructores tan disímbolos entre sí.
Diríanme, ¿qué tienen en común estos dos autos?
Además de que ambos poseen dos pares de ruedas, su motor hace run run run run run run run run y viajan de aquí para allá, no hay muchas similitudes. Pontiac Solstice y Chevrolet Equinox son sólo muestras palpables de la gandallez de los mercadólogos que ni por la cabeza les pasa que sus nombres pueden ser asociados a otra cosa que no sean sus autos.
Chrysler-Dodge ha tenido más sensatez. Cirrus y Stratus son marcas suyas. Muero por ver cómo resuelven en un futuro el auto llamado Nimbus sin que yo u otros nerds piensen automáticamente en una escoba voladora. Y seguro piensan que Cumulus no es un buen nombre para un automóvil.
Solsticio y equinoccio. Hoy justo nos encontramos a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Entre la noche más larga del año, cuando las cosas se ven más oscuras y la entrada majestuosa de Helios por el oriente, a la época de la iluminación.
Entre elzapato y el pantalón frío y el calor, hoy dos de febrero de dos mil diez, un día después de una fecha palíndrome 01022010 y azotados por el frente frío número 28, sacamos la cabeza del agujero cual marmotas para pronosticar el fin del invierno. Para ver hacia adelante y dejar de preguntarnos quién se ha llevado el mes de enero para comenzar a preguntarnos a dónde nos llevará febrero, y marzo, y abril...
No es casualidad que los gregorianos hayan elegido éste día para celebrar el día de la candelaria. El día en que Jesús niño-dios fue presentado en el Templo pos sus padres, según la tradición judía. Después de escapar de la persecución heródica, asomó por fin la cabeza ante su reino futuro para anunciar el fin de los tiempos impíos y la purificación de sus almas. Así mismo, la purificación de María ante Dios a pesar de los ojos avisores de la comunidad religiosa de Jerusalén.
Las fiestas de pascua se dan -en este hemisferio- en los calientitos días de primavera, no tan aptos para la redención cuando estamos en Ixtapa en pleno spring-break, por eso los gregorianos recorrieron la celebración redentora a diciembre, justo en el solsticio de invierno, repito, la noche más larga del año, el día más oscuro.
No hay punto ni moraleja ni reflexión. Ahora me voy a la cama esperando que el calendario marque mañana el 2 en vez del 1. A estas alturas, aunque a veces me gustaría que el tiempo corriera más despacio, no estoy para andar repitiendo días (aunque tenga mis favoritos, siempre el que viene es mejor).
Adelante (Post patrocinado por Bancomer, NOT!).
¡¡¡ letem bi lait !!!
Es raro, o bueno a mí me lo parece que dos autos con nombres tan similares -in a matter of speaking- sean tan diferentes. Y de marcas o constructores tan disímbolos entre sí.
Diríanme, ¿qué tienen en común estos dos autos?
y
Además de que ambos poseen dos pares de ruedas, su motor hace run run run run run run run run y viajan de aquí para allá, no hay muchas similitudes. Pontiac Solstice y Chevrolet Equinox son sólo muestras palpables de la gandallez de los mercadólogos que ni por la cabeza les pasa que sus nombres pueden ser asociados a otra cosa que no sean sus autos.
Chrysler-Dodge ha tenido más sensatez. Cirrus y Stratus son marcas suyas. Muero por ver cómo resuelven en un futuro el auto llamado Nimbus sin que yo u otros nerds piensen automáticamente en una escoba voladora. Y seguro piensan que Cumulus no es un buen nombre para un automóvil.
Solsticio y equinoccio. Hoy justo nos encontramos a medio camino entre el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera. Entre la noche más larga del año, cuando las cosas se ven más oscuras y la entrada majestuosa de Helios por el oriente, a la época de la iluminación.
Entre el
No es casualidad que los gregorianos hayan elegido éste día para celebrar el día de la candelaria. El día en que Jesús niño-dios fue presentado en el Templo pos sus padres, según la tradición judía. Después de escapar de la persecución heródica, asomó por fin la cabeza ante su reino futuro para anunciar el fin de los tiempos impíos y la purificación de sus almas. Así mismo, la purificación de María ante Dios a pesar de los ojos avisores de la comunidad religiosa de Jerusalén.
Las fiestas de pascua se dan -en este hemisferio- en los calientitos días de primavera, no tan aptos para la redención cuando estamos en Ixtapa en pleno spring-break, por eso los gregorianos recorrieron la celebración redentora a diciembre, justo en el solsticio de invierno, repito, la noche más larga del año, el día más oscuro.
No hay punto ni moraleja ni reflexión. Ahora me voy a la cama esperando que el calendario marque mañana el 2 en vez del 1. A estas alturas, aunque a veces me gustaría que el tiempo corriera más despacio, no estoy para andar repitiendo días (aunque tenga mis favoritos, siempre el que viene es mejor).
Adelante (Post patrocinado por Bancomer, NOT!).
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