No soy particularmente afecto a sentir apego por las personas, salvo contadas excepciones que lo confirmarían. Pero con los objetos es otra cosa …
De los lugares ni se diga. He sufrido en verdad con la mayoría de mis mudanzas; las paredes vacías del inmueble abandonado, más que hacerme sentir nostalgia por ellas en sí mismas, es por el recuerdo del tiempo pasado entre una y otra, de la compañía en determinados momentos y también de sus ausencias.
Como en alguna ocasion comenté a propósito de otro tema (que hoy no viene al caso), así como mis espacios virtuales, también mis espacios físicos son yo. Mi cuarto, mi barra del Bar y mi oficina. Todo tiene el orden perfecto para cumplir lo que pretendo.
Todo viene al caso porque hoy por la tarde entregaré las llaves de lo que en tiempos más felices fue “mi oficina” por DOS AÑOS:
Hoy se ve así:
Nos apegamos a las cosas que creemos que nos dan felicidad, pero quizá sea otra cosa:
Miedo a la pérdida, miedo al duelo.
Hoy lo lamentaré y mañana lo superaré.
Unas líneas de silencio por la oficina vacía …
¡¡¡ letem be lait !!!
3 comentarios:
Los espacios vacíos transmiten una melancolía que toma tiempo superar. Por mucho que entendamos que siempre habrá algo mejor en otro lado, no dejamos de formar parte de unas paredes... materialistamente real.
Espero que encuentres un nuevo lugar que te de más emociones y aún mejores momentos, que te ayude a superar los desalientos y suavice las preocupaciones...
también deseo que no olvides el último lugar donde estuviste, con sus momentos.
Siempre hay nuevas oportunidades en los nuevos lugares que ocupamos.
Algunas veces llegué a olvidar que había unas manchas en el piso desde el principio ...
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